Capítulo 90
Mientras Rothian y Flair están
fuera, Neldrey vuelve con un cliente asignado. Un hombre de unos
cincuenta años, asquerosamente rico y horriblemente odioso.
-Mi príncipe azul...- dice
ella mostrando una ficha en la que aparece una foto y el nombre de su
“cita”-. Siempre imaginé que tendría más pelo en la cabeza que
en la espalda pero bueno, nadie es perfecto.
Sonrío sin poder evitarlo. Así
es ella, incluso en momentos tensos sabe darle la vuelta a la
situación y hacer un comentario sarcástico. A veces puede resultar
incluso cruel y lo sabe, pero le encanta.
Al parecer, la madame ni
siquiera le ha preguntado sobre su repentina “vuelta al trabajo”.
Solo la ha mirado fijamente y, lanzando un suspiro de exasperación,
le ha entregado los datos de un noble y le ha dicho que se verían en
el hostal “Luna Negra”, en el segundo nivel de la ciudad, el
estrato de la aristocracia.
Cuando llega la pareja formada
por la princesa y el joven, Neldrey ya había conseguido unos trajes
muy sugerentes para nosotras y una especie de pantalones demasiado
ajustados en ciertas zonas para ellos. Está decidida a disfrazarnos
bien.
A media tarde, cuando ya lo
tenemos todo bien planeado, Flair sale con una sonrisa traviesa para
volver al rato con una botella de licor de frutas.
-Lo he robado. Si vamos a
arriesgarnos tanto esta noche, al menos quiero disfrutar de un
brindis con mis amigos.
-No sé si beber alcohol
antes de una misión tan importante...- responde Ishtral con su usual
tono recto y serio.
-Oh vamos, Bobo Real, un poco
de licor no nos va a hacer daño- le contesta Jake.
Yo río y rozo el hombro del
sargento mientras asiento. Al fin, acepta y Flair sirve la bebida en
nuestras copas. Cruza con Rothian una mirada cómplice que no
entiendo muy bien.
-Solo... Solo quiero decir
que ha sido un placer conoceros y que jamás os olvidaré pase lo que
pase esta noche-dice Flair con una mirada triste en sus hermosos ojos
oscuros.
-Oh, qué adorable, mi
hermanito se ha puesto melodramático- añade la chica rubia.
Todos reímos en un extraño
momento de felicidad. La calma antes de la tormenta, supongo.
Alzamos las copas y...
“Ni se te ocurra beber,
querida.”
Capítulo 91
El licor se escurre por mi
barbilla en un movimiento involuntario de mi muñeca. No puedo
controlar mi cuerpo y antes de que nadie se de cuenta me limpio los
restos de la pegajosa bebida. Todos salvo yo han disfrutado del
delicioso sabor y no puedo decir ni una sola palabra. Otra persona
controla mi lengua, que se siente áspera, grande y extraña en mi
boca.
“Cierra tu preciosa boquita y
déjame hablar a mí”.
¿Por qué? Pensé que por fin
había aprendido a controlar a ese maldito arácnido que juega con mi
mente. ¿Por qué se despierta ahora? ¿Qué pretende? No lo sé,
pero no puedo recuperar el control. Mi conciencia se ve desplazada a
una cárcel dentro de mi cerebro. Mi voz se acalla y otra yo emerge
para usar mis huesos y mis músculos. Otra Lyx se esconde tras mis
ojos y maneja mi cuerpo a su voluntad.
-¿Qué? ¿Os gusta el sabor?
Creo que el licor de fruta es lo único que me gusta de esta ciudad.
La voz de Flair me hace alzar la
barbilla y la otra Lyx dibuja una sonrisa arrogante mientras, con voz
dulzona y grave, dice lentamente: “delicioso”.
Ishtral me mira y yo intento que
descubra que no soy yo, que es la araña. Mi conciencia adormilada
grita para recuperar mi cuerpo. Entonces, siento como mis labios se
unen y desaparecen. Se me ha borrado la boca, ha desaparecido en mi
cara. El sargento se encoge sutilmente de hombros y desvía la
mirada.
“Estúpido” pienso. Oigo a
los demás hablar y cierro los ojos mientras otra versión de mí
maneja mi cuerpo.
Cuando los abro, me veo a mí
misma. Corrección: a la otra Lyx.
-Hola querida, ¿qué tal?-
dice con mi voz aunque arrastrando las palabras de una forma casi
seductora.
Ella chasquea sus largos dedos y
mi boca vuelve a surgir en mi cara.
-Devuélveme mi cuerpo. ¿Qué
quieres hacer conmigo?
-Salvarte, tontita.
-Oh claro, muchas gracias,
había olvidado que poseerme, intentar matarme, utilizarme y hacer
que me odie es tu forma de demostrar cariño.
Ella me mira y sonríe. Se
acerca a mí, que no puedo mover mi cuerpo ni un milímetro,
contoneando sus caderas.
-Parece que ya lo vas
entendiendo. Por cierto, me encanta tu cuerpo. Ser una anciana tiene
sus limitaciones, ¿sabes?
-Devuélvemelo. Es una orden.
Una risotada ensordecedora sale
de su boca.
-¿Una orden? Qué niña más
divertida. Mira, explicártelo ahora es una estupidez. Solo espera,
dentro de unos minutos entenderás por qué he tomado el control.
-¿Qué voy a comprender?
-Que jamás debes confiar en
nadie. Ni en tus amigos. Solo puedes confiar en mí.
-Vale, ahora sí que te has
vuelto loca del todo.
-¿Eso crees? Esperemos media
hora, querida.
Con un mohín elegante se gira
alejándose de mí. Otra vez la boca se me hunde en la piel y quedo
reducida al resto de una conciencia muda. Una espectadora inútil.
Sin voz ni voto.
Capítulo 92
Todos han ido a ponerse las
ropas que trajo Neldrey. Yo puedo ver lo que pasa a través de los
ojos que “la otra” me ha robado.
“Que comience el juego”. Su
voz resuena en mí y veo como la impostora cierra los párpados y se
tira al suelo.
“¿¡Qué haces!?” pienso
totalmente perdida.
“Shhh es hora de que las niñas
buenas se vayan a dormir”.
Es lo único que me contesta.
Silencio. Silencio y una abrumadora oscuridad.
Lágrimas de frustración me
queman las retinas. Entonces, siento como unas delicadas pero fuertes
manos me alzan como si fuera un cadáver y me depositan en el suelo
alfombrado. Siento cerca de mí a Ishtral, Jake y Neldrey. Lo sé sin
siquiera abrir los ojos. Simplemente estoy segura de ello.
-¿Preparada?- la voz de
Flair llega hasta mis oídos.
-Sí.
Es Rothian. ¿Qué ocurre?
-Flair, ¿solo están
dormidos verdad?
-Claro, no te preocupes.
Cuando despierten, tú y yo estaremos entrando al Castillo y Neldrey
ya no tendrá tiempo para acudir a su “cita” con aquel cerdo
adinerado. No tendrán más remedio que esperar.
-Vale...
-Rothian, mi amor, confía en
mí.
-Eso hago. Venga, no perdamos
más tiempo.
¿Qué significa lo que estoy
oyendo? ¿Nos han drogado? ¿Por qué? Oh, ahora entiendo por qué
esa araña no me dejó beber. El somnífero estaba en el licor.
“Exacto, querida. ¿Lo
entiendes? Tus amigos os han traicionado y yo te he protegido.”
Guardo silencio. Ahora mismo
tengo ganas de abalanzarme contra Flair y de golpear a ambos hasta
que me expliquen qué están tramando. La única razón por la que
mantengo la compostura y no me muevo es porque “la otra” controla
mi cuerpo.
Oigo cómo la puerta araña las
alfombras al abrirse. Luego vuelvo a oírla cerrarse.
“Bien, mi dulce niña, te
devuelvo tu cuerpo. Sería una egoísta si jugara yo todo el rato.
Ahora te toca a ti divertirte.”
De repente, todos mis músculos
se relajan y siento la sangre fluir como una inmensa avalancha por mi
cuerpo. He recuperado el control; no, es ella quien ha decidido
devolvérmelo. No he de olvidar eso. Creía que la dominaba y no es
así. Bien es cierto que necesito librarme de ella, pero ahora me ha
salvado y de alguna extraña forma, sé que si necesito su poder me
lo brindará. “Dioses... ¿Acaso he llegado al punto de confiar en
mi peor enemigo?” pienso. La respuesta, por mucho que me
aterrorice, no puede ser otra: sí.
Capítulo 93
Abro los ojos y me levanto con
sigilo. Mis pasos no hacen ningún ruido gracias a las alfombras que
tapizan el suelo de madera. Un débil halo de luz rojiza penetra por
un agujero de la puerta. Respiro débilmente, como si me diera miedo.
Me apoyo en la puerta y observo a través de esa oquedad. Flair y
Rothian están quietos mirando fijamente a alguien.
-Vaya, vaya, vaya... Mis
queridos huéspedes- La voz ronca de la madame suena calmada y
sabia-, ¿no tenía Neldrey trabajo? Además cogió trajes para todos
vosotros. Si no os dais prisa llegaréis tarde.
-Apártate de la puerta,
madame.
Flair habla con un tono
aterrador y levemente contaminado por un deje de impaciencia. Veo
cómo Rothian mira al joven un tanto extrañada y luego gira su
rostro enmascarado hacia la dueña del prostíbulo.
-Por favor, no puedo decirle
nada, señora, pero le prometo que nuestros compañeros están bien.
Están durmiendo plácidamente ahí dentro. Lo único que pretendemos
es salvarlos a ellos, a usted, a todos...
Ella, sumamente calmada y fría
como el hielo, camina hacia ellos con su anciano cuerpo encorsetado y
apestando a colonia barata. Toma un puro de su mesa, lo enciende y al
soltar una bocanada de humo rojo sangre, mira hacia la puerta tras la
que me escondo. No, me mira a mí. Directamente a los ojos. Es como
si me obligara a estar atenta.
-Permíteme que dude,
jovencita. Soy ya demasiado mayor como para creerme todos los buenos
propósitos de la juventud.
-Pero...
-No he acabado de hablar,
chiquilla maleducada.- dice mirando de manera despiadada a la
princesa.
-Lo repetiré por última
vez, madame. Déjanos ir sin hacer preguntas. Es lo mejor para todos.
-¿Me amenazas, pequeño
traidor?- ante la palabra “traidor”, Flair tensa los músculos
del brazo y lo introduce dentro de su capa- Oh vamos, Flair, ya nos
conocemos demasiado bien. He tratado con borrachos maltratadores,
asesinos, violadores, ladrones y todo tipo de gente sin corazón.
Jamás les temí. En cambio tú... Tú eres peor. Mientras tu hermana
vendía su cuerpo, tú vendías tu alma.
-Silencio...- susurra Flair.
Rothian se mantiene callada, sin saber qué decir.
-No eres más que un niño
asustado que juega con unas marionetas cuyos hilos no sabes manejar.
-Cállate.
-Patético. Tu madre se
avergonzaría. Ella nunca vendió a sus...
-¡FLAIR NO!
La voz de Rothian se pierde
entre los gorjeos sanguinolentos de la madame. Tiene una flecha
clavada en el estómago.
-Niño del demonio...
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