Capítulo 68
Desde hace dos días estamos
notando que el paisaje está sufriendo un cambio. Los densos mares de
hierba que nos llegaban por el pecho van reduciéndose hasta que solo
queda una leve cubierta herbácea que baña la tierra, que se ha
vuelto mucho más estéril. La perenne humedad ha dado paso a un aire
sofocante y seco. Los árboles, cada vez más pequeños y espaciados
entre sí, se han vuelto pequeños arbustos ridículos cada muchos
metros. Antes la superficie era totalmente llana, ahora hay una
cuesta, una pendiente cada vez más pronunciada.
Al fin, llegamos a una llanura
yerma. Una extensión de nada. Y frente a nosotros, la falda de una
montaña gigantesca, tan inmensa que parece fruto de la imaginación.
Simplemente imposible de describir. Nadie en su sano juicio hubiera
aceptado que semejante accidente geográfico existiese. Por eso Flair
nos dijo que un desvío nos tomaría un mes. Yo incluso creo que más.
Ahora sí que no hay duda, debemos atravesar la montaña por los
túneles de donde nadie sale.
-Bienvenidos a la Montaña de
los Olvidados, ¿preparados para convertiros en uno más que añadir
a la lista de “Olvidados”?-dice Flair con desparpajo.
Neldrey se acerca al pecho de
Jake, que la acoge dulcemente. Ya no la separa de él con brusquedad.
Creo que ha aprendido a apreciarla. Yo, por mi parte, quiero
acercarme a Ishtral y que me diga que no nos va a pasar nada, pero
soy demasiado orgullosa para ello. No quiero que sepa que tengo
miedo.
-Vamos a estar bien.
La voz a mi espalda me
sobresalta. “Estúpido sargento” pienso.
-No estoy asustada.
-Claro que no, era solo por
si acaso- comenta Ishtral-. Además, no podemos morir aquí, cuando
acabe todo ésto me debes una respuesta.
-¿Una respuesta?
-¿Tan rápido has olvidado
mi confesión? Me estás haciendo mucho daño, Reina de los bajos
fondos de Arala.
-Haz un esfuerzo y deja de
decir tonterías. Vamos.-digo cortante mientras él se ríe a mis
espaldas. Me conoce lo suficientemente bien como para saber que le he
hablado así porque me ha puesto nerviosa.
Estamos todos enfrente de un
enorme agujero negro excavado en la pared de la Montaña. Ante
nosotros se extiende la entrada a una trampa mortal: perderse bajo un
número absurdo de kilómetros de roca. Todos dudamos un poco, nos da
miedo dar el paso. Bueno, siendo sinceros, yo fui la primera que
quiso venir a Pryon. Los que están aquí han venido por mí. Decido
que yo debo ser la primera en entrar, me deshago de los dedos de
Ishtral que sostienen mi mano temblorosa y me adentro en la
oscuridad. El siguiente en entrar es el sargento y luego los demás.
Flair les da a Neldrey y a Blood unas pequeñas lámparas para
alumbrar el camino; junto con la que él mismo lleva, tenemos tres
focos de luz. Ese hombre no para de sorprenderme con la ingente
cantidad de artilugios que lleva en esa enorme capa. El aire se hace
más pesado y opresivo. Me da un poco de claustrofobia pensar en la
Montaña que se alza impasible sobre nosotros. Comenzamos a andar.
Capítulo 69
No sé que día es ni cuánto
tiempo ha pasado desde que entramos aquí. Flair no se equivocaba al
decir que ésto era un laberinto. He perdido la cuenta de las veces
que hemos subido, bajado, girado a derecha y a izquierda. He olvidado
cuántas veces nos hemos visto obligados a escoger un túnel de entre
las múltiples opciones que esta maldita montaña nos ofrecía. A
veces el terreno era arcilloso y los pies se nos quedaban estancados
en charcos de lodo. Otras veces las rocas eran tan puntiagudas que un
paso en falso suponía morir ensartado. A veces corría un riachuelo
de agua asquerosa que bebíamos como si fuera un manjar divino. Es
desesperante. Hemos dado vueltas sin parar y sin siquiera acercarnos
a una salida. Los montones de huesos humanos que nos encontramos cada
diez pasos tampoco es que sean muy alentadores. Es como si desde las
cuencas vacías y roídas me miraran diciéndome: “Vas a ser
olvidada y engullida por la Montaña”. Me aterra pensar en morir
aquí como esos pobres desgraciados.
-Tengo tanta hambre...
hermanito, ¿no queda nada?
-Lo siento, Neldrey- dice
dulcemente Flair-. Las bayas que nos hemos comido son las últimas
reservas que nos quedaban. Ahora sí que estamos solos. Debemos de
encontrar una salida pronto.
De repente, una luz se funde.
-Genial. Me he quedado sin
lámpara. Flair, enciende la tuya.
La primera luz que encendimos
fue la de Ishtral, que se fundió. Ahora también la de Neldrey. Solo
nos queda la de Flair.
Seguimos andando sin hablar
mucho, no sé si por no gastar fuerzas o porque nadie sabe qué
decir.
-Vale, otra vez- la voz de
Flair resuena extraña, supongo que cualquier sonido en este
escenario sepulcral está fuera de lugar-. Tenemos que escoger entre
tres caminos. ¿Cuál?
-Vamos por el de la
izquierda.- dice Rothian.
-¿Por qué?-pregunto.
-Porque hace tiempo que no
vamos por la izquierda.
-Oh, lógica aplastante.
-¿Te parece que en este
cementerio mal llamado Montaña puede existir otro tipo de lógica?
-Dioses... no tengo ganas de
discutir. Vayamos por donde usted ordene, Princesa.
-Lyx, estás insoportable
desde lo de Shadow.
-Te pasaste, Rothian. Lo peor
es que ni siquiera te das cuenta de ello.
-Bueno, supongo que soy
fuerte.
-La palabra es desalmada.
-Increíble.
-¿Qué?
-Siempre supe que estás
celosa de mí.
-¿Te has tomado alguna de
las setitas raras que hemos visto, Princesa?
-Puedes ser todo lo irónica
que quieras, pero sabes que tengo razón. Yo soy una princesa,
bendecida con un futuro brillante y una fortaleza única. Quizá mi
belleza ya no sea la de antes, pero eso me ha hecho ver cuán débil
era mi corazón. Solo le he puesto una coraza. En cambio tú... una
pobre huérfana que no tiene donde caerse muerta, que se autodenomina
“Reina”, que le ha roto el corazón al estúpido de su amigo, que
se ha convertido en el entretenimiento barato de un sargento y que
por mejor amiga tiene a una burda prostituta. Es normal que
descargues tu ira conmigo. Soy todo lo que alguna vez deseaste ser.
¿Qué sarta de estupideces
acabo de oír? Me decepciona tanto que ni siquiera sé qué
contestar. Simplemente ahora me doy cuenta de que mi amiga Rothian se
quedó en casa de Kitz. Ojalá algún día pueda recuperarla porque
esta mujer cruel y de lengua venenosa no es mi Rothian. Con una
mirada que dice más que mil palabras, tomo el camino de la derecha
seguida por el sargento, Jake y Neldrey. Flair y Rothian toman el
camino de la izquierda.
Capítulo 70
Por el camino de la
izquierda, Flair y Rothian.
-¿Pero qué le pasa a esa
chica? Si no quiere escuchar la verdad que no me tire de la lengua.
Si sufre es su culpa.
-La verdad es que has sido un
poco mezquina, ¿qué ha sido eso de “ Yo soy una princesa,
bendecida con un futuro brillante y una fortaleza única”?
-Eso... bueno...
-Rothian, mi querida
princesa, sé sincera contigo misma.
-Eso ha sido una tontería.
Ni siquiera pienso lo que dije. Es solo que este sitio me hace estar
enfadada constantemente y Lyx es capaz de sacarme de quicio. Bueno,
eso ya no es problema, ahora supongo que me odia.
-Supones bien.
-¡Flair!
-¿Qué?
-Se supone que debes
consolarme.
-¿Por qué? ¿me consideras
uno de tus vasallos cuya obligación es hacerte sentir bien pase lo
que pase? Porque si crees eso estás muy equivocada. Te adoro y no te
he dicho nada y ahora me doy cuenta de que ése ha sido mi error.
Desde lo de Shadow, salvo conmigo, con los demás te has vuelto fría
e imposible de tratar. Altanera y creída. Manipuladora, incluso.
-¿Me adoras?
-¿En serio eso es lo único
que sacas en claro de todo lo que te he dicho, princesa egocéntrica?
-¡No! Sé que soy una
terrible persona pero es que no sé como actuar, no sé qué decir.
Yo también tengo miedo de mí misma. De los pocos escrúpulos que
tuve para dejar medio muerto a Shadow. Además, ellos me conocieron
antes de volverme... así. No soy capaz de afrontarlos.
-Se te da bien hacerte la
víctima, princesa.
-Flair cómo puedes ser tan
cruel, te estoy diciendo lo que de verdad siento y el motivo por el
cual actúo así y tú solo te dedicas a hacerme más daño. Te odio.
-Mentirosa. Ni tú me odias
ni yo a ti. Todo lo contrario. Es solo que no quiero que vayas por el
camino fácil: culpar de todo a tu deformidad y lo desgraciada que
eres por ello. Afronta a tus amigos. Afronta a Lyx. Te perdonará.
Ella también estaba más susceptible de la cuenta por estar aquí
encerrada.
-Gracias, Flair... yo... yo
te quie...
Flair atrae hacia sí a la
chica, tapando su boca con su pecho. No quiere oírlo. No cuando él
la está engañando.
-Mi querida princesa, ahora
no es el momento, cuando todo acabe, te prometo que te diré lo que
siento. Es una promesa.
Ella, por respuesta, pasa sus
brazos por la espalda del joven, reconfortada por su calor y sus
palabras. Flair siempre la comprende.
Capítulo 71
Por el camino de la derecha
-Os lo dije. Esa chica es un
demonio, es mala y solo sabe hacer daño. Yo no la conocí antes de
llevar esa máscara y no sé como era. Lo único que sé es que
ahora... ya no es vuestra amiga. Ni siquiera sé qué ve mi hermano
en ella...
-Vamos Neldrey, nosotros sí
que la conocimos y era como una estrella, como el lucero. Desprendía
una luz pura en todo lo que hacía y decía. Además, no sabemos si
lo que sucedió la ha cambiado para siempre o ésto es solo un estado
transitorio.- comenta Jake defendiendo a la princesa.
-Cariño, a veces no sé si
eres bueno o simplemente tonto. Aunque... eso es parte de tu
atractivo.- la voz seductora de Neldrey roba una sonrisa tímida a mi
amigo.
-Vamos, se acabó hablar de
ella. Nos hemos separado, para bien o para mal. Centrémonos en
buscar la salida.- la dura voz de Ishtral hace que la rubia asienta
decidida a salir de este gigante de rocas.
-Y tú- me susurra el
sargento al oído-. Deja de torturarte. Rothian volverá a la
normalidad. Te necesito concentrada. Tú también tienes que luchar
contra... ya sabes.
-Sí. No voy a volver a dejar
que me posea.
Seguimos vagando por un sinfín
de pasadizos lúgubres y a oscuras. Flair se llevó con Rothian la
última lámpara. No obstante, nuestros ojos se han acostumbrado en
cierto modo a la total oscuridad. Somos incapaces de orientarnos,
pero al menos no nos chocamos contra las paredes como murciélagos
borrachos.
¿Habrán pasado minutos?,
¿horas? Es realmente frustrante no poder controlar el paso del
tiempo. Como siempre, me siento como si estuviera perdida en una
inmensa ratonera. No obstante, el aire parece hacerse más fresco y
el túnel, ensancharse. “¿Acaso al fin estamos cerca de la
salida?” pienso con un asomo de esperanza en los ojos.
Aceleramos el paso sin darnos
cuenta , una especie de débil luz se abre ante nosotros. Corremos,
ansiosos de saborear la brisa, de sentir el sol pálido de Pryon y de
beber agua fresca. Una lástima que no fuera la salida.
Aparecemos en una amplia
extensión de tierra. Bordeando las paredes de roca hay una especie
de planta trepadora violácea desde donde, misteriosamente, sale una
luz un tanto tétrica. Las flores son sumamente bellas, semejante
esplendor oculto es un crimen. Solo por estar cerca de esas plantas,
siento mi pesada alma mucho más ligera. Quiero saltar, volar y
acariciar los pétalos aterciopelados.
-Me alegro de que nos
reencontremos. ¿Qué tal el paseo?
La voz de Flair, endulzada por
el ambiente, nos alegra; especialmente a Neldrey que se lanza a los
brazos de su hermano. Miro a Rothian y ésta me devuelve una mirada
tímida y arrepentida. Me acerco a ella y le tiendo la mano.
-Olvidemos lo que ha pasado.
Es esta estúpida montaña la que nos hace decir lo que no queremos.
¿Paz?
Ella sonríe con sus ojos y
rechaza mi mano para darme un cálido abrazo. Para ser sincera, aún
no confío del todo en ella pero es mejor tenerla cerca y controlada
que lejos y carcomida por el odio.
Capítulo 72
Flair apaga la lámpara para
ahorrar energía. En esta especie de enorme explanada, la luz que
emiten las flores es suficiente. Al parecer, los tres túneles sobre
los que discutimos dirigen al mismo sitio: aquí. Rothian y yo nos
enfadamos por nada. No obstante, no vemos ninguna salida; solo
enormes paredes cubiertas por una pátina de tallos y ramilletes
florales.
-¿No me digas que tenemos
que volver por donde hemos venido? Ésto es un callejón sin salida.
- La voz de Neldrey suena un tanto derrotada aunque intenta
disimularlo.
-Yo no estaría tan segura-
le contesto-. Mirad allí arriba, entre las plantas. En la pared hay
un túnel excavado. Solo uno. Por primera vez desde que entramos aquí
creo que vamos por el buen camino.
-De acuerdo, entonces
trepemos. Parece que los tallos son lo suficientemente resistentes
como para aguantar nuestro peso.- dice Jake tirando de las
aparentemente débiles ramas.
Cuando mi amigo empieza a
encaramarse en la red vegetal, roza con su mano derecha uno de los
pétalos dando lugar a una vertiginosa reacción en cadena: todas las
flores liberan una nube de polen que llueve, amarillo como el sol,
sobre nosotros. En cuanto mis amigos lo respiran caen desplomados al
suelo, con los ojos abiertos y totalmente en blanco. Me acerco
asustada hacia ellos, tomo en brazos la cabeza de Ishtral: está
profundamente dormido. Uno por uno, reviso a todos mis compañeros y
están en el mismo estado que el sargento. Sus pupilas se mueven
rápidamente de derecha a izquierda, sudan y susurran palabras que no
entiendo. ¿Acaso están... soñando? Y si es así, ¿por qué a mí
no me afecta?
Los recuesto a todos juntos y me
siento a su lado. Agarro la mano de Neldrey, que ha empezado a
llorar. Ojalá pudiera ayudarlos...
-Oh querida, ojalá pudieras,
¿verdad? Qué pena que no haya nada que puedas hacer.- la vieja
vuelve a mostrarse en todo su asqueroso esplendor frente a mí.
-Déjame en paz.
-Mi adorada creación, eres
muy brusca conmigo.
La miro con un odio para nada
contenido.
-¿Acaso no te interesa saber
qué les sucede?
-¿Lo sabes?- le pregunto
desconfiada.
-Sí.
-Pues dímelo de una vez
maldita araña.
-Cariño, lo primero que haré
cuando te vuelvas toda mía será enseñarte modales.
-Más te vale hablar.- digo
envolviendo mis puños y pies en llamas. Sin darme cuenta he
aprendido a controlar mi poder lo suficiente como para no volverme
loca por invocar unas cuantas flamas.
-Oh, estás aprendiendo a
purificar los poderes que yo te di sin dejar que te controle. Qué
suculenta pieza he creado. ¿Sabes?, me siento especialmente
orgullosa de ti, mi pequeña. Como premio, te diré lo que les
ocurre.
Reabsorbo el fuego pero se queda
latente bajo mi piel. No soporto el tono bromista y petulante con el
que me habla. Soy su juguete.
-Ilusiones.
-¿Qué?
-El polen de esas flores es
un somnífero que causa alucinaciones. Ahora mismo, tus amigos están
viviendo sus peores pesadillas y solo si son capaces de vencerlas, de
sacar fuerza para sobreponerse a ellas, despertarán. Si se dejan
aplastar por el miedo, dormirán para siempre bajo La Montaña. Tú
de entre todos estos débiles humanos sabes lo difícil que es
resistirse a tus propios demonios.
-¿Por qué no me ha afectado
a mí?
-Eres inmune. Mis ilusiones
son mucho más poderosas que estas ridículas plantas. Tu cerebro ni
siquiera se siente confuso porque te tengo acostumbrada a otro nivel.
De nada, por cierto.
La miro con los ojos muy
abiertos. ¿En serio? ¿Me tortura en cuerpo y alma y encima he de
agradecérselo? La ira me corroe por dentro y las venas me piden a
gritos liberar el calor que me abrasa y, a su vez, me hace sentir
viva. Mis ojos se vuelven naranjas y de mis dedos salen unos
relámpagos dirigidos a la anciana. Ésta desaparece dejando tras de
sí un eco de risotadas estridentes y una advertencia: “enfádate
cuanto quieras, querida. Lo único que puedes hacer es esperar a que
tus amigos despierten y... mantenerlos a salvo”
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