Capítulo 12
Tal y como Rothian dijo, a las
once y media de la noche oigo a Ishtral hablar con el guardia que
había estado vigilándome desde las siete de la tarde. Llega a mi
celda y se pone de espaldas a mí. No nos hablamos. A las doce y
media, cuando ya no se oye ningún tipo de ruido, Ishtral saca un
manojo de llaves y escoge una cuya forma retorcida llama mi atención.
Salgo de mi prisión y entre los dos apagamos algunas de las
antorchas para reducir la luz. El juego de luces y sombras endurecen
el perfil de Ishtral. Su boca parece esculpida en mármol.
Salimos por una pequeña
escalera de caracol escondida en uno de los numerosos recodos de las
mazmorras. Es muy estrecha y causa una cierta sensación de
claustrofobia. Ishtral nota mi angustia y me coge de la mano.
Juntos subimos un buen trecho
hasta que por fin veo la luz blanca y limpia de la luna. Él sale
primero y, agarrándome por la cintura, me eleva como si fuera una
pluma. Me sigue sujetando hasta que dejo de temblar.
-Ya puedes soltarla,
sargento -Jake nos observaba y no le estaba gustando lo que veía.
-¿Y si no quiero? -Me abraza
más fuerte y me siento como si simplemente estuviera en medio dos
estúpidos.
-Dejadlo ya, cuando tengáis
la suficiente edad como para estar juntos sin pelearos, avisadme
-digo librándome de los brazos de Ishtral y encabezando la marcha.
Nos alejamos de la cárcel y le
digo a Ishtral que se adelante, que le diga a Rothian que voy
enseguida. Yo antes debo despedirme de los huérfanos, en especial de
la pequeña Luy (la niña de la que Pete estaba enamorado).
El sargento Blood, aunque de
mala gana, acepta. Jake insiste en acompañarme y no puedo
reprochárselo, él y yo somos los mayores y todos los niños
dependen de nosotros, qué menos que darles un abrazo antes de irnos.
Jake y yo, corriendo por los
destartalados tejados de la zona sur de Arala, llegamos a nuestro
refugio, todos lo niños se reunían allí cada noche a pesar de
estar viviendo en la posada que les habilitó la Reina.
Allí nos reciben entre lágrimas
y abrazos. Las mangas de los más pequeños están manchadas de mocos
de tanto llorar. Necesitan descargar la pena y miedo pasado en los
últimos meses. Una pequeña parte de ellos les decía que los años
felices, viviendo juntos y robando manzanas para después huir de las
tenderas, habían llegado a su fin.
Nos sentamos todos en círculo y
Jake y yo les explicamos que nos tenemos que ir, que van a pasar un
tiempo sin vernos y que sean valientes. Sé que lo serán.
Jake y yo nos despedimos de
todos, uno a uno, pero me falta la pequeña Luy.
-Greg, ¿dónde está Luy?-
le pregunto a uno de los niños más mayores.
-Supongo que estará donde
siempre se esconde desde que Pete...
-¿Dónde?
-En el columpio largo, cerca
del lago.
-Gracias. Anda, corre con los
demás y cuídalos por mí.
-Lo haré, Lyx. Ten cuidado.
Le sonrío y los veo alejarse
hacia la posada donde ahora viven.
-Jake, ve junto a Rothian y
el Sargento Blood, diles que voy enseguida, tengo que buscar a Luy.
-Vale, pero no tardes,
debemos irnos antes de las cuatro de la madrugada o el sol nos hará
un blanco fácil para las tropas de Pryon.
-No te preocupes, solo voy a
buscarla para despedirme, sabes lo importante que era ella para Pete.
Dicho ésto, él parte hacia el
norte, hacia el bosque donde nos esperan nuestros amigos mientras que
yo me adentro más al sur, siguiendo el curso del río que conduce al
lago.
Capítulo 13
Llevo caminando unos veinte
minutos siguiendo el río, calculo que no quedará mucho hasta llegar
al columpio largo que, para aclarar dudas, es exactamente eso: un
columpio muy largo atado a la rama de un árbol.
Paso por un claro que,
extrañamente, parece estar más iluminado que el resto del mundo. Me
acerco más y, escondida tras el tronco de un árbol, veo a una
anciana de cabellos plateados. Me impresiona su aspecto, es como una
caricatura viviente: las piernas muy delgadas y pequeñas en
comparación con el imponente torso. Los párpados caídos y el
lóbulo de las orejas le llega por los hombros. La boca muy fina y
marcada por arrugas. Lo que me impresiona es lo oscuro de sus ojos,
un enorme iris negro brillante que casi le ocupa todo el ojo
comiéndose la parte blanca. Se balancea sentada en un banco, sus
diminutas manitas sostienen dos enormes agujas que están tejiendo...
una enorme hoja blanca con las hojas del árbol que estaba a su lado.
Cada vez que une una hoja a otra hace una grieta en el árbol, que
sangra derramando su savia color miel.
No sé por qué pero no puedo
parar de mirar a aquel personaje tan extraño que nunca antes había
visto.
-Hola, Lyx- dice la anciana
con voz lenta-. Anda linda, sal que te vea.
No me acerco a ella, permanezco
escondida.
-Lyx, preciosa, ¡Sal ahora
mismo!- cuando me grita lanza una de sus inmensas agujas con una
fuerza sobrehumana que traspasa el árbol y se queda a unos
milímetros de mi cuello.
Salgo temblando de miedo.
-Oh, mi linda niña, aquí
estás- al decir ésto extiende la mano hacia su aguja, que tiembla
dentro del árbol y vuelve volando a su apergaminada mano.
-¿Qu... qué quiere de mí?
- me siento mareada y el árbol donde se había clavado el “arma”
de aquella anciana se había ennegrecido hasta convertirse en ceniza.
-¿Por qué no te sientas y
hablamos?
-¿hablar de qué? -mantengo
las distancias.
-No sé, del clima, de Arala,
de ti, de mí, de Pete, Jake, Ishtral, Rothian... O de la extraña
muerte de tu madre, ¿qué te apetece, mi niña?
Abro mucho los ojos, cómo puede
saber esa anciana el nombre de mis amigos, de mi hermano. Cómo puede
saber lo de la muerte de mi madre...
-Tengo que irme.
-Tú la mataste, Lyx. A tu
propia madre. Qué niña más mala.
Un escalofrío quiebra mi
columna vertebral. ¿Cómo...?
-No, mentira, fue un
accidente, yo no...
-Tú sí. ¿Recuerdas?
Aquella noche oíste a tus padres gritar mucho. Pete era solo un
bebé. Tú tenías ocho años recién cumplidos. Papá y mamá
peleaban. Bajaste las escaleras descalza, asustada. Te asomaste al
marco de la puerta y viste a tu padre darle un puñetazo a tu madre.
Luego otro. Le sangraba el labio. Cayó al suelo. Una patada. Tú
temblabas y tu madre le gritaba a tu padre que no os tocara, que si
os hacía algo a Pete o a ti, ella le mataría. Tu padre le dio una
patada en la boca, apestando a alcohol y a locura. Tú no lo podías
soportar, corriste a la cocina y cogiste un cuchillo.
-¡NO! ¡PARA! ¡NO LO DIGAS!
-estoy de rodillas, llorando desconsoladamente y arañándome los
oídos. La anciana sonríe formando una mueca fantasmal.
-Con el cuchillo en tus
temblorosas manos te pusiste tras tu padre. “No vuelvas a pegarle a
mamá o...- ¿O qué, Lyx? ¿vas a matarme?” tu padre sonrió y
agarró del pelo a tu madre, que lloraba. Él le besó un ojo
amoratado y tú te lanzaste sobre él. Tu padre no se lo esperaba y
tu madre su puso entre él y tú. Tu fino camisón blanco se tiñó
de rojo, pero de la sangre de tu pobre e inocente madre. Tu padre,
temblando, huyó y nadie supo más de él. “mamá, perdona, yo no
quería, a ti no. Perdona mamá. No te mueras, perdona mamá”. Oías
de fondo el llanto de Pete.
Tu madre te besó la mejilla, te
dijo que no pasaba nada, que te quería más que a nadie y que
siempre te cuidaría. “Adiós, mi pequeña y valiente Lyx”.
Una neblina enturbia mis ojos y,
al mirar al suelo, veo un cuchillo ensangrentado a mi lado y mis
ropas manchadas de sangre. Otra vez no. Por favor, no.
De repente, la anciana golpea la
tela de hojas blancas y se forma una enorme red a mi alrededor. Estoy
inmóvil y mi instinto de supervivencia, anulado. Levanto con
esfuerzo los ojos, que han perdido su color y veo que la anciana está
de pie sobre un hilo. Da un paso y se le alargan las extremidades
naciéndole cuatro más. Otro paso y su cuerpo queda cubierto por una
pátina peluda. Otro paso y ya no hay anciana, hay una enorme araña
caminando hacia mí, babea y no puedo moverme. Una lágrima sucia y
polvorienta se derrama por mi cara. Cierro los ojos cuando siento las
patas de la araña estrujando mi cintura y su boca rozando la mía.
Capítulo 14
Mientras tanto en el bosque
de la zona norte.
-Eh, tú, ¿dónde está
Lyx?- pregunta Ishtral a Jake
-Tengo nombre, Bobo Real.
-Lo mismo digo.
-Ya está bien los dos. Jake,
¿dónde está Lyx? -media Rothian entre los dos.
-Cuando nos despedimos de
todos los huérfanos, la única que no estaba era Luy y Lyx quería
hablar especialmente con ella.
-¿Por qué con ella? -añade
Ishtral.
-El hermano de Lyx estaba
enamorado de esa niña. No quería irse sin darle un abrazo a Luy.
-¿Pero no está tardando
mucho?, sargento Blood, tengo un mal presentimiento- se nota el temor
de Rothian en su voz.
-Voy a por ella- Ishtral
estaba empezando a alarmarse.
-Te acompaño, sargento- Jake
siente que no debería de haberla dejado sola.
-No, dejadla sola. No sé
exactamente qué está pasando pero sé que Lyx vendrá pronto. Lo
sé.
Rothian tiene una especie de
sexto sentido. Cuando establece un vínculo emocional con alguien, es
capaz de saber, mejor dicho presentir, si la otra persona está bien.
Ella sinceramente espera no equivocarse con Lyx.
“Vuelve pronto, por favor”
piensa inquieta.
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