Capítulo 30
Ya es más de medianoche cuando
comienzo a oír el rumor lejano de gente, de bullicio y de vida.
Señal inequívoca de que estamos muy cerca de Dasian.
Nos miramos unos a otros y veo
algo en los ojos de mis amigos que hacía días que no veía:
ilusión. Se sabían más cerca de nuestra meta y habían salido
bastante ilesos de un bosque lleno de ratas desquiciadas y plantas
asesinas. Para mí, ésto es un incentivo para seguir adelante;
además tengo muy presente en todo momento lo que me dijo Kitz: he de
controlar lo que me ocurre, es demasiado peligroso y a la vez
demasiado embriagador...
Nos agazapamos junto a unos
matorrales y vemos el ambiente deprimente de Dasian: casas sucias,
manchadas de barro y basura. Borrachos durmiendo en plena calle
siendo saqueados por niños aún muy jóvenes para robar. Prostitutas
maquilladas como si fueran muñecas patéticas acercándose como aves
de presa al primer hombre que ven. La atmósfera es asfixiante y
gris, sin luz ni color. Es horrible.
Nos enfundamos en nuestras capas
para disimular nuestro aspecto aralio y caminamos decididos por el
pueblo.
-Hola guapo, ¿quieres hablar
en un sitio más tranquilo?- le dice una mujer rubia a Ishtral
mientras le acerca la mano a la entrepierna.
-No, gracias- contesta él un
tanto sobresaltado por la ligereza de movimientos de aquella mujer.
-Pues vaya desperdicio,
cielo.
-Vaya, vaya... que éxito
tienes sargento.
El comentario lleno de sorna de
Jake me hace reír haciendo que Ishtral dirija una mirada fría como
el hielo a mi amigo.
-Mejor tener éxito con
prostitutas que con ratas, ¿no piensas lo mismo Jake?
-Oye tú...
-No empecéis por favor.
Estoy agotada, sucia y dolorida. Dadme un respiro- imploro.
Ambos resoplan y se callan. Sí,
se odian, pero al menos no intenta arrancarse los ojos como pasó en
casa de Kitz, algo es algo.
-Lyx, mira, esa posada no
parece demasiado cara, podríamos dormir allí un par de noches y
aprovechar ese tiempo para hablar con los habitantes de este pueblo y
saber algo más acerca del Rey y su política de terror- sugiere
Ishtral.
-De acuerdo, vayamos a
preguntar.
Nos paramos en la entrada del
edificio señalado por el sargento Blood.
La puerta debió de ser hace
años de color azul, hoy es de un color indescriptible. La fachada
está a punto de venirse abajo; las ventanas, sucias y unas letras
con el nombre de la posada están descolgadas suponiendo un peligro
público... Lo peor es que parece ser la más lujosa de los
alrededores.
Entramos en fila, Ishtral el
último pues su pelo y ojos podían delatarnos. Me acerco a recepción
y me atiende un anciano de barba negruzca y ojos cansados. Se le ve
sumamente mayor y nunca para de toser. Siento una inmensa pena por
aquel hombrecillo débil y enfermo. Pido dos habitaciones y digo que
estaremos por aquí dos noches.
Subimos por unas escaleras de
madera que crujen a cada paso, como quejándose de la edad que
tienen, acorde a la del dueño. Una vez situados junto a las puertas
de las habitaciones, una frente a la otra, les digo a mis amigos que
van a tener que dormir juntos. No tenemos mucho dinero para alquilar
tres habitaciones. Al principio Jake se queja e Ishtral se limita a
mirarlo con desdén. Tras una breve discusión ambos aceptan y entran
en su alcoba dándose codazos.
En cierto modo esa reacción
infantil me recuerda a las peleas que tenía con Pete. Al recordar a
mi hermano una oleada de dolor e ira me revuelve las tripas y la
herida abierta de mi cuello palpita. Siento calor y frío. Me clavo
las uñas para volver en mí y, a tropezones, entro en mi habitación
para dejarme caer en la cama, dominada por espasmos. Supongo que a
ésto se refería Kitz, mi cuerpo está cambiando. Lo noto. En una
esquina de la habitación me parece ver el abismo oscuro de los ojos
de la araña que nunca me deja. El dolor se calma y me quedo dormida.
En el piso de arriba un joven de
cabellos arremolinados y negros como el carbón está sentado junto a
la ventana, fumando hasta difuminar su rostro con el humo. Sabe
quienes son los nuevos inquilinos. Flair abre la ventana y deja caer
la colilla. Cada uno de sus movimientos está siendo observado por
una chica que le sonríe y a la que él hace una señal cómplice.
Cuando éste cierra la ventana,
la joven vuelve a su trabajo, desatando su corpiño ante un hombre
que no conoce, del cual solo le importa el dinero que le dará cuando
acabe la noche.
Capítulo 31
En casa de Kitz
-¿Cómo se siente, princesa
Rothian?- pregunta Kitz.
-Dolorida. Desfigurada.
Inútil. Patética.- contesta con amargura.
Kitz sonríe y su mirada se
oscurece mientras le cambia las vendas. El hecho de que la princesa
decidiera quedarse no fue solo para recuperarse. De todos sus
compañeros, Rothian es la débil, a la que hay que salvar, por la
que hay que preocuparse. La propuesta de Kitz fue lo que ella
necesitaba: si te quedas, te convertiré en alguien mucho más
fuerte. No obstante, nada es gratis. Hay que pagar un precio por lo
que deseamos y la princesa está dispuesta a conseguir su objetivo,
cueste lo que cueste.
El cambio para ella ha
comenzado. Al principio lloró, pues estaba borrando cualquier rastro
de quien era antes, pero la situación requiere a alguien mucho más
capaz y sabe que puede convertirse en ese alguien.
Lentamente y entre gritos de
dolor ahogados, va despegando de su piel supurante las tiras de
vendas, de manera que ahora solo está cubierta por ese raro mejunje
que Kitz le untaba en los apósitos antes de colocárselos.
Sabe lo que viene ahora, solo
queda esperar.
Mientras, Kitz se encierra en
una sala con un gran horno; está trabajando una pieza de oro,
dándole forma, haciendo una obra de arte. Está fabricando algo que
permita a la nueva Rothian controlar su nuevo poder...
Mientras tanto, Shadow
Shadow, como una sombra en la
noche, atraviesa el bosque sin problemas. Para alguien tan hábil
como él unas pocas lianas no han sido más que un juego de niños,
el calentamiento. Está emocionado, la cacería ha comenzado y aúlla
a la luna ansioso por encontrarse cara a cara con su presa. Se hunde
en el barro pero no se detiene, tiene magulladuras por todo el cuerpo
causadas por ratas que han pagado cara su osadía y moratones hechos
por la presión de plantas carnívoras que no van a volver a probar
carne nunca más.
Cada obstáculo en su camino es
un incentivo para ir más rápido. Por algo es el mejor espía de Su
Majestad, nunca la ha decepcionado y no va a hacerlo ahora.
Capítulo 32
Me despierto con el sonido de
unos nudillos en mi puerta. Es cierto que había dormido, pero no
había descansado. Mi sueño ha estado plagado de pesadillas sobre
arañas gigantescas, grotescos cadáveres y una versión de mí, con
los ojos encendidos en llamas y bañada en sangre... supongo que eso
es en lo que voy a convertirme si no aprendo a manejar estos accesos
de ira que últimamente me azotan. El sonido de un puño en mi puerta
me trae de vuelta al mundo real, me levanto de la cama y abro; es
Ishtral.
-Buenos días, Lyx. ¿Qué
tal?
-He estado mejor, dejémoslo
ahí- me callo por un segundo buscando a mi amigo-. ¿Dónde está
Jake? Ishtral espero que no lo hayas asesinado mientras dormía.
-Mentiría si te dijera que
no lo pensé, pero estaba demasiado cansado para pensar en una
coartada así que decidí dejarlo para otra ocasión. No está aquí
porque cuando se despertó dijo que quería serte más útil y se fue
a hablar con los aldeanos. Es como un cachorrito bien entrenado- dice
sonriendo irónicamente.
-No seas cruel- aunque no
resulto muy creíble puesto que el comentario de Ishtral me había
hecho reír.
-Vamos a comer algo y
pensamos en nuestro siguiente paso con el estómago lleno. Me muero
de hambre, creo que si no como algo ya, sería capaz de... de comerte
a ti- dice mirándome de reojo y con su media sonrisa.
-Ya... pues mejor te comes
una manzana y a mí me dejas en paz.
Ishtral entra en su cuarto para
coger algunas piezas de oro para pagar el desayuno y su capa para
ocultar sus llamativos rasgos. En ese momento, me giro y me choco con
el cuerpo de un hombre provocando que ambos caigamos escaleras abajo.
-¡Oh lo siento mucho! Iba
con prisa y no me di cuenta de que estabas en medio. ¿te encuentras
bien? ¿te has hecho daño?- dice el desconocido.
-No te preocupes, tiene la
cabeza bastante dura.
-Blood, de verdad, cállate.
Y en cuanto a ti, tranquilo, peores golpes me he llevado. Estoy bien,
además, tú también te has caído, ¿cómo estás?
-Creo que sobreviviré- dice
sonriendo-. Mi nombre es Flair, ¿y vosotros?
-Yo soy Lyx y él es Blood.-
no puedo referirme a Ishtral por este nombre puesto que solo yo le
llamo así ni tampoco puedo llamarlo “sargento”, nombrarlo es
cada vez más difícil...
-Encantado, y disculpa de
nuevo. Para recompensarte, os invito a los dos a un buen desayuno.
-¿No tenías prisa?- comenta
Ishtral un tanto suspicaz.
-Ya llego tarde así que...
No importa. ¿Vamos?
Flair nos invita a comer
mientras nos habla de él, de lo que hace allí (por lo visto es un
comerciante de vinos), de la gente de ese pueblo... Es una mañana
casi normal y eso me parece bastante raro teniendo en cuenta nuestra
situación.
Salimos los tres de la posada y
de repente, una chica de una belleza extraordinaria, de cabellos de
oro y ojos verdes, felinos, se echa llorando a los brazos de Flair.
-¡Hermano! Un hombre ha
intentado violarme, lo he dejado inconsciente dándole un golpe con
un jarrón... creo que lo he matado. ¿Qué hago?
Ishtral y yo vemos la situación
como algo irreal, como un sueño. Ambos actúan de manera extraña,
casi fingida. Nos acercamos al lugar donde supuestamente esa chica ha
sido víctima de un intento de violación, la habitación de un
prostíbulo. Con lágrimas en los ojos y dominada por unos temblores
irrefrenables, la joven nos lleva a su alcoba y en la cama, desnudo,
yace Jake.
El sargento Blood y yo nos
quedamos momentáneamente petrificados y luego me abalanzo sobre el
cuerpo de Jake. Estoy asustada, ella dice que cree que lo ha matado.
Las lágrimas empiezan a abrirse paso por entre mis pestañas. Jake
no puede estar muerto. No puede. No se lo permito. No puede haberme
dejado así, sin más. Entonces, mi amigo, supuestamente muerto,
levanta la cabeza y susurra: “Lyx, ¿qué pasa? ¿te ha hecho algo
ése?”. Por “ése” se refiere a Ishtral. No sé si reír o
llorar. No entiendo lo que pasa y odio no entender. Me giro hacia
Flair y hacia la que por lo visto es su hermana. ¿Qué había pasado
entre esos dos?
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