Hoy
yace en su cama, herida por el tiempo. Bañada en noventa primaveras
pasadas. Cegada por la anciana luz que la acompaña en su último suspiro.
pasadas. Cegada por la anciana luz que la acompaña en su último suspiro.
Ahora
recuerda ese collar de perlas que su madre nunca le dejó usar, pero
que ella, en secreto, se ponía para fingir ser la princesa de su
castillo erigido entre nubes y sueños.
Ahora
es consciente de la importancia de aquel libro de cuentos que nunca
leyó entero pero que siempre fingió saberse de memoria.
En
estos momentos recuerda el primer beso que un joven rubio como el sol
depositó en sus labios rosados.
Rememora su primer baile con sus amigas, confidentes de mil amores y desamores, de millones de sonrisas bañadas en días de lluvia y posos de café.
Ahora
sonríe ante el recuerdo del altar, de la orquesta acompañando sus
nerviosos pasos y de aquel joven rubio que la besó años antes
esperando con un anillo entre sus manos.
Recuerda
el dolor que le produjo perder a su primer hijo y el amor que regaló
a su segundo retoño.
Acompaña
con una sonrisa el destello de aquel día en el que su pequeño
abandonó la cuna, el hogar y decidió comenzar un nuevo sueño.
Una
lágrima polvorienta corre entre sus marcadas arrugas recordando el
día en el que su amor, rubio como el sol, se dirigió al brillante
astro dejándola acurrucada entre las sabanas.
Hoy,
cansada de batallar pero orgullosa de su arduo combate con la vida,
ella decide soltar la mano de su pequeño ya no tan niño, y hacer
compañía a su siempre amado esposo.
Hoy,
posa su mirada por última vez y sonríe. Así, entre los últimos
restos del verano y los primeros suspiros de invierno, ella voló.
Una buena manera de definir la partida de una persona, me encantó, felicidades!!
ResponderEliminar