Capítulo 56
Ya he recuperado totalmente mi
apariencia humana pero no puedo olvidar lo sucedido. Ni lo que hice,
ni lo que sentí. Me acurruco en un cráter provocado por mí en ese
estado de descontrol. Lloro, me abrazo a mí misma acunándome y, sin
darme cuenta, entonando la nana de mamá. Por el rabillo del ojo veo
que un Ishtral malherido se acerca, tambaleándose, a mí.
-¡No te acerques!-le grito
totalmente paranoica.
-Lyx. Ya está. Ya ha
acabado. Estoy bien.- dice sin dejar de andar en mi dirección.
Intento levantarme para alejarme de él pero las piernas me tiemblan
tanto que caigo hecha un despojo humano. Debo de resultar patética.
Mi cuerpo no responde y mi cabeza no puede dar más de sí. El
sargento llega a mi lado y me levanta la barbilla para que le mire.
Al principio rehuyo su mirada pero él me lo pide con un tono
autoritario que me obliga a ceder. Justo cuando clavo mis pupilas en
las suyas, él sonríe tiernamente y me besa. Cuando une sus labios
con los míos siento como si todo lo que he hecho hubiera sido una
pesadilla. Él pasea su lengua por mi boca y con sus pulgares,
enmarcando mi cara, me seca las lágrimas. Cuando se separa, dejando
su sabor en mí, me susurra:
-Siempre he sabido que eras
arisca, pero no tanto.
Por estúpido que parezca, ese
comentario me saca una mueca que parece asemejarse a una sonrisa. Al
menos no me odia.
-Yo... lo siento. No sé...
no sé qué me ha pasado. Quiero decir, jamás te haría daño. Yo..
yo...
-Tú nada. Ésa no eras tú,
Lyx.
-Ojalá yo estuviera tan
segura como tú.
-Entonces yo lo estaré por
los dos. Sé que ésa no era la Lyx de la que estoy enamorado.
Me giro, con la cara sucia de
lágrimas y cenizas y él me está mirando con oro fundido en sus
ojos.
-La Lyx de la que estoy
enamorado es ésta que está mirándome como si no mereciera un ápice
de cariño. La que está aquí temblando de miedo y la que va a sacar
fuerzas de donde no le quedan para vencer a esa maldita araña.
-Confías demasiado en mí.
-Porque tu confías demasiado
poco.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por... ya sabes. Por
quererme.
-Bueno, “gracias” no es
lo que un hombre espera al confesarle su amor a una mujer pero
teniendo en cuenta cómo tratas a Jake cuando éste te lo insinúa...
mejor no te presiono.
Otra vez sonrío. Poco a poco
voy calmándome. Quizá la rapidez con la que me estoy sosegando tras
semejante acceso de locura es preocupante... o quizá simplemente me
estoy acostumbrando a ser un monstruo.
-Vamos Lyx. Los demás habrán
visto el fuego y estarán buscándonos. Sé que va a ser duro, pero
querrán una explicación. ¿Puedes andar tú sola?
Quiero decirle que no porque es
la verdad. Apenas puedo mover los pies sin que un temblor
incontrolable se apodere de mi sistema nervioso, pero no voy a
decirlo. Ya es cuestión de orgullo. No quiero que él me vea más
patética de lo que ya me está viendo. Con un esfuerzo sobrehumano,
y apoyada un poco en Ishtral, emprendemos la marcha hacia donde se
encuentra el resto.
Capítulo 57
Todavía tiemblo pero el calor
del cuerpo del sargento va apaciguando el dolor de mis músculos y su
reciente confesión, mi corazón. Al parecer me había alejado
bastante del resto en mi loca carrera, antes de ver a la anciana
tejiendo. Aquel tapiz de hojas me había mostrado el mal de mi
interior. Lo que puedo llegar a hacer si no me controlo. Ishtral
parece leer mis pensamientos porque me dice que no me va a dejar sola
ni un solo segundo, que se va a pegar a mí para intentar evitar que
me transforme y, si lo hago, hacer que recupere el control.
-Necesito que me prometas una
cosa.
-Dime.
-Si me vuelvo a transformar y
no consigues hacer que reaccione... mátame.
Él se para en seco y me mira
muy serio. Sé que le duele lo que le acabo de pedir pero no voy a
convertirme en la asesina que “mi creadora” quiere que sea.
-Lyx, no puedes pedirme eso.
-Si me quieres, tal y como
dices, lo harás.
-Es un poco cruel usar así
mis sentimientos, ¿no crees?
-Sí, pero de verdad necesito
que me lo prometas. Por favor, Ishtral.
-De acuerdo- dice
suspirando-. Pero será solo en caso de que no haya absolutamente
nada que te haga volver. Hoy he podido recordarte el momento en el
que empezamos a conocernos y eso te ha hecho reaccionar.
-Cierto, me dejaste sin cena.
Me debes una manzana.
-Eso sí que te lo prometo
sin dudarlo.
Al llegar al campamento están
todos completamente dormidos. ¿Cómo es posible? ¿Acaso no han oído
los gritos? ¿Ni el humo negro ni el fuego?
“A veces las ilusiones pueden
llegar a ser muy reales, querida”.
-Todo ha sido una ilusión,
Ishtral.
-¿Qué? Eso es imposible. El
fuego era muy real y, perdona, pero la patada que me diste también
lo era.
-Lo sé, para nosotros todo
era real. El fuego, el dolor, los golpes, el humo... pero es como si
lo que tú y yo hemos vivido, lo hubiéramos hecho dentro de una
burbuja. Fuera de esa zona, nada se ha alterado. Nadie se ha dado
cuenta de nada. Así es como recibí los arañazos en primer lugar.
Todo fue una ilusión pero las consecuencias fueron muy reales. No
puedo explicarlo bien, pero funciona así.
-Menuda forma de volverte
loco. Juega con lo que tú has vivido, tu realidad, comparándola con
lo que los demás han visto, la verdadera realidad libre de
ilusiones. Qué retorcido.
-Bienvenido a mi mundo, toma
asiento y disfruta de la experiencia.
-Al menos ya vuelves a ser
tan sarcástica como siempre.
-¿Chicos? ¿qué hacéis?
¿por qué no estáis dormidos como el resto?-dice Jake somnoliento.
-Eh... esto... nosotros...
bueno, nosotros estábamos...- comienzo hasta que Ishtral pone una
mano en mi boca.
-Oh Lyx, no hace falta que
reveles nuestros secretos. A él no le importa qué hacemos los dos
solos y de noche, bajo la romántica luz de luna. ¿Verdad Jake?
Éste mira desafiante al
sargento y luego, con decepción, a mí.
-No, no me interesa.-dice
mientras se vuelve a tumbar.
Sé que quizá ha sido cruel
pero jamás podré pensar en Jake como algo más que mi amigo. Por
mucho que le duela. Quizá si piensa que he estado con Ishtral
empiece a darse cuenta de ésto y deje de intentar algo conmigo que
nunca pasará.
-No te preocupes. Lo
superará- me susurra Ishtral leyendo mis pensamientos. Ambos nos
acostamos y, aunque ninguno duerme, fingimos hacerlo.
Capítulo 58
Cuando los pocos rayos de sol
capaces de penetrar a través del entramado de ramas y hojas nos
besan las mejillas, uno a uno comienzan a despertarse. También
Ishtral y yo aunque nuestras ojeras muestran que no hemos dormido. Lo
primero, como cada mañana, es buscar algo que comer.
Jake, toma de la cintura a
Neldrey y dice que irá con ella a buscar bayas o algún tipo de
frutos. Ella sonríe con las mejillas ligeramente sonrojadas. Parece
que a la chica rubia de verdad le gusta mi amigo y, tras el tiempo
que compartimos juntas encerradas en aquellas jaulas y lo que me
contó, creo que confío más en ella. Ya no me importa que quiera
estar con él. Les sonrío con sinceridad y la mirada de ella se
ilumina. Ha comprendido que no quiero ser yo quien se interponga
entre ellos y que la acepto. Él ha entendido lo mismo pero, a
diferencia de los de Neldrey, sus ojos se han oscurecido. Por fin
acepta que entre él y yo no va a pasar nada.
-Yo voy a cazar algún
animal- dice Flair mostrando su arco-. Blood, ve tú a por agua y que
Rothian y Lyx se queden guardando nuestras cosas.
-Bueno, yo...-titubea el
sargento, que no quiere dejarme sola.
-Sin problemas- digo
mostrando una sonrisa. No puedo depender de él. Ya he decidido que
no voy a volver a dejar que la locura me domine. Aunque, claro, es
más fácil decirlo que hacerlo, y no es la primera vez que lo
digo... Él asiente y Rothian y yo nos quedamos solas.
-Siento lo de ayer- dice la
princesa-. No debí utilizar a Pete para enfadarte. Aunque es verdad
lo que dije. Me he vuelto más fría, Lyx.
-Bueno, no eres la única que
ha cambiado...
-¿A qué te refieres?
-Nada, no te preocupes. Yo
también siento haberte amenazado. La verdad es que te echaba de
menos.
Ambas nos miramos y en ese
momento sé que Rothian ya se ha convertido en una pieza fundamental
en mi vida.
Capítulo 59
Mientras tanto, Flair, solo
en el bosque...
El joven de ojos oscuros, una
vez lo suficientemente lejos de sus compañeros como para no ser
oído, interrumpe su cacería, saca de su inmensa capa el transmisor
y acerca el minúsculo micrófono a sus labios.
“Reporte número cuatro. Habla
Flair Maldow, espía de Su Majestad, perteneciente al cuerpo especial
Z.
Nos encontramos más allá de la
aldea de bastardos. Caímos presos por ellos, que se han visto
reducidos drásticamente en número aunque, por lo que nos contaron,
eso es algo que Su Majestad ya conoce. A pesar de que su líder no
tenía intención alguna de retenernos por más tiempo, alguien vino
a rescatarnos. Una joven enmascarada con un extraño poder, sin su
máscara... Siento decir que aún no soy capaz de describir en qué
consiste el don de esa mujer, lo que sí puedo afirmar (y ésto es lo
más extraordinario) es que nuestra anónima salvadora resultó ser
la Princesa Rothian, de Arala. Por lo visto era consciente de los
planes de guerra y ha venido aquí sin el consentimiento de la actual
Reina para negociar la paz. Mi hermana Neldrey ha sugerido que la
manera más conveniente de obtener una tregua sería el matrimonio
entre el Príncipe Drake y ella. Sé que la opinión de un mero peón
como yo no merece siquiera ser escuchada, pero, humildemente, pienso
que Su Majestad debería aceptar. Ésto podría darle mayor
conocimiento a la larga sobre nuestro enemigo. Podemos utilizar a la
chica. También he sabido que el tal Blood en realidad es el sargento
Blood, de ahí su habilidad en combate. Pertenece a la Guardia Real;
él podría resultar molesto. En cuanto al resto... al principio
había cierta tensión entre ellos. Dejan que sus emociones se
interpongan en su camino. Son débiles. Si nada digno de mención
sucede, mi próximo reporte será a las puertas de La Capital.
Aquí finaliza el informe número
cuatro. A la espera de nuevas órdenes.”
Una vez termina, el chico espera
atento a la pantalla del transmisor:
“Buen trabajo. Traiga a la
Princesa sana y salva al Castillo. Protéjala. Los demás no
importan. Una vez lleguen, serán apresados y la Princesa podrá
tener audiencia con Su Majestad. Continúe con la misión.”
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