Capítulo 102
Mientras Lyx negocia con la
araña. Ishtral, Neldrey y Jake.
Se encuentran en una sala
subterránea llena de aparatos de tortura antiguos, prohibidos y, aún
así, utilizados por el Rey.
El sargento Blood fue el que
opuso más resistencia por lo que fue el primero en ser golpeado y
maltratado. Ahora está encadenado a una pared mohosa,
semiinconsciente y sangrando por mil lugares. Las heridas abiertas no
se cierran ni cesan de escocer, pues los soldados aplican sobre ellas
una especie de sal que corroe la carne de alrededor. No obstante,
pese al dolor inhumano, él no grita. Únicamente los mira con
desprecio.
-¡No me toques!- grita
Neldrey.
-Eres una traidora, has de
pagar el precio.- dice uno de los oficiales.
-No te atrevas a
golpearla...- la voz de Jake se alza cansada.
-¿Quién ha dicho nada de
golpearla? Sería una pena estropear un rostro tan bonito.
¡desnudadla!
-¡NO! ¡Déjame asqueroso!
-¿Pero qué ven mis ojos?
¡Una puta con escrúpulos!
-Tú... te mataré si le
haces algo.
-Oh, de acuerdo, entonces
primero me ocuparé de ti. No te preocupes, no te mataré, quiero que
veas como todos nosotros nos divertimos con tu querida amiga.
-¡Jake!
Lo encadenan a una columna de
piedra y, con diabólico placer, comienza a fustigarlo con un látigo
cubierto de espinas. Jake se traga los gritos de dolor. Ishtral no
puede apenas respirar y Neldrey solloza mientras manos rudas y
lascivas le arrancan la ropa.
Mientras Lyx negocia con la
araña. Flair y Rothian.
-Drake, suelta a la Princesa.
Ya no la necesitáis.
-Flair, ruega por tu propia
vida. Yo no te he pedido nada.- dice Rothian, saboreando el veneno de
sus palabras.
-Qué irónico. Te ordenan
traer a la Princesa, te enamoras de ella y aún así la entregas a
sus verdugos. Luego ni siquiera es útil, te traicionamos y tienes
que ver como tu querida princesita muere odiándote. -El príncipe
Drake ríe cruel.
-Eres estúpido. ¿Crees
acaso que cualquiera de tus palabras nos afectan? Eres poco más que
un niñato mimado y enclenque que ni siquiera sería capaz de usar su
espada. Eres tan patético que me dan ganas de llorar.
Rothian, a pesar de guardarle
rencor a Flair, odia cómo las palabras del príncipe lo están
dañando así que comienza a insultarlo para llamar su atención.
-Vaya, el monstruo descarnado
antes conocido como Princesa Rothian ha hablado. ¡Sí que soy capaz
de manejar mi espada! En cambio tú, sin quitarte la máscara estás
totalmente indefensa.
-Cierto. Es divertido lo
valiente que eres ante una mujer que no puede defenderse. De verdad,
me abruma tu poder. Ah, no, espera, son solo náuseas.
-Maldita zorra ya me he
cansado de tu palabrería- dice mientras comienza a hacer pequeños
arañazos con su espada en los tobillos de la chica-. Voy a ir
subiendo hacia arriba y los cortes serán cada vez más profundos
hasta llegar a tu cuello. ¿Querrás seguir hablando cuando te
arranque la cabeza?
La joven se muerde la lengua
para no gritar mientras escucha a Flair chillarle a Drake.
-¡Quieres vengarte de mí,
Drake! ¡Aquí estoy! ¡Deja de torturarla!
-Te equivocas, querido amigo.
Matarla a ella es acabar contigo.
Capítulo 103
Mientras tanto, en Arala
La Reina de Arala llega a su
país, seguida por el dócil Shadow. En pocos minutos, todos sus
consejeros se reúnen en los aposentos de Su Majestad.
-La guerra ha comenzado. Sé
que el Rey de Pryon tiene presa a mi hija. He de salvarla.
-Majestad, con todos mis
respetos pues soy su fiel servidor- dice un anciano cuyos bigotes
verdes con canas le llegan por las pantorrillas-. No puede dejarse
llevar por sus emociones. Obviamente, todos queremos salvar a la
princesa Rothian, pero, ¿es una sola chica motivo suficiente para
comenzar una guerra en la que morirán cientos de inocentes?
-Ya he reflexionado sobre
eso. Puede que parezca un motivo personal, pero sé que antes o
después esa guerra tendrá lugar pues Pryon busca un conflicto con
Arala. Por ello, si estamos destinados a luchar, mejor ahora, que
tengo posibilidades de salvar a mi hija y no esperar a recibir el
cadáver de Rothian.
-Majestad- ahora habla una
mujer de mediana edad sumamente fea con unas ojeras que parecen
tatuadas-. Digamos que declaramos la guerra. ¿Cuál sería la
estrategia a seguir? ¿Sabe usted algún punto débil del enemigo o
su plan de ataque?
-Yo... La verdad es que no.
-Quizá cuando queramos
atacar ya será demasiado tarde para la Princesa, en ese caso, ¿no
es mejor pensar con calma?
-Menudos hipócritas-
reprende a los anteriores consejeros un hombre de unos treinta años,
atractivo, aunque con una voz demasiado aguda que no concuerda con su
enorme cuerpo-. Os llamáis a vosotros mismos “fieles servidores”
o “humildes súbditos” pero cuando vuestras vidas podrían verse
en peligro, ya no seguís tan ciegamente a vuestra Reina. ¿Acaso no
os importa la vida de la Princesa?
-Por supuesto que nos
importa, pero una guerra traería muchas más muertes.-contesta el
anciano del inmenso mostacho.
-Estamos aquí porque Su
Majestad valora nuestra opinión y, aunque ésto vaya a sonar duro,
¿Por qué la vida de Rothian, por muy princesa que sea, vale más
que la de el resto de aralios?- añade la mujer.
-No vale más.- dice la Reina
lacónica.
-Pero, majestad, es su
hija...
-¿Crees que no lo sé?
Dioses, quizá ellos tengan razón. Si solo supiera la estrategia de
Pryon podría organizar un ataque en el que las bajas se redujeran al
mínimo.
-Manipulación.
La voz es la de Shadow, que gira
a gatas alrededor de una de las patas de la mesa, con la mirada fija
en el suelo.
-¿Qué?-quiere saber la
Reina.
-Majestad, cuando Shadow
estaba siguiendo sus órdenes, antes de ser siervo de la ama Rothian,
tuve que hablar con algunos pryoranos. Todos tenían miedo. Y
tartamudeaban unas veces. Y les temblaban las manos otras veces.
Shadow les decía algo sobre el Rey y ellos corrían lejos de Shadow.
-¿Quieres decir que...?-dice
la mujer de las ojeras.
-Shadow cree que si su Rey
los aterra, ellos harán lo que su Rey les diga. Porque Shadow tiene
miedo de ama Rothian y yo haría cualquier cosa que ella me dijera
porque así ella no me castigaría, ni me haría daño. Porque Shadow
bueno, Shadow fiel.
-Dioses... ese demonio quiere
usar a su pueblo como escudo humano. Quiere enviarlos a una muerte
segura para reservar a su ejército y así asegurarse la victoria...-
deduce el anciano.
-Creo que la guerra comienza
a ser un mal necesario.- dice el hombre.
-Shadow, gracias.- la voz de
la Reina tiembla un poco.
-Shadow bueno, Shadow fiel.
Capítulo 104
Cuando la Reina acaba de
hablar con sus consejeros
La Reina, tras haber hablado con
los generales de su ejército, sale al enorme balcón que reta a la
gravedad en la fachada de su hermoso Palacio.
Los ciudadanos, solemnes pues
presienten que algo horrible está a punto de pasar, clavan sus ojos
en la delgada pero imponente figura de su monarca.
-¡Aralios! Yo, como vuestra
Reina, he de hablaros con franqueza. Una guerra va a comenzar. El
enemigo, Pryon, ha secuestrado a la princesa y a otros jóvenes de
nuestra preciada nación.
Un murmullo se extiende como la
pólvora. Todas las bocas se abren liberando expresiones de miedo,
desconcierto, venganza, ira, orgullo. Como el rugir de la marea, esas
palabras van aumentando su volumen hasta que un estado similar a la
locura generalizada se apodera del pequeño país formado por una
sola ciudad.
-¡Aralios!
La Reina, imprimiendo en su voz
un deje autoritario que asombra, acalla a su pueblo.
-Sé que tenéis miedo-
continúa-. Sé que no sabéis por qué una guerra que podría acabar
con muchas vidas en ambos bandos ha de librarse. Sé que la
inseguridad y la confusión reinan en vosotros. Solo puedo deciros
que me he visto obligada a llegar a esta situación. Asesinos de
Pryon se han infiltrado en Arala y fueron los causantes del incidente
durante el desfile en el cual un niño inocente perdió la vida por
salvar la mía. La venganza nunca es el camino adecuado pero
simplemente no puedo aguantar más ver cómo ese país intenta
pisotear a mi gente. Además, como madre, mi corazón llora por el
destino que le espera a mi pequeña allá abajo si no la salvo. Quizá
pido demasiado y comprenderé que os neguéis, pero, desde el fondo
de mi ser, os ruego que os unáis a mí. Que os alcéis contra el
enemigo a mi lado para salvar a los nuestros, para defender el
orgullo de Arala y para demostrar que nadie podrá vencer a un pueblo
que lucha hombro con hombro. Ahora, mis queridos aralios, os suplico
que no dejéis que el miedo os venza. Juntos eliminaremos cualquier
amenaza. ¿¡Quién está conmigo!? ¿¡Quién va a acompañarme a
luchar por nuestros hogares y familias?!
El eco de las últimas palabras
de la Reina se va disipando en el aire. Una tensión eléctrica vibra
en el ambiente. Todos asustados de abrir la boca miran hacia ningún
punto en concreto, mareados por el discurso de su líder.
-¡Por la Reina! ¡Por
nosotros! ¡Por Arala!
La voz de una niña revienta en
el sol de mediodía. Todos giran sus cabezas hacia el tejado del que
ha salido la voz. Allí hay una niña pequeña y sucia. De ojos
enormes y cuerpo enclenque, que alza el puño hacia el cielo.
-¡Por la Reina! ¡Por
nosotros! ¡Por Arala!
En todos los tejados hay niños
de edades dispares con sus puños clamando venganza y orgullo. Con
fuego en sus miradas y valor en sus palabras.
-¡Por la Reina! ¡Por
nosotros! ¡Por Arala!
Todos los ciudadanos allí
congregados elevan sus puños. Uniéndose al grito de guerra de
aquellos jóvenes huérfanos. Entonces, Su Majestad une su brazo al
sentimiento popular. La guerra comenzará y ellos ganarán. Nadie
jamás podrá vencer a sus valientes conciudadanos.
-¡POR ARALA!
La voz de toda una nación
estalla y suena invencible.
Capítulo 105
En Pryon. Ishtral, Jake y
Neldrey.
El sargento se remueve
débilmente e intenta luchar contra el dolor que serpentea a lo largo
de su cuerpo. No es capaz de moverse, solo puede observar y escuchar,
pero no ayudar. Durante unos instantes había perdido la conciencia y
los guardias habían centrado su atención en los otros dos presos.
Ahora uno golpea a Jake que
gruñe y escupe saliva ensangrentada. Sus gritos no son de dolor,
sino insultos y maldiciones inconexas hacia sus torturadores. A veces
la voz le falla y sus pulmones se quedan sin aire dándole un toque
patético a su ajada figura que no deja de luchar.
En otro rincón de su cárcel,
un guardia rubicundo, fortachón y con una cicatriz que le atraviesa
el ojo izquierdo limitando su visión le está dando una paliza a
Neldrey, que patalea y chilla. El soldado araña las ropas de la
joven, dejando su cuerpo desnudo en contacto con la roca fría y
húmeda. Otro hombre la agarra de los hombros inmovilizándola
mientras el primero le abre las piernas. Ella grita y llora y escupe
y pelea. En vano. La está violando y él ni siquiera puede moverse.
Una arcada asciende por su esófago y lo hace moverse bruscamente de
manera involuntaria provocándose un inmenso dolor.
-¡Sigues vivo! ¿¡Cuántas
palizas tengo que darte para que mueras, asqueroso aralio?!
Y una lluvia de golpes empiezan
a llegarle por todos lados. No obstante, su cuerpo ya ni los siente.
Ya no le importan. Ahora su mente solo piensa en una forma de salvar
a todos. A Jake. A Neldrey. A Rothian. A Lyx...
“No puedo morir” se dice a
sí mismo para darse ánimos y no dejar que ese ingente número de
hematomas, cortes, quemaduras y latigazos se lleven su último
aliento.
Rothian y Flair
Las piernas de la chica están
llenas de decenas de pequeños cortes poco profundos que no serían
especialmente dolorosos si Drake no metiera las yemas de sus dedos en
ellos, agrandándolos. La expresión de Rothian, bajo su máscara
muestra un sufrimiento que no expresa con palabras. Solo el temblor
de sus piernas y el sudor demuestran su estado. La risa sardónica
del Príncipe taladra sus oídos y se imagina a sí misma clavándole
una espada en la garganta y oyendo como se ahoga de manera que esa
maldita risita se convierta en un gorjeo agónico.
-Vaya... Me impresionas
Princesa... Eres terriblemente aburrida. ¿No vas a gritar ni un
poquito? Bien, entonces...
Drake hace un corte más
profundo en la parte externa del muslo izquierdo de la chica y,
seguidamente, asesta un terrible puñetazo en ese mismo punto,
restregando su mano sudada y sucia por la reciente herida. Rothian
libera un chillido irreprimible.
-¿Ves? Sabía que eras capaz
de gritar.
-Drake maldita sea, déjala.
-Tranquilo Flair. En cuanto
acabe con ella frente a ti te mataré. No seas tan impaciente.
Flair libera un atroz gemido
lleno de frustración. Es entonces cuando recuerda el día en el que
venció a Drake usando una espada de madera.
-Sabía que eras despreciable
y rencoroso, pero no que eras además un sádico.
-¿Cómo dices?
-Todavía sigues furioso por
cómo te vencí cuando éramos niños. Eres un estúpido perdedor.
Rápido como el rayo, la espada
manchada con la sangre de la princesa está apuntando al cuello de
Flair.
“Creo que he dicho las
palabras idóneas” piensa.
-Además de patético y
perdedor, debí añadir “valiente”. Estás maltratando a una
mujer y apuntando a un hombre indefenso. Supongo que estás demasiado
asustado de mí. Tienes miedo de que en un duelo justo volviera a
vencerte. Sigues siendo tan previsible como de pequeño.
-Flair, no sigas por ese
camino. Puedo hacer que me supliques acabar contigo.
-Lo dudo. Solo eres un
cobarde. No suplico ante gusanos que se cagan de miedo en los
pantalones.
-¡Ya no somos niños! ¡Padre
me ha tenido años entrenando mientras tú y tu hermana dejábais un
rastro de mierda tras vosotros! ¡Jamás me podrás vencer de nuevo,
Flair Maldow! ¡JAMÁS!
La voz del príncipe había ido
subiendo de tono hasta no ser más que un chillido agudo muy poco
varonil.
-Mejor rétame cuando tengas
voz de hombre, niñato.
-¡TE MATARÉ BASTARDO
ASQUEROSO!
Drake, hecho una fiera, alza la
espada y asesta varios golpes acompañados por un grito ronco de
Rothian.
Me hace gracia el ''negociando con la araña'' es en plan, te poseo, mato a tus amigos y me quedo con tu cuerpo para siempre, es mi última oferta y me estoy arriesgando.
ResponderEliminarPor el resto genial.
JAJAJAJAJAJA me ha encantado este comentario XD
EliminarGracias!
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