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jueves, 23 de junio de 2016

Capítulos 27, 28 y 29

Capítulo 27

Kitz nos despierta a todos golpeando un cazo con una cuchara de madera y gritando. Ya ha recuperado su carácter jovial a pesar de que durante nuestra charla de anoche, fue como si los años le devoraran y no pudiera con su propio cuerpo.
Nos sirve algo caliente para intentar levantarnos el ánimo. Queremos continuar nuestro camino pero nos cuesta hacerlo dejando atrás a Rothian. Mientras Jake recoge las pocas pertenencias que traíamos, Ishtral habla con Kitz y le agradece su ayuda y hospitalidad. Yo, por mi parte, abrazo a mi amiga, no ha sido mucho el tiempo que hemos pasado juntas pero se ha ganado poco a poco mi total confianza y, si soy sincera, me siento culpable por su actual estado. Su piel antes brillante ahora, entre las vendas, se ve rota, amoratada.
-Rothian, lo siento.
-¿Qué sientes?
Tomo sus manos y acaricio una banda de piel que no está cubierta por las gasas. Ella lo entiende. Toma mi barbilla y la alza haciendo que la mire a los ojos.
-No fue tu culpa, además -dice bajando mucho la voz y sonriendo-, así quizá Jake deje de mirarme, a veces me pone incómoda.
Me quedo unos instantes sorprendida por su respuesta y rompo en una carcajada. Nos abrazamos. La voy a echar de menos pero sé que pronto nos veremos de nuevo.
Guardamos algunos alimentos que nos ha dado Kitz en unas pequeñas mochilas de cuero marrón y nos despedimos en la puerta.
Nuestro pequeño amigo da un largo silbido y una horda atronadora de ratas empieza a llegar de los recovecos existentes en la explanada que hay frente a la casa. Rothian da un pequeño grito y, nerviosa, toca su malherido cuerpo. Los demás nos ponemos en tensión, preparados para atacar pero cuando los roedores llegan junto a nosotros, a medio metro de mis pies se paran. Todas y cada una de ellas nos miran fijamente con sus pequeños ojos rojo rubí.
-Tranquilos, les he dicho a mis preciosas ratitas que os acompañen hasta que salgáis del pantano... para evitar posibles estrangulamientos por parte de vuestras amigas las lianas.
Jake es el primero en adentrarse en ese océano de patas y dientes afilados, seguido por Ishtral. Los animales le van abriendo paso. Rothian entra en la casa. Me giro para despedir a Kitz y articula unas palabras con su boca: “aprende a controlarlo”. Asiento y sigo a mis amigos. Debería domar a la fiera sanguinaria que late en mí, que tiene hambre y que disfruta matando; el problema es que no sé si quiero hacerlo. Un relámpago anaranjado cruza mis ojos al pensar en el monstruo en el que puedo convertirme. Vuelvo a oír la risa de la anciana como un eco lejano y sonrío.

Capítulo 28

La noche anterior a la partida de Lyx y los demás de casa de Kitz.

Una sombra de ojos púrpura cae envuelto por la niebla en el bosque. Shadow va a empezar la misión que le ha sido encomendada: encontrar a la princesa viva, los demás son prescindibles. Da vueltas un rato buscando huellas, pertenencias, algún tipo de rastro dejado por la princesa. A pesar de que esta tarea le roba un par de horas, al final encuentra, tras unos arbustos, la tierra removida y parece que no hace mucho de eso, puede que unos cinco o seis días. El espía aralio se quita sus guantes negros como la noche dejando a la vista una piel fina y blanca como la luna. Araña la tierra hasta que roza algo: una mochila voladora de Arala. Según lo que dijo la Reina, aparte de la princesa, le acompañaban otras dos personas, una presa y el sargento Blood. Nunca le ha caído bien ese tipo. Demasiado altivo y perfecto. Shadow disfruta al pensar en que ese pedante por fin ha cometido un error imperdonable. Se levanta buscando más espacio donde la tierra delate otro agujero. Los encuentra pero algo no le cuadra: según la Reina, con la princesa Rothian viajan otras dos personas, ¿Por qué hay cuatro mochilas? Eso significa que hay alguien más. Ahora mismo se siente como un cazador olfateando a su presa, que desconoce su fatal destino. Siente una leve excitación y se adentra en el bosque silbando una canción espeluznante.

Capítulo 29

Subimos por esa empinada chimenea que conecta el hogar de Kitz con la superficie. Al salir, una bocanada de aire húmedo y frío nos da un puñetazo en la cara ahogando nuestros pulmones. Las ratas nos rodean evitando que las lianas se nos acerquen. Veo a las plantas deslizarse por entre el barro y las rocas, esperando la oportunidad para darse el banquete que se les escapó la última vez. Pululando como insectos, siseando como serpientes. Da escalofríos.
Caminamos casi durante un día por un pantano enorme en este bosque que empiezo a creer interminable. Al fin, cuando vuelve a caer la noche, el fango comienza a ser menos espeso, los árboles vuelven a tener hojas y el aire es menos húmedo. Las ratas se paran en seco y comienzan a retroceder. Señal inequívoca de que hemos llegado a los límites de aquel lúgubre lodazal.
Paramos en un pequeño claro atravesado por un riachuelo. Nos lanzamos a la pequeña corriente de agua para lavarnos la cara, beber agua y rellenar las cantimploras.
Jake se quita la camiseta y me acerco con él junto al agua para lavar sus heridas y colocarle otras vendas limpias que me había dado Kitz. Mientras, Ishtral saca de su mochila el mapa que vimos en casa del pequeño hombrecillo.
Mi amigo aprieta los labios debido al escozor que le causa el agua corriendo por su piel magullada.
-Perdona, ¿te duele mucho?
Me mira con una sonrisa débil y niega con la cabeza. Sigo lavando su torso musculado, esculpido por años y años viviendo en la calles. Soy consciente de que me mira fijamente.
-¿En qué piensas, Lyx? Te noto más seria de la cuenta desde hace un par de días.
Ishtral levanta la vista del mapa para escuchar la conversación que mantenemos Jake y yo.
-¿Te parece poco lo que nos ha pasado? Debería de haber venido sola, así Rothian no estaría desfigurada, tú no estarías marcado por cientos de mordiscos y el sargento no hubiera estado a punto de morir asfixiado por esas lianas...
-No es tu culpa Lyx. No me obligaste a venir.
-Lo sé pero...
Me atrae hacia sí y me abraza dulcemente, entierro mi cabeza en su cuello dejando que me tranquilice. A pesar de lo sucedido los últimos días él sigue siendo el único al que dejo ver mi lado más vulnerable. Ishtral, sin cambiar la expresión, vuelve a bajar la cabeza hacia el plano.
-Estamos cerca de un pueblo llamado Dasian. Por lo visto, este bosque es conocido como el Bosque Muerto y esa población es fronteriza. Calculo que solo nos falta algo más de un día. Podemos quedarnos aquí esta noche o seguir andando y llegar antes. ¿Qué queréis hacer?
Jake me mira, me separo de él y digo que seguiremos andando, ya hemos estado demasiado tiempo parados en casa de Kitz. Recogemos y nos dirigimos hacia Dasian.

En ese momento en una posada de Dasian.

-¿Cuál es su nombre, señor?
-Me llamo Flair. Me gustaría hospedarme aquí.
-¿Cuánto tiempo tiene intención de quedarse, señor?
-No estoy muy seguro, estoy esperando a unos amigos.

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