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lunes, 6 de junio de 2016

Capítulos 12, 13 y 14

Capítulo 12

Tal y como Rothian dijo, a las once y media de la noche oigo a Ishtral hablar con el guardia que había estado vigilándome desde las siete de la tarde. Llega a mi celda y se pone de espaldas a mí. No nos hablamos. A las doce y media, cuando ya no se oye ningún tipo de ruido, Ishtral saca un manojo de llaves y escoge una cuya forma retorcida llama mi atención. Salgo de mi prisión y entre los dos apagamos algunas de las antorchas para reducir la luz. El juego de luces y sombras endurecen el perfil de Ishtral. Su boca parece esculpida en mármol.
Salimos por una pequeña escalera de caracol escondida en uno de los numerosos recodos de las mazmorras. Es muy estrecha y causa una cierta sensación de claustrofobia. Ishtral nota mi angustia y me coge de la mano.
Juntos subimos un buen trecho hasta que por fin veo la luz blanca y limpia de la luna. Él sale primero y, agarrándome por la cintura, me eleva como si fuera una pluma. Me sigue sujetando hasta que dejo de temblar.
-Ya puedes soltarla, sargento -Jake nos observaba y no le estaba gustando lo que veía.
-¿Y si no quiero? -Me abraza más fuerte y me siento como si simplemente estuviera en medio dos estúpidos.
-Dejadlo ya, cuando tengáis la suficiente edad como para estar juntos sin pelearos, avisadme -digo librándome de los brazos de Ishtral y encabezando la marcha.
Nos alejamos de la cárcel y le digo a Ishtral que se adelante, que le diga a Rothian que voy enseguida. Yo antes debo despedirme de los huérfanos, en especial de la pequeña Luy (la niña de la que Pete estaba enamorado).
El sargento Blood, aunque de mala gana, acepta. Jake insiste en acompañarme y no puedo reprochárselo, él y yo somos los mayores y todos los niños dependen de nosotros, qué menos que darles un abrazo antes de irnos.
Jake y yo, corriendo por los destartalados tejados de la zona sur de Arala, llegamos a nuestro refugio, todos lo niños se reunían allí cada noche a pesar de estar viviendo en la posada que les habilitó la Reina.
Allí nos reciben entre lágrimas y abrazos. Las mangas de los más pequeños están manchadas de mocos de tanto llorar. Necesitan descargar la pena y miedo pasado en los últimos meses. Una pequeña parte de ellos les decía que los años felices, viviendo juntos y robando manzanas para después huir de las tenderas, habían llegado a su fin.
Nos sentamos todos en círculo y Jake y yo les explicamos que nos tenemos que ir, que van a pasar un tiempo sin vernos y que sean valientes. Sé que lo serán.
Jake y yo nos despedimos de todos, uno a uno, pero me falta la pequeña Luy.
-Greg, ¿dónde está Luy?- le pregunto a uno de los niños más mayores.
-Supongo que estará donde siempre se esconde desde que Pete...
-¿Dónde?
-En el columpio largo, cerca del lago.
-Gracias. Anda, corre con los demás y cuídalos por mí.
-Lo haré, Lyx. Ten cuidado.
Le sonrío y los veo alejarse hacia la posada donde ahora viven.
-Jake, ve junto a Rothian y el Sargento Blood, diles que voy enseguida, tengo que buscar a Luy.
-Vale, pero no tardes, debemos irnos antes de las cuatro de la madrugada o el sol nos hará un blanco fácil para las tropas de Pryon.
-No te preocupes, solo voy a buscarla para despedirme, sabes lo importante que era ella para Pete.
Dicho ésto, él parte hacia el norte, hacia el bosque donde nos esperan nuestros amigos mientras que yo me adentro más al sur, siguiendo el curso del río que conduce al lago.

Capítulo 13

Llevo caminando unos veinte minutos siguiendo el río, calculo que no quedará mucho hasta llegar al columpio largo que, para aclarar dudas, es exactamente eso: un columpio muy largo atado a la rama de un árbol.
Paso por un claro que, extrañamente, parece estar más iluminado que el resto del mundo. Me acerco más y, escondida tras el tronco de un árbol, veo a una anciana de cabellos plateados. Me impresiona su aspecto, es como una caricatura viviente: las piernas muy delgadas y pequeñas en comparación con el imponente torso. Los párpados caídos y el lóbulo de las orejas le llega por los hombros. La boca muy fina y marcada por arrugas. Lo que me impresiona es lo oscuro de sus ojos, un enorme iris negro brillante que casi le ocupa todo el ojo comiéndose la parte blanca. Se balancea sentada en un banco, sus diminutas manitas sostienen dos enormes agujas que están tejiendo... una enorme hoja blanca con las hojas del árbol que estaba a su lado. Cada vez que une una hoja a otra hace una grieta en el árbol, que sangra derramando su savia color miel.
No sé por qué pero no puedo parar de mirar a aquel personaje tan extraño que nunca antes había visto.
-Hola, Lyx- dice la anciana con voz lenta-. Anda linda, sal que te vea.
No me acerco a ella, permanezco escondida.
-Lyx, preciosa, ¡Sal ahora mismo!- cuando me grita lanza una de sus inmensas agujas con una fuerza sobrehumana que traspasa el árbol y se queda a unos milímetros de mi cuello.
Salgo temblando de miedo.
-Oh, mi linda niña, aquí estás- al decir ésto extiende la mano hacia su aguja, que tiembla dentro del árbol y vuelve volando a su apergaminada mano.
-¿Qu... qué quiere de mí? - me siento mareada y el árbol donde se había clavado el “arma” de aquella anciana se había ennegrecido hasta convertirse en ceniza.
-¿Por qué no te sientas y hablamos?
-¿hablar de qué? -mantengo las distancias.
-No sé, del clima, de Arala, de ti, de mí, de Pete, Jake, Ishtral, Rothian... O de la extraña muerte de tu madre, ¿qué te apetece, mi niña?
Abro mucho los ojos, cómo puede saber esa anciana el nombre de mis amigos, de mi hermano. Cómo puede saber lo de la muerte de mi madre...
-Tengo que irme.
-Tú la mataste, Lyx. A tu propia madre. Qué niña más mala.
Un escalofrío quiebra mi columna vertebral. ¿Cómo...?
-No, mentira, fue un accidente, yo no...
-Tú sí. ¿Recuerdas? Aquella noche oíste a tus padres gritar mucho. Pete era solo un bebé. Tú tenías ocho años recién cumplidos. Papá y mamá peleaban. Bajaste las escaleras descalza, asustada. Te asomaste al marco de la puerta y viste a tu padre darle un puñetazo a tu madre. Luego otro. Le sangraba el labio. Cayó al suelo. Una patada. Tú temblabas y tu madre le gritaba a tu padre que no os tocara, que si os hacía algo a Pete o a ti, ella le mataría. Tu padre le dio una patada en la boca, apestando a alcohol y a locura. Tú no lo podías soportar, corriste a la cocina y cogiste un cuchillo.
-¡NO! ¡PARA! ¡NO LO DIGAS! -estoy de rodillas, llorando desconsoladamente y arañándome los oídos. La anciana sonríe formando una mueca fantasmal.
-Con el cuchillo en tus temblorosas manos te pusiste tras tu padre. “No vuelvas a pegarle a mamá o...- ¿O qué, Lyx? ¿vas a matarme?” tu padre sonrió y agarró del pelo a tu madre, que lloraba. Él le besó un ojo amoratado y tú te lanzaste sobre él. Tu padre no se lo esperaba y tu madre su puso entre él y tú. Tu fino camisón blanco se tiñó de rojo, pero de la sangre de tu pobre e inocente madre. Tu padre, temblando, huyó y nadie supo más de él. “mamá, perdona, yo no quería, a ti no. Perdona mamá. No te mueras, perdona mamá”. Oías de fondo el llanto de Pete.
Tu madre te besó la mejilla, te dijo que no pasaba nada, que te quería más que a nadie y que siempre te cuidaría. “Adiós, mi pequeña y valiente Lyx”.
Una neblina enturbia mis ojos y, al mirar al suelo, veo un cuchillo ensangrentado a mi lado y mis ropas manchadas de sangre. Otra vez no. Por favor, no.
De repente, la anciana golpea la tela de hojas blancas y se forma una enorme red a mi alrededor. Estoy inmóvil y mi instinto de supervivencia, anulado. Levanto con esfuerzo los ojos, que han perdido su color y veo que la anciana está de pie sobre un hilo. Da un paso y se le alargan las extremidades naciéndole cuatro más. Otro paso y su cuerpo queda cubierto por una pátina peluda. Otro paso y ya no hay anciana, hay una enorme araña caminando hacia mí, babea y no puedo moverme. Una lágrima sucia y polvorienta se derrama por mi cara. Cierro los ojos cuando siento las patas de la araña estrujando mi cintura y su boca rozando la mía.

Capítulo 14

Mientras tanto en el bosque de la zona norte.

-Eh, tú, ¿dónde está Lyx?- pregunta Ishtral a Jake
-Tengo nombre, Bobo Real.
-Lo mismo digo.
-Ya está bien los dos. Jake, ¿dónde está Lyx? -media Rothian entre los dos.
-Cuando nos despedimos de todos los huérfanos, la única que no estaba era Luy y Lyx quería hablar especialmente con ella.
-¿Por qué con ella? -añade Ishtral.
-El hermano de Lyx estaba enamorado de esa niña. No quería irse sin darle un abrazo a Luy.
-¿Pero no está tardando mucho?, sargento Blood, tengo un mal presentimiento- se nota el temor de Rothian en su voz.
-Voy a por ella- Ishtral estaba empezando a alarmarse.
-Te acompaño, sargento- Jake siente que no debería de haberla dejado sola.
-No, dejadla sola. No sé exactamente qué está pasando pero sé que Lyx vendrá pronto. Lo sé.
Rothian tiene una especie de sexto sentido. Cuando establece un vínculo emocional con alguien, es capaz de saber, mejor dicho presentir, si la otra persona está bien. Ella sinceramente espera no equivocarse con Lyx.
Vuelve pronto, por favor” piensa inquieta.

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