Etiquetas

lunes, 22 de agosto de 2016

Capítulos 81, 82, 83, 84 y 85

Capítulo 81

En el Palacio de Su Majestad (Arala)

-Su Majestad, uno de sus súbditos quiere hablar con usted.
-¿Quién?
-Se hace llamar Shadow.
La Reina, con su elegancia natural, se levanta del trono y, con la voz un poco más aguda de lo normal, insta a su sirviente a que haga pasar al espía.
Un pobre hombrecillo, encorvado y patético entra en la sala. Los ojos púrpura sin brillo, pasos un tanto torpes, sudado y los cabellos negros pegados a la frente. Una pequeña acumulación de saliva entorpece las palabras atropelladas de Shadow.
-Oh dios mío... Shadow... ¿Qué te ha sucedido? ¿Dónde está Rothian? ¿Está bien?
-Majestad, la ama Rothian me ha ordenado decirle que ya no es ninguna chiquilla tonta y que usted debe dejar de entrometerse en el camino de mi ama y señora.
-¿Pero de qué hablas Shadow? ¿Quién te ha hecho ésto?
-La ama Rothian, Majestad.
-¿Mi hija te ha convertido en... ésto?- dice arrugando su pálida naricilla expresando el asco que siente por semejante cambio en el antes poderoso, confiado y altivo espía aralio. Shadow asiente.
-¿Cómo?- al preguntar, un temblor derriba al joven tirándolo al suelo y se araña los párpados.
-No se lo puedo decir Majestad. Demasiado terrible. Demasiado miedo. No volver a enfrentar a mi ama. Shadow no volver... Máscara y... y... ella... su rostro... ¡SHADOW NO VOLVER A MIRAR NUNCA MÁS!
La voz desgarrada y ahogada en un pánico irracional hacen a los soldados apostados a las puertas de la sala entrar corriendo a socorrer a la Reina en caso de peligro.
-¡Retiraos guardias!- dice firme y autoritaria- Estoy bien.
Éstos se ponen firmes y asienten para salir de la estancia. La Reina baja los tres escalones de mármol blanco en los que se encontraba su trono alzado. Se aproxima al raquítico ser antes llamado Shadow y toma su babosa barbilla. Apesta y tiembla. Siente desprecio pero lo mira amenazadora.
-No sé qué te ha hecho mi hija, pero lo voy a averiguar. Tú me vas a ayudar. Vamos a ir los dos a Pryon.
El espía se sacude y sale corriendo a cuatro patas hacia una de las esquinas del enorme salón para agazaparse y cimbrear su cuerpo hacia delante y atrás repitiendo la misma frase.
-Shadow bueno. Shadow ha hecho lo que ama le dijo. Shadow bueno. Ama no castigará a Shadow. Shadow bueno...
La Reina ordena traer una correa de cuero negro que ata alrededor del cuello del espía.
-Si te comportas como un vulgar perro, te trataré como tal.
Así, tras dejar al consejero real al cargo del país durante su ausencia, Shadow y Su Majestad, acompañados de una pequeña escolta escogida, bajan a Pryon, pero no a las afueras del país, sino al mismo centro: bajan a La Capital.

Capítulo 82

Ya repuestos de los días perdidos en La Montaña, continuamos nuestro camino. Ha pasado una semana y media desde que Jake despertó y Neldrey se comporta como una adolescente enamorada. Mi amigo es incapaz de devolverle todo ese cariño pero al menos no la rechaza. Por otro lado, Rothian siempre anda alrededor de Flair pero, de alguna forma, éste ha cambiado. Es más frío con ella, como si intentara alejarla. No lo entiendo porque fue él en primer lugar quien comenzó a acercarse a la princesa.
Pasamos por pequeñas aldeas a cada cual más pobre y cuyas gentes son recelosas y hostiles. Años de hambre y miseria hacen mella hasta en el corazón más noble.
He visto niños en los caminos llorar. A mujeres agredidas en callejones y a testigos de ello demasiado cansados de sus vidas como para actuar. He visto ladrones convertirse en asesinos sin que ésto les importara. Al fin he entendido por qué los pryoranos nos odian tanto: somos aquello que desean y que se les niega. En este país roto las personas ni siquiera se ven como tales, solo son sombras vagas resignadas a vivir muertos. Para ellos, nosotros brillamos demasiado; les cegamos y por ello nos aborrecen. Ojalá Rothian sea capaz de cambiar la situación o al Rey de Pryon no le costará nada llevar a sus súbditos a la guerra porque: ¿qué más tienen que perder?
Sumida como estoy en mis propios pensamientos me choco contra la espalda de Ishtral que mira hacia arriba asombrado. Sigo su mirada.
-Bienvenidos a La Capital.- dice Flair.
-Estamos en casa, hermano.- comenta con sarcástica amargura Neldrey.
Ante nosotros se alza una inmensa puerta azul oscura situada en el centro de una muralla imponente. Tiene un gran pomo de hierro que emula el escudo de Pryon. Jamás había visto un pórtico semejante. Flair se acerca con paso firme al llamador y lo golpea tres veces. Un eco atronador resuena.
-Las capas.- susurra su hermana.
Nosotros, obedientes, nos arrebujamos en nuestras ropas tapando los rasgos aralios tan bien como podemos. En ese momento, una figura se asoma a la muralla y grita:
-¡Que la gloria de Su Majestad se extienda por los Imperios!
-¡Y que su sabiduría y bondad ilumine nuestro camino!- repone Flair con su hermosa voz.
-Hipócritas...- farfulla Neldrey para ella misma sin ser oída. Tomo su mano disimuladamente y la aprieto. Este lugar le trae pésimos recuerdos, no debe de ser fácil para ella volver al lugar donde vio morir a su madre.
Con un chirrido insoportable, las pesadas puertas azules se abren dejándonos entrar, por fin, en La Capital.

Capítulo 83

Ante mí se alza un escenario deplorable. Las casas, casi derruidas y sucias, se esparcen como manchas horribles en un lienzo. Hay mantas raídas en las calles con familias enteras sobre ellas. Las ratas, grandes como gatos, corren haciendo de ese infierno su reino. En un callejón hay una casa, un poco más grande que las demás, de la cual se desprende un hedor nauseabundo. Cuando Flair ve la expresión de asco que florece en mi rostro ríe amargamente y dice: “querida Lyx, lo que estás mirando asqueada es la enfermería... bueno, ése es el nombre oficial, la realidad es que es el lugar donde dejamos a aquellos a los que le quedan pocos días para pudrirse. El paraíso, ¿verdad?”
Quiero llorar pero aguanto la tentación. Miro a Neldrey y veo que un cambio se ha efectuado en ella. Ya no es la chica risueña y desvergonzada con la que he viajado; se ha puesto una máscara de indiferencia que da serenidad a sus rasgos, pero que la hace fría. El mero hecho de entrar aquí, ha hecho a su corazón enmudecer.
Los niños no juegan, no ríen, ni siquiera lloran; tienen demasiada hambre. Las madres están mortalmente delgadas y los hombres caminan alcoholizados de dolor, de impotencia.
La ciudad se divide en tres estratos. A lo lejos se ve un muro que divide al pueblo llano de aquellos con dinero y, por encima de este nivel, se vislumbra una preciosa muralla con dibujos hechos de plata que brillan cegadores. El castillo del Rey se encuentra allí, lejos de la mugre y del dolor.
Un asomo de ira y de sed de venganza se cuelga de mi garganta.
Caminamos por entre restos de basura. Veo un cúmulo de ratas y, bajo esa maraña de rabos y uñas, una manita inerte. Rothian grita recordando su propia experiencia y Jake corre hacia la masa de roedores. Las espanta con un palo y levanta a una niña de unos siete años. Me mira y susurra: “se parece a Luy...”
Cubro mi boca para no gritar. La pequeña, con el cuerpo hinchado y malherido, abre los ojos y, deshaciéndose de los brazos de mi amigo dice:
-Dejadme morir en paz.
-¿Qué...? ¡No!-responde Rothian temblorosa.
La niña comienza a reír alocada y un acceso de tos sanguinolenta azota su cuerpecito.
-Qué importa. Me quedan pocos días y no quiero ir a “la enfermería”.
-Pero... pero...
la mirada hueca de la niña hace callar a la princesa.
-Olvidadme basura. Estoy aburrida.
Y allí, frente a nosotros y sin que podamos evitarlo, la pequeña se clava un trozo de cristal de una botella en la garganta.
Rothian grita pero Flair le tapa la boca. Ni él ni Neldrey se ven afectados.
-No chilles. Aquí ésto pasa varias veces al día. Si gritas demostrarás que eres extranjera.
-¿Nadie de aquí se apiada de una chiquilla que se acaba de suicidar en medio de la calle?- digo con la voz cargada de odio.
-No. Los que están vivos son solo aquellos demasiado cobardes para imitarla.
La voz vacía de Neldrey me estruja tanto el corazón que me duele.

Capítulo 84

Neldrey nos guía por calles estrechas en las que la violencia y la desesperación son los máximos mandatarios. Al caer la noche vemos una especie de hotelucho que podría, perfectamente, ser la escena de un crimen. En la puerta hay tres jóvenes borrachos que agarran a la chica rubia de la cintura y le proponen algo muy poco decente. Jake los empuja con mirada amenazadora y los chicos, riéndose, caen al suelo.
Entramos en el establecimiento. La sala principal es una especie de salón común en el que solo hay hombres bebiendo hasta olvidar sus propios nombres. Camareras desnudas de cintura para arriba y con el pelo enmarañado reparten jarras de una bebida que no reconozco. Algunas de ellas lucen golpes en su cara y pechos.
-Neldrey...¿dónde estamos?-pregunto suponiendo la respuesta.
-En casa.- contesta secamente. Lo sabía, aquí es donde Neldrey tuvo que clavarle un abrecartas a un hombre por golpearla. Jake la toma de la mano con firmeza y la chica se traga su debilidad para guiarnos por habitaciones de las que salen gritos.
-En el nombre de los dioses- dice Rothian impresionada-. Chillan como si las estuvieran matando.
-Las están matando- comenta la joven rubia-. O al menos, lo están intentando. Esta zona está reservada para aquellos que gozan golpeando a una mujer mientras fornican con ella. Asqueroso.
Todos enmudecemos... ¿cuánto ha tenido que soportar nuestra amiga?
Nos lleva a una puerta roja y la golpea con los nudillos. Una voz cascada por la edad nos insta a entrar.
Una espesa nube de humo dulzón nos invade penetrando en nuestras fosas nasales. Toso y alzo los ojos llorosos. La sala está llena de flores secas y retratos de mujeres sonriendo tristes. Delante de Neldrey hay una mesa roja llena de papeles. Una señora mayor, de unos setenta y pocos años está sentada en ella. Su cuerpo enjuto es un patético resto de una mujer de curvas pronunciadas. El pelo rojo mezclado con canas blancas cae en una cascada por su espalda. Tiene un enorme lunar en su barbilla. Todo en ella está desgastado salvo sus ojos, que son grandes y marrones destilando inteligencia, fuerza y juventud.
-¿Me engañan los ojos o es la pequeña Neldrey?
-Hola madame. He vuelto.
La mujer se levanta cojeando; tiene una pierna de madera deforme. Sus palabras, veladas por el vaho que impregna la habitación, se quiebran mientras abraza a la chica.
-¿Buscas trabajo? Has crecido muy bien.
-No. Ya no voy a volver a yacer por dinero.- dirige una mirada cargada de intenciones a Jake que no pasa inadvertida para nadie.
-Oh, el amor... siempre te dije que no existe. Solo es una palabra bonita en la boca de las niñas inocentes. Nunca pensé que fueras una chiquilla ilusa
-Y no lo soy. Solo que no me he dado por vencida y ahora estoy fuera de lugar en este agujero de ratas.
La mujer, con una rapidez impropia de su edad, tira a Neldrey sobre su mesa y clava una pluma manchada de tinta junto a la sien de la joven, manchando sus cabellos de oro. Nos tensamos pero Flair extiende la mano para detenernos. La rubia no ha cambiado su expresión seria ni un ápice. Ni siquiera le ha temblado el labio. Tiene un dominio total de sus emociones. Se miran fijamente y tras unos segundos eternos, la madame libera a la chica sonriendo.
-Siempre supe que eras un rayo de luz, pequeña. La pregunta es, ¿podrás resistir en este pozo oscuro?
-Sí.
La mujer sonríe orgullosa y acciona una palanca. Una pared se entreabre dejando a la vista un austero salón. La escasa decoración contrasta con el ambiente recargado del despacho de la madame. Solo hay un par de divanes color café junto a una mesa baja de madera. El suelo está cubierto por alfombras de distintas tonalidades de verde y algunos cojines marrones.
-Podéis quedaros aquí cuanto queráis.
Entonces, ella vuelve a sus sitio inhalando más de ese extraño humo y nosotros nos adentramos en el habitáculo secreto.

Capítulo 85

Todos, agotados emocionalmente por lo que hemos visto en esa ciudad corrupta, nos tumbamos sobre los divanes o sobre las mullidas alfombras. Ni siquiera hablamos. No nos vemos capaces de darle voz al dolor que hemos visto. Es ese tipo de sufrimiento que se ve y se siente, pero del que no se habla porque envenena. El tipo de agonía que hiere al que la vive y al que la observa. El peor tipo de tortura. No sé cuánto tiempo tardamos, pero al final, todos cerramos los ojos.

Con sigilo, una figura se escabulle de la sala.

Reporte número cinco. Habla Flair Maldow, espía de Su Majestad, perteneciente al cuerpo especial Z.

Ya nos encontramos en La Capital. Soy consciente de que debía enviar un informe a las puertas de la ciudad. Pido disculpas por mi desobediencia pero no pude librarme de los aralios. Ahora mismo nos encontramos en un prostíbulo cerca de la segunda muralla. De momento no tienen planes, están en shock por lo que han visto aunque supongo que es norm.. lo siento, mis opiniones son irrelevantes. En cuanto tracen un plan de acción, se lo comunicaré.

Aquí finaliza el informe número cinco. A la espera de nuevas órdenes.”

Flair espera la respuesta: “hable sobre la Pincesa Rothian”.
El joven espía pryorano aprieta el transmisor. No sabe la razón, pero no quiere revelar nada sobre la chica. No la ama, pero tampoco quiere verla muerta. No obstante, si traicionarla es el precio que debe pagar por su libertad y la de su hermana, lo hará.

La Princesa sigue pensando en un matrimonio de conveniencia aunque no sabe cómo acercarse al Castillo para tener una audiencia con Su Alteza.”

Buen trabajo. Mañana a media noche, tráigala hacia el ala oeste de la Segunda Muralla. Habrá un cambio de guardias a los que avisaremos previamente para dejarlos entrar. Usted le dirá que aprovecharán ese momento sin protección para pasar al interior y una hora después seguiréis los mismos pasos en el muro que defiende el castillo de Su Majestad. Cuando os halléis cerca del jardín trasero, unos guardias os estarán esperando, apresarán a la joven princesa y usted será recompensado. Con respecto al resto de aralios, en cuanto tengamos a la chica, serán capturados y ejecutados en público. Se convertirán en el detonante de la guerra: los extranjeros que han intentado asesinar a la Familia Real para imponer un régimen dictatorial. Son como borregos, creerán cualquier cosa que les digamos y harán todo lo que les ordenemos por una hogaza de pan.”

Flair traga saliva. No lo entiende, ellos no significan nada para él pero, entonces por qué...

De... de acuerdo pero, ¿cómo hago para llevar sola a Roth... quiero decir, a la Princesa, hacia la trampa?”
¿Acaso no hizo que ella lo amara? Use sus propios sentimientos en su contra.”
Esto... bueno, podría pero...”
¿Está dudando, Flair Maldow? No olvide que si tenemos éxito Su Alteza le otorgará aquello que tanto ansía: libertad y seguridad para su hermana y para usted.”
Sí. Lo haré.”
Buena elección.”

El joven, apretando los dientes hasta hacerse daño en la mandíbula, guarda el transmisor. Se desprecia a sí mismo. La sola idea de ver a Rothian en manos de un Rey sin corazón y del petulante de su hijo le asquea. Ésa es la razón por la que jamás se perdonará a sí mismo por lo que va a hacer, porque va a seguir el plan. Su hermana y él han sufrido demasiado y si entregar a una princesita aralia es la llave para conseguir un poco de estabilidad, no va a dudar más. No es como si sintiera algo especial por ella...

Safe Creative #1510265626161

No hay comentarios:

Publicar un comentario