Capítulo 40
Flair nos despierta al resto. Al
parecer se ha despertado el primero y ha ido a recoger algunas bayas
de los alrededores. Ishtral saca algo de pan y queso de nuestro
macuto mientras que los hermanos comparten los frutos que el joven ha
recogido. Tras comer algo, nos ponemos en marcha de nuevo,
alejándonos del pequeño claro en el que hemos pasado la noche y
adentrándonos en el espeso bosque.
A diferencia del Bosque Muerto,
éste está lleno de vida. Los árboles son casi tan altos como los
edificios de Arala. La vegetación, húmeda y pegajosa, nos llega por
el pecho. Constantemente siento las pequeñas garras de roedores o
lagartijas rozándose contra mis pies y tobillos lo que es, cuanto
menos, bastante incómodo. La penumbra reina en el bosque puesto que
la poca luz que hay, no puede penetrar a través del intrincado
entramado arbóreo. Una mariposa, más bien una polilla enorme, pasa
junto a mi cara moviendo mi pelo de un solo aleteo. Una serpiente
blanca como la sal, sisea a nuestro lado provocando que Neldrey dé
un gritito; un pretexto perfecto para acercarse a Jake. Caminar es
una ardua tarea debido al terreno inestable y arcilloso y a la
vegetación, que me recuerda a miles de brazos agarrándonos de la
ropa, impidiendo que continuemos.
Tropiezo con una rama y caigo
perdiéndome en ese mar verde. Alzo la vista, aún en el suelo, y veo
a escasos centímetros de mi cara una araña azul, con las patas
peludas bañadas por el rocío. Sé que éste es un arácnido normal
y que no es el de mis pesadillas pero no puedo evitar quedarme
paralizada mientras ésta se acerca a mí. Lentamente, muy
lentamente, siento su abdomen rozarse contra mi mejilla sudorosa y
pasar de largo. El corazón me late en las sienes reviviendo momentos
que ojalá no hubiera vivido. Es Ishtral quien me toma del brazo y me
levanta, rompiendo esa especie de ensimismamiento en el que estaba
sumida.
-¿No habrás vuelto a ver
a...?- pregunta, asustado, bajando el tono.
-No, no era ella. He visto
una araña normal, que ni se ha dado cuenta de mi presencia y ha
pasado de largo pero... supongo que cualquier cosa me recuerda a...
bueno, ya sabes.
-Sí, no te preocupes Lyx. No
tienes que afrontarlo sola. Vamos.-Me toma de la mano y yo le sigo,
aún un poco mareada.
Jake nos mira y también coge la
mano de Neldrey en un acto tan infantil como absurdo porque no estoy
en condiciones de que me importe nada de eso. Jake mira a Ishtral y
éste le dedica una sonrisa burlona. “Eso no ayuda, tonto” pienso
para mí al ver la reacción del sargento.
Flair, que encabeza la marcha,
se para y nos manda callar a todos en tono autoritario. Ante
nosotros, bajando de la rama de un árbol, hay una enorme pantera
negra, sus ojos, carentes de pupila, son completamente azules como el
hielo. Su musculatura es impresionante y las hierbas arañan su
oscuro pelaje. Gruñe lentamente al acercarse a nosotros. Se mueve
muy lentamente, majestuosamente.
-Que nadie mueva un músculo.-
dice Flair en un susurro.
No hace falta que lo diga,
estamos petrificados. Como respuesta a mi creciente miedo, mis ojos
comienzan a teñirse de fuego y vuelvo a sentir mi cuerpo fundirse.
“No, no, no, no te dejaré controlarme” pienso al oír la voz
podrida del arácnido. Guiño un ojo involuntariamente cuando los
pinchazos en mi sien son demasiado agudos. Creo que Ishtral se da
cuenta porque me aprieta mucho la mano ayudándome a mantener la poca
calma que puedo.
El felino está muy cerca de
Flair, que no se mueve, es más, diría que incluso se muestra
desafiante.
-Flair...- susurra su
hermana.
-Espera.- responde éste.
Los demás, sin saber qué
pretenden, nos mantenemos en un aterrado mutismo.
-Flair.
-Aún no.
-¡Flair!
-¡He dicho que esperes!
Ante los gritos de los hermanos
la pantera salta lanzando un rugido que provoca la huida en bandada
de cualquier ser vivo que allí se escondiera.
-¡FLAIR!- grita Neldrey,
desesperada como nunca la he visto, ante el imponente cuerpo negro
del animal alzándose sobre la delgada silueta de nuestro amigo.
-Ahora- susurra Flair
sonriendo. Antes de que podamos reaccionar, él saca un arco no sé
de dónde y lanza una flecha que corta el aire para clavarse justo en
la garganta de la pantera.
Ésta cae agonizante y muere en
unos segundos. Flair se gira con algunas gotas de sangre en la cara.
-¿Seguimos adelante?- dice
con su tono calmado y conciliador de siempre.
Capítulo 41
“¿Cómo había hecho eso
Flair?” Me pregunto. No puedo evitar pensar en el arquero que mató
a mi hermano. Hago a un lado a Ishtral y avanzo a grandes zancadas.
-Flair- digo duramente.
Éste se gira hacia mí con una
expresión angelical que tenía algo de salvaje en el fondo de su
mirada.
-¿Cómo has hecho eso?
-Con un arco y una flecha.
-Sabes a qué me refiero. No
me tomes por tonta.
-Oh vamos, Lyx, jamás se me
ocurriría pensar eso. Soy un buen arquero, ¿qué sucede? Si no
recuerdo mal acabo de salvarnos la vida a todos nosotros.
-Sí... es solo que... bueno.
-Mi hermano aprendió a
manejar el arco a los cinco años. Recuerda que somos bastardos del
rey, en La Capital perdí la cuenta de las veces que intentaron
asesinarnos. Por eso, cuando nuestra madre murió, huimos de esa
ciudad. Hasta ahora.- Neldrey fue bajando el tono paulatinamente,
como hundiéndose en sus recuerdos.
-Yo... Lo siento Flair. Me he
dejado llevar por el rencor y te había asociado con el arquero que
mató a mi hermano.
-No te preocupes. No importa-
dice con su tono dulce de siempre y sonríe-. Anda, sigamos, a ver si
salimos de esta especie de selva para poder acampar.
Todos nos mostramos de acuerdo
con él y seguimos andando. A media tarde, por fin conseguimos llegar
a una zona donde la hierba, a pesar de seguir siendo bastante alta,
no lo era tanto como para no poder asentarnos allí. Es más, podría
resultar hasta cómodo dormir sobre esa mullida alfombra vegetal.
Neldrey y Jake van a recoger un
poco de agua. Bien es cierto que no hemos visto ningún río, pero
hay unas plantas, de tonos rojizos, con hojas cóncavas, que
almacenan el agua del rocío, de la perenne humedad de ese bosque.
Flair e Ishtral van a cazar algunos roedores o algo para comer. Yo me
encargo de preparar el fuego, aunque con lo húmeda que está la
madera no sé cómo lo voy a hacer.
Sigo con algunos dolores en las
sienes y aún me arden las yemas de los dedos. No quiero hacerlo,
pero no puedo evitar recordar la escena de la muerte de Pete y
relacionarla con la maestría de Flair con el arco. Vuelvo a
enfadarme y noto que me mareo un poco. Oigo como el viento trae, como
un vetusto eco, la risa de la maldita anciana. Me llevo una mano a la
frente y otra la apoyo sobre la madera mientras intento controlarme.
Estoy ardiendo. Aprieto las ramas con fuerza y, no sé cómo, las
prendo. Me echo hacia atrás asustada y miro mis manos, tiemblan
acalambradas y desprenden un leve humo.
“Acabo de... encender fuego...
¿con mis manos?”. Me doy miedo a mí misma. Kitz dijo que él
poseía gran fuerza y velocidad. Ya antes me había movido tan rápida
como un pestañeo, cuando le lancé el puñal a Flair... No obstante,
él nunca me dijo nada de provocar un incendio solo chasqueando los
dedos.
¿Qué más me iba a pasar? Oí
a la vieja araña estallar en carcajadas.
-Vaya, Lyx. Has podido
encender el fuego con tanta humedad. ¿Cómo lo has hecho?- me
pregunta Neldrey inocentemente mientras Jake deposita en el suelo
todas nuestras cantimploras llenas de nuevo de agua.
-Supongo... que he sido muy
insistente.- digo fingiendo una sonrisa.
-¿Estás bien?- quiere saber
Jake, que me mira fijamente.
-Sí, perfectamente.
Al poco, llegan Flair e Ishtral
con un par de aves cuyo nombre no sé pronunciar pero cuyo sabor es,
según los hermanos, magnífico. Quiero hablar con Ishtral pero
decido esperar un poco. Si me vuelve a pasar, ya se lo diré. De
repente, como un rayo, se cruza por mi mente la imagen de Rothian. La
echo de menos, ¿cómo estará?
El sargento Blood me saca de mis
ensoñaciones.
-Lyx, ¿qué te parece que tu
primera clase sea después de comer?- dice mientras Flair prepara las
aves.
-Me parece perfecto.
-¿Clases?- dice Jake.
Le explico a mi amigo que
Ishtral va a enseñarme a luchar. Obviamente omito el por qué de esa
decisión.
-Yo también quiero.
-¿Tú también?-le pregunta
Ishtral a Jake-. De acuerdo, pero si te haces pupa no me vengas
lloriqueando.
-¿Qué has dicho, Bobo real?
-Genial, ahora tienen la
excusa perfecta para matarse a golpes.- digo distraída. Neldrey se
ríe como una niña pequeña mientras Flair nos avisa para comer. Ésa
es la primera cena en la que estamos todos un poco más relajados.
Claro que el hecho de que Flair nos toque algo y cante con su hermosa
voz también ayuda.
Capítulo 42
Tras la cena y el delicioso
concierto privado de Flair, Ishtral se dispone a comenzar su clase.
Jake y yo nos levantamos y nos colocamos frente al sargento. Los
hermanos se limitan a mirar, deseosos de que comience el espectáculo.
-He pensado que, mejor que
enseñaros a manejar la espada o cualquier otro tipo de arma, lo
mejor para vosotros es que aprendáis a defenderos en una batalla
cuerpo a cuerpo.
-Ya, como si no supiéramos
pelear. Bobo real, te recuerdo que Lyx y yo hemos vivido en la calle
toda nuestra vida y te aseguro que más de una paliza nos hemos
llevado. Creo que sé pelear cuerpo a cuerpo.- dice despectivamente
Jake.
-Jake... creo que no
deberías...
-¿Ah si?- me corta Ishtral,
con una sonrisa pícara en sus labios-. Demuéstrame lo que sabes, oh
gran luchador callejero.
Veo que mi amigo cierra los
puños y se pone tenso. Ishtral se pone en posición de defensa. Jake
se abalanza sobre él como un oso, basándose en su fuerza bruta. Sin
embargo, Ishtral lo esquiva con un ligero paso hacia la derecha, como
si estuviera bailando. Se ríe y añade un sarcástico: “Casi pero
no”.
Ésto hace enfadar aún más a
mi amigo que lanza un puñetazo que el sargento redirige con la palma
de su mano haciendo que Jake se tropiece y caiga de rodillas.
-Cuidado, te vas a hacer
daño.-Ishtral es consciente de su superioridad en combate y no duda
en aprovecharse de ello para ridiculizar a Jake frente a los demás.
Empiezo a sentir algo de pena
por mi amigo aunque sé que él se lo ha buscado con ese tono
condescendiente y esa chulería innecesaria. Quizá una pequeña cura
de humildad le valga para hacer de él un buen alumno.
Jake gruñe en el suelo y se
levanta furioso, exhala un largo suspiro intentando controlar la ira
y vergüenza que está sintiendo. Vuelve a intentarlo. Inclina el
tronco superior hacia adelante y descarga un fortísimo puñetazo
a... el aire, porque Ishtral, con un suave giro, lo ha esquivado y
asesta un codazo en la espalda de mi amigo, que se ve otra vez
relegado a admirar el suelo.
-Te abalanzas como una bestia
parda sin calcular las distancias, sin pensar en los posibles
movimientos de tu rival. Es tan fácil leer tus pensamientos que
hasta aburre.
-Cierra la boca, ¿solo sabes
hablar?- dice Jake con furia, desde el suelo, masticando las
palabras.
-Hombre, también sé pelear
pero, por lo visto, precisamente eso no es lo que estamos haciendo.
Ishtral se veía totalmente
relajado y seguro de la victoria. Jake le mira con un odio que creo
que nunca he visto en él y luego me mira a mí. Lee la compasión en
mis ojos, un desesperado: “ríndete. No puedes ganar. No te
avergüences más”. Eso lo hace enfadar aún más y lanza un puñado
de tierra a la cara del sargento, que no se lo esperaba y queda
momentáneamente cegado, comenzando a toser. Jake lo agarra de la
cintura y lo empuja contra un árbol. Ishtral queda por un segundo
indefenso y mi amigo le asesta un puñetazo en el estómago
provocando que se doble sobre sí mismo. Por último, le golpea los
omóplatos con los puños tirándolo al suelo. Ante la sorpresa de
todos, el sargento se empieza a reír.
-¿De qué te ríes?
-De lo fácil que es hacer
que pierdas los papeles y utilices trucos tan asquerosos como éste.
-Te he dicho que peleaba en
las calles, allí no se seguía ningún tipo de regla. El que
utilizaba el truco más sucio, ganaba.
-Ya veo. Trucos sucios- dice
ésto tumbado en el suelo tranquilamente-. Mira, no pensaba decírtelo
pero me has enfadado; la otra noche, mientras te dedicabas a manosear
a Neldrey, Lyx y yo... bueno, ya sabes. Ata cabos.
Todos me miran atónitos salvo
el sargento que simplemente me mira divertido y me guiña un ojo. Me
ruborizo y bajo la mirada por el gesto de Ishtral pero todos lo
entienden como la confirmación de lo dicho por el sargento Blood.
-No... no te creo.
-¿Ah no?, pues mira- dice
mientras se empieza a desabrochar la blusa-. Aún tengo algunos
arañazos en la espalda y un chupetón en...
-¡BLOOD!- le grito. Se está
pasando con esa “comedia”.
-Te voy a matar.- Jake
levanta el puño con una rabia para nada contenida.
Ishtral sonríe. Se impulsa con
las manos y le asesta una patada en la mejilla a Jake haciendo que
éste caiga, derrotado, al suelo. El sargento ha ganado.
-¿Y bien?, ¿Te siguen
gustando los trucos sucios?
Flair y Neldrey comienzan a
reírse. Jake maldice por lo bajo en el suelo y yo miro a Ishtral
entre molesta y divertida.
-Perdón por utilizarte, Lyx.
Aunque hubiera sido bastante entretenido que hubiera sido verdad,
¿no?
-Idiota.
-Bueno, Jake, ¿me vas a
dejar que te enseñe? Eres un bruto, pero podemos usar eso a tu
favor. Tienes mucha fuerza, incluso puede que más que yo. Pero eres
tan sumamente torpe y lento que derrotarte es demasiado fácil.
-Olvídame.- dice entre
dientes mientras se levanta y se sacude el polvo.
-No, cariño tienes que
aprender. Tienes que protegerme.-Neldrey dice la última frase con un
tono seductor que derretiría al hombre más frío y haciendo un
mohín infantil que, a la vez, resulta increíblemente sexy. Jake la
mira y suspira.
-Supongo que podría hacer un
esfuerzo.
-¡Bien! ¡Eres el mejor,
cielo!- Neldrey da un pequeño saltito para añadir énfasis a sus
palabras. Me asquea esa chica. Flair se aleja de nosotros.
-Flair, ¿a dónde vas?-
pregunta Neldrey.
-Bueno, todo lo que he comido
y bebido urge por salir de mi cuerpo, ya me entiendes hermanita.
-Oh, ¿te ayudo?
-¡Pero qué dices, Neldrey!-
le espeta Jake.
-Era una broma, sois unos
aburridos.- dice haciendo pucheritos mientras Flair se pierde entre
las hierbas altas.
Capítulo 43
Escondido entre la altísima
maleza.
Shadow mira al grupo desde las
sombras. Completamente seguro de que nadie se dará cuenta de su
presencia. Es demasiado bueno.
“Estúpido sargento Blood, se
cree el mejor por saber cómo patearle el culo a un pobre diablo.
Aunque el otro tampoco tiene muchas luces. Ha sido muy arrogante por
su parte encararse así con él, y delante de todos. No sé cuál de
los dos es peor”. Piensa el espía aralio. No ha perdido detalle de
su marcha durante los últimos días. Ahora solo hay una cosa que le
preocupa: ¿Dónde está la princesa Rothian? En cuanto la encuentre,
acabará con los demás y llevara a la futura reina de Arala ante la
actual monarca, su madre.
Alejado del resto del grupo,
sin que nadie pueda verlo ni oírlo.
Flair saca de su enorme capa
llena de bolsillos secretos una especie de artilugio formado por un
micrófono pequeño situado bajo una pantalla de color verdoso. Todo
ello unido por una serie de botones de los cuales Flair solo sabía
el funcionamiento de dos: recibir órdenes y enviar información. El
joven se acerca el micrófono a los labios y comienza a hablar.
“Reporte número tres. Habla
Flair Maldow, espía de Su Majestad, perteneciente al cuerpo especial
Z.
Me dispongo a proseguir con mi
misión de acompañar a los infiltrados aralios hasta La Capital.
Poco a poco me estoy ganando su confianza, es cuestión de tiempo que
me digan sus planes.
A continuación expondré el
avance de nuestro viaje y el perfil de mis acompañantes:
Lyx: es una joven valiente con
una lengua demasiado osada. Tiene una velocidad sobrehumana. Puede
que sienta algo por Blood, lo que causa celos a Jake. Éste podría
ser un gran punto débil si jugamos bien nuestras cartas. Mi hermana
ya está en ello. No obstante no está todo dicho sobre Lyx, tengo la
sensación de que oculta muchos secretos.
Blood: Parece el más capaz de
todos, tiene conocimientos sobre estrategia y sabe luchar, debe de
pertenecer al cuerpo militar aralio. Quizá sea el más problemático
a la hora de eliminarlos.
Jake: no supone ningún
problema. Es solo un pobre chico que se ha visto envuelto en una
misión suicida para intentar ganarse el afecto de Lyx. Torpe y
bruto. Nada que temer. Seguramente será el primero en caer.
Salimos hace unos días de
Dasian y Blood ha decidido enseñar a pelear a Lyx y a Jake. Como ya
he dicho, no creo que el chico cause muchos problemas, en cambio
ella... Quiero investigarla un poco más, algo me dice que podría
ser capaz de mucho más de lo que demuestra.
Aquí finaliza el informe número
tres. A la espera de nuevas órdenes.”
Cuando Flair se dispone a
guardar el aparato otra vez en ese abismo de bolsillos que es su
capa, éste vibra ligeramente. En la pantallita aparecía escrita una
orden:
“Buen trabajo. Continúe con
la misión”
Flair asiente para sí mismo y
emprende la marcha para volver junto al resto.
En una posada de Dasian
-Perdone, estoy buscando a
unos amigos con los que he de reunirme cuanto antes, ¿ha habido
algún huésped que le llamara la atención últimamente?
-Ahora que lo dices... hace
unos días se hospedaron aquí un grupo de jóvenes, un poco
ruidosos. Solo se pasaban por la posada para dormir y para algunas
comidas pero los recuerdo. Eran dos hombres, uno de ellos siempre iba
envuelto en una enorme capa, y también había una mujer bastante
guapa con ellos.
-Supongo que ya no están en
este pueblo, ¿no?
-Lo siento niña, se
marcharon hace pocos días.
-Vale, muchas gracias- la
chica extiende un par de monedas de oro al posadero-. Por la
información.
-¿No quieres saber hacia
dónde se fueron?
-No se preocupe, eso ya lo
sé. Solo quería saber si seguían aquí y, en caso de que se
hubieran marchado, si hacía mucho tiempo de ello. Usted ya me ha
respondido. Adiós y gracias de nuevo.
-Adiós jovencita.
El posadero se queda un buen
rato mirando la puerta por donde ha salido esa joven tan extraña.
Envuelta toda ella en una capa verde oscura, con una voz muy suave
pero a la vez firme y potente. Con cascadas de cabellos castaños y
rizados bañándole los hombros y, sobre todo, lo que más llama la
atención al hombre es la máscara. La chica lleva una máscara
dorada, surcada por unos puntitos azulados a la altura de los pómulos
y la nariz, que no deja ver ni un milímetro de su rostro. Cada día
llega gente más rara a su local y él ya está demasiado mayor como
para preocuparse por las extrañas modas de los jóvenes. Con este
pensamiento, el anciano posadero se mete en el reservado y se pone a
leer un libro de páginas amarillentas.
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