Capítulo 73
¿A salvo? ¿de qué? En estos
túneles no hay absolutamente nada excepto huesos carcomidos,
oscuridad y aire rancio. Esa vieja solo quiere confundirme...
¿verdad?
Perdida en mis pensamientos oigo
a Neldrey chillar y levantarse llorando. Centra su iris borrado en mí
y me embiste. Me encuentro en el suelo con mi amiga sobre mí
tirándome de el pelo. Lucha como un animalillo desesperado.
“Lo siento” pienso mientras
la golpeo entre el cuello y el hombro izquierdo para dejarla medio
atontada. Lo justo para que no se levante. Se ovilla y solloza. Odio
verla así, a ella, siempre tan alegre, expresiva y desvergonzada. Me
acerco a mi amiga y le acaricio los mechones dorados. Parece calmarse
pero sé que en su mente está luchando contra algo que la aterra.
Sueño de Neldrey
“Tengo trece años. Estoy
mugrienta, muerta de hambre y Flair... él lucha por nosotros. No
puedo dejar que lo haga todo solo. Entro en un prostíbulo y pido
trabajo. 'Soy virgen' digo tímida y asustada a la madame, una señora
voluptuosa y pelirroja con un imponente lunar en la barbilla. 'Mejor,
a los clientes les gusta estrenar a sus muñecas de vez en cuando'.
Han pasado seis días desde eso.
Flair no sabe nada. Siento náuseas y me tiemblan las piernas cuando,
al llegar a trabajar, la madame me dice que me tiene asignado a un
cliente que las prefiere jóvenes. No quiero, pero una lágrima se me
escapa y ahogo un pequeño grito. Ella se me acerca con algo parecido
a compasión en los ojos. 'Tranquila pequeña. Solo dolerá al
principio. Sobre todo no le desobedezcas. Acabará antes de que te
des cuenta, ¿vale? Venga, te está esperando en la habitación del
fondo. Ponte eso'.
Me pongo un vestido de gasa
verde botella que deja muy poco a la imaginación. Me miro al espejo,
pinto mis labios y maquillo las huellas de las lágrimas. Me abrazo
para darme fuerzas y me acerco a la puerta con un nudo en el
estómago.
Sentado en la cama veo a un
hombre enorme, gordo, solo con unos pantalones de tela morada. Se
relame. Su aliento a alcohol y la mirada lasciva hacen que dé un
pasito hacia atrás y me doy en la cabeza contra la puerta.
-No tengas miedo, te va a
gustar.
Hago de tripas corazón y me
trago el vómito que recorre mi esófago. Me acerco y comienza a
manosear cada rincón de mi cuerpo. Quiero huir o gritar pero, como
no puedo, simplemente me quedo inmóvil mientras la lengua de ese
orondo personaje se pasea por mi abdomen y sube hasta mi pecho.
Entonces me golpea. Caigo sobre la cama, más asustada que dolorida.
Él ríe a carcajadas y me tira del pelo mientras muerde y babea mi
cuello. Me revuelvo y me deshago de sus enormes manos.
-¿Quieres huir, zorrita?
Mejor, es más excitante someterte por la fuerza.
Un relámpago de terror estalla
en mi mente: 'Me va a violar. No estoy preparada. Socorro, Flair'.
Huyo por la habitación como puedo. Me acerco a la mesilla y cojo un
abrecartas. Se lo clavo en la espalda. Qué asco me da todo, incluso
yo misma. Grita de dolor y me propina un puñetazo en la cara que me
hace salir volando y dar con la espalda en la pared. Escupo todo el
aire de mis pulmones con los ojos aterrados. No puedo respirar y veo
que él se acerca a mí lentamente.
-Vas a pagar por ésto, puta.
Empiezo a temblar cuando la
madame aparece y le dispara entre las cejas. La sangre me ha
salpicado la cara. Me mira impasible, se acerca y me da una sonora
bofetada. Atontada, llevo mi mano a la mejilla caliente y entonces
ella me da un consejo que cala hondo en mí.
De repente, el gigante que creía
muerto, se levanta con los ojos inyectados en sangre y coge del
cuello a la madame. Ella tose y se revuelve hasta quedar
inconsciente. Estoy sola frente a ese ser.”
Capítulo 74
Sueño de Rothian
Ratas. Miles, no, millones de
ratas. De dientes amarillos y afilados. Ojos rojos como el infierno.
Rabos largos y ásperos que se me meten por la boca. Siento infinitas
agujas clavarse en mi cuerpo, devorando mi alma y arrancando la
carne. De repente, todas se alejan y me quedo sola. Me levanto
sangrando y con el corazón muerto de miedo y dolor. Ante mí, veo un
espectro descarnado. Un reflejo mío sin piel y con numerosas heridas
supurantes. Ya no solo su cuerpo, sus ojos son cuencas oscuras y
vacías. Son agujeros negros que quieren absorberme. Me tiembla todo
el cuerpo y caigo de rodillas. El polvo lame mis heridas recientes y
las lágrimas bailan crueles por mi cara destrozada aumentando el
escozor. He de luchar contra mí misma, contra esa versión demoníaca
de mí misma”
Sueño de Ishtral
“Soy un niño pequeño,
mugriento, abandonado y a punto de morir. La cocinera de Palacio me
encuentra y me cría como si fuera su hijo. Crezco, me entreno y soy
feliz. Un día conozco a una ladronzuela con aires de grandeza y
lengua venenosa: Lyx. Desde que la veo por primera vez siento una
conexión especial cuando la miro a los ojos. Antes de darme cuenta
me enamoro de ella. Ahora la tengo delante, bella y fuerte como cien
soles.
-Te quiero, Lyx.
Ella se empieza a reír
alocadamente. Con voz estridente me dice
-Debes estar de broma. ¿Cómo
podría amar a un despojo de la sociedad sin nombre?
Se me cae el corazón a los pies
y la tomo de los hombros, zarandeándola y echándole en cara todos
los momentos que hemos vivido. Me niego a creer que han sido una
mentira. Ella, por respuesta, me mira fríamente y con una total
indiferencia me dice:
-Simplemente estaba aburrida
y tú eras lo más interesante que había, sargento Blood.
Me arrodillo frente a ella y Lyx
se agacha para acariciarme el pelo; cegado por la ira saco el puñal
dorado y lo dirijo hacia ella. Sus ojos brillan divertidos.
-Perfecto, juguemos amor mío.
Odio ésto: tengo que pelear con
la mujer a la que amo”
Sueño de Jake
“Salto por los tejados de mi
adorada Arala, me giro y los brazos de Lyx envuelven mi cuello
depositando un suave beso en mis labios. Mi corazón late como una
enorme ola, henchido de felicidad. De repente, la azotea en la que
nos encontramos cae derrumbada y pierdo a Lyx. Cuando me levanto,
encuentro bajo los escombros a todos los huérfanos, malheridos y
llorando. Pete está muerto y la pequeña Luy acuna su cabeza entre
sus pequeños y finos brazos sin creerse lo que acaba de suceder. Me
levanto e intento abrazarla. Ella me mira furibunda y me grita que
todo es mi culpa, más exactamente de mi padre.
¿Mi padre? Pero si era un
borracho cruel que me golpeaba para liberar tensiones antes de dormir
y que cuando crecí un poco nos abandonó. ¿Qué tiene que ver él
en todo ésto?
-Por culpa de tu padre, no
solo Pete habrá muerto, sino también Lyx y esa señorita. Lo llevas
en los genes. Te volverás como él.
Me caigo de culo pensando en las
palabras de la pequeña Luy. Jamás seré como él. Sería mi peor
pesadilla. Una risa grave y cascada me devuelve a la realidad y me
giro. Mi padre tiene en su mano derecha, la melena morena de Lyx.
Ella está tan débil que no se puede mover, me mira asustada. En su
mano izquierda... ¿Neldrey? ¿Qué hace ella aquí? Se encuentra en
las mismas deplorables condiciones que Lyx. Ambas dirigen sus ojos
suplicantes a mí y yo encaro a mi padre. El diablo hecho carne.
-Una muere, otra vive.
Escoge, hijo- intento moverme hacia él pero aprieta a las dos chicas
haciendo que chillen-. A no ser que prefieras que mueran las dos...
Quieto ahí y elige. Al final, acabarás siendo como papá.
-No... Jamás seré como tú.”
Sueño de Flair
Soy solo un niño sucio con un
arco viejo y polvoriento pero aún certero. Neldrey se enjuga las
lágrimas y se sorbe los mocos frente a los soldados del Rey. Mamá
murió por una enfermedad y ya no puede protegernos. Yo lanzo las
flechas y mato sin ninguna piedad a varios hombres. No sabía que
podría usar arco y flechas. Estoy tan asustado que quiero morir pero
he de salvar a mi hermana. No puedo permitirme perderla a ella
también. Por mucho que lucho, ellos me superan en número y en edad.
Son mucho más experimentados que yo y aunque les he causado unas
cinco bajas, nos atrapan. 'Otra purga de bastardos del Rey, ¿es que
esta vez sí vamos a morir?' pienso asustado. Abrazo a mi hermana y,
mientras le acaricio la coronilla le digo que todo va a salir bien,
que solo vamos a dar un paseo por Palacio. Ella no se lo cree pero
intenta sonreírme. Nos llevan a ambos a una sala del castillo en vez
de a las mazmorras donde se pudren el resto de hijos ilegítimos del
cerdo que tenemos por monarca. Frente a nosotros aparece Su Majestad.
Lo miro con tanto odio que se me escapa de los ojos. Él me observa,
altanero, y ríe. A un gesto suyo, cogen del pelo a mi hermana y la
atan a una silla. Yo chillo pero la hoja metálica de una espada se
interpone entre nosotros. Giro mi cabeza y veo al Príncipe Drake
apuntándome.
-Eres un crío interesante.
Una rata de alcantarilla que podría salvarse. Vence a mi hijo y tu
hermana y tú viviréis.
El príncipe sonríe soberbio y
me lanzan una espada de madera. Madera contra metal. Un bastardo
contra un príncipe.”
Capítulo 75
Veo que todos mis amigos sufren
en sus sueños. Me siento impotente por no poder ayudarlos pero, como
dijo mi peor pesadilla, ellos deben vencer sus propios miedos solos.
Acaricio la mejilla de Jake en un gesto tierno... puede que no sepa
con qué sueñan los demás, pero sí sé que está causándole dolor
a mi mejor amigo: su padre. Lo que más miedo en el mundo le da es
convertirse en alguien como él. Beso su frente, perlada por una capa
de sudor frío. Cuando me separo de él siento un temblor leve.
“Habrá sido un pequeño terremoto, a fin de cuentas estamos bajo
tierra. Tranquila Lyx” me tranquilizo a mí misma. No obstante,
rápidamente recuerdo la advertencia de la araña: “mantenlos a
salvo”. Un hormigueo de inquietud baila en mi estómago.
No tengo nada con lo que
refrescar a mis amigos así que me dedico a secarles el sudor y a
colocar nuestras mochilas en sus cabezas. Mientras estoy acomodando a
Ishtral, éste se levanta, agarra mi mano clavándome las uñas y
grita mi nombre. ¿Soy yo su peor miedo? Sé que no soy la persona
más agradable del mundo pero de ahí a ser la protagonista en las
pesadillas de alguien... Cuando todo acabe voy a acribillarle a
preguntas. Sin mucho esfuerzo vuelvo a tumbar al sargento.
Una débil lluvia de polvo nos
azota. Miro hacia arriba y otro temblor, esta vez más fuerte, mucho
más fuerte, sacude el terreno.
“Prepárate querida, ya viene”
la voz del arácnido hace que me ponga en tensión.
Con un alarido que parece un
lamento, del agujero por el que queríamos ir, sale una especie de
serpiente inmensa. Es de color gris y azul pálido. Carece de ojos
pero tiene unos agujeros a ambos lados del cráneo cuadrangular a
modo de oídos. Todo su cuerpo está cubierto por una mucosa
asquerosa y su lengua bífida aletea en el aire rancio. Lanzo una
maldición y, con un movimiento torpe, orienta su gran cabeza
cuadrada hacia mí.
Vuelve a soltar un grito
lastimero y comienza a reptar por las paredes. La mucosa la hace
adherente. La miro atónita y doy un paso hacia mis amigos. Ese
reptil sin ojos, atraído por el sonido de mis pies, lanza un chorro
de baba blanca que consigo esquivar. Ese líquido corroe la roca. Con
prisa, arrastro a mis amigos sin ningún cuidado y los introduzco en
el túnel por el que llegué aquí. La enorme serpiente es sumamente
lenta y sus escupitajos no me alcanzan.
“No es lento. Está dormido.
Si no lo matas antes de que despierte, no tendrás oportunidad de
salir de una pieza, querida.” la voz de la vieja retumba en mis
oídos y trago saliva. De acuerdo, protegeré a mis amigos. Ellos
están luchando y yo no voy a quedarme atrás.
Capítulo 76
Visualizo un cúmulo de llamas
salvajes, violentas, devorando mi piel. Rápidamente, mis brazos
quedan envueltos por un mar de brasas que lanzo hacia el cuerpo de la
bestia. Impacta pero es como si no lo hubiese sentido. Un alarido
retumba en esta especie de cueva y lanza un escupitajo blanquecino
hacia mí. Salto hacia atrás dando una pequeña voltereta en el aire
y vuelvo a darle un latigazo llameante a mi contrincante. De nuevo,
ni un solo rasguño. Es como si esa mucosa no solo fuera su método
de adherencia, sino también una especie de exoesqueleto viscoso. Una
armadura inexpugnable. Otro chorro de baba que logro esquivar, aunque
me doy cuenta de que los movimientos del reptil son cada vez más
rápidos. “Se está despertando. Debo acabar con ésto rápido”
pienso empezando a angustiarme. Aprieto los puños y baño todo mi
cuerpo en unas llamas imposibles de extinguir. El calor que desprendo
parece afectar, muy levemente, a la capacidad de pegarse a los muros
de la alimaña dado que se resbala un poco. Puede que sea peligroso
pero de momento no se me ocurre otra cosa. Abro las piernas asentando
firmemente mi cuerpo al suelo. Aspiro e intento reunir todo el fuego
posible a mi alrededor. Pronto, comienzo a sudar y siento como si mi
cuerpo me pidiera que parase. La sensación que tengo es la de ser
una marioneta de carne cuyos hilos son mis propias arterias. Duele,
pero no puedo parar puesto que está funcionando: la serpiente se
está escurriendo y lucha por mantenerse adherida, abatida en el
suelo no podría escupir tan bien como lo hace desde las alturas.
Aúno más calor, tanto que muchas rocas ya han llegado a su punto de
fusión. Con un monumental ruido, el reptil cae haciendo retumbar los
cimientos del mundo. La Montaña gruñe junto con su pegajoso
guardián. Un latido discordante maltrata mi corazón; señal de que
no podré usar mis poderes durante mucho más tiempo sin sufrir las
consecuencias.
Un mar de babas se libera de la
boca desdentada del monstruo. Centrada como estoy en relajar el latir
de mi pecho, no me doy cuenta de la marea asesina que se cierne sobre
mí y me roza la pierna derecha. Grito de dolor pues siento mi carne
deshacerse por la acción de la ácida saliva. Mis ojos relampaguean
anaranjados. “Vale, ésto ya es personal, maldita culebra” pienso
enfurecida. Corro hacia atrás, me impulso en la pared de la caverna
y salto, impulsada por el fuego que mana de mis pies, hacia el
animal. Descargo una brutal patada lamida por llamas en uno de sus
oídos. Se retuerce de dolor y se enrosca enterrando su cabeza. Deja
de moverse.
-Eso te pasa por meterte con
quien no debes.- digo con chulería.
Le doy la espalda para ver el
estado de mis amigos cuando noto un bufido detrás de mí. Me giro
despacio y veo el enorme cráneo cuadrado acercarse a tientas hacia
mí. Entonces, en su cabeza, se levantan unos pliegues de piel
asquerosa y puedo ver dos enormes ojos totalmente negros.
“Te dije que no lo
despertarás, niña tonta. Ahora vas a tener serios problemas” la
voz de la araña tiembla ligeramente. El hecho de que incluso ese
horrible arácnido esté asustado no es para nada tranquilizador. Me
trago el miedo e intento recuperar parte de mi energía, pues apenas
me queda.
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