UN
ÚLTIMO RECUERDO
Recuerdo
su sonrisa, sus bucles rojizos y esas pecas alrededor de su nariz que
ella tanto odiaba.
Recuerdo
cómo me hacía sentir cuando posaba su mirada en mis pupilas.
Nunca
la olvidaré..., nunca...
Aquel
día soleado de marzo fue tornándose gris conforme llegaba la
tormenta, conforme se nublaban sus verdes pupilas.
Hace
un mes
-¡Hola
Paula!
-Hola
Sergio- una gran sonrisa de Paula, cómo me gustaba esa
sonrisa-¿sabes que voy a conocerle en persona esta noche?
-vaya,
que bien-suena el timbre del inicio de las clases- venga que ya llega
el de mates y sabes lo pesadito que puede llegar a ponerse.
Otra
maravillosa sonrisa.
Paula
era mi amiga desde los seis años, era preciosa, inteligente y muy
divertida; ahora tenía diecinueve años y yo llevaba enamorado de
ella diez años.
Pero
ella llevaba hablándose un mes por el tuenti con un chico llamado
Marc, él le decía que la amaba y por lo visto iban a verse esta
noche.
¡Cómo
odiaba a ese tío aunque no le conocía de nada!
Una
semana antes
Paula
y Marc eran pareja desde hacía poco tiempo, para Paula yo era su
mejor amigo y confidente y por ello conocía bastante bien a ese
tipo.
Paula
le quería, estaba ciega, al principio creía que eran mis propios
celos los que me hacían ver cosas que no eran, pero pronto descubrí
que no estaba tan equivocado.
Ayer
por la tarde
Paula
me llamó, su novio había bebido demasiado y estaba muy raro, ella
estaba con gente que no conocía de nada, tenía frío y estaba
triste porque tenía problemas con Marc; solo por eso había accedido
a ir a ese sitio apartado de todo y de todos.
Me
pidió que fuera a recogerla...
Ayer
por la tarde mientras yo iba a por Paula
Paula
al fin se dió cuenta de que ese tío no le convenía, habló con él,
no pudo acabar la frase,
Marc
le había propinado el primer puñetazo.
Paula
tenía el rimmel corrido, las lágrimas no cesaban como tampoco
cesaban los golpes de ese tipo.
Cuando
Marc se cansó de golpearla, Paula estaba tirada en el suelo con los
ojos cerrados. Era un cobarde. Huyó.
Ahora
mismo en el hospital
Paula
está muy grave, su familia está en una esquina llorando. Ya han
pasado cinco horas, me han tomado declaración, ese imbécil ya está
entre rejas. Ahora sólo queda esperar. Esperar otra sonrisa de mi
Paula.
En
este momento me llama una enfermera
Entro
en la habitación, Paula está muy grave. Me acerco a ella, le tomo
la mano y no puedo evitar derrumbarme al ver que me regala una débil
sonrisa.
Me
arrodillo y entre lágrimas le digo que la quiero, por fin me atrevo
a decirle que la amo y ella se me escapa de las manos. Ella me dice
que me levante, que me acerque.
Me
dice que siempre ha tenido muy mal gusto con los chicos y que quiere
darme un último recuerdo. Me estremezco al recibir un beso húmedo
y tembloroso; ambos estábamos llorando.
Justo
antes de cerrar los ojos me sonrió mientras su última lágrima se
secaba en la comisura de sus labios y me dice: Yo también te quiero,
Sergio.
Cinco
años después
Abro
los ojos, me llega un leve olor a vainilla, alzo la vista y allí
está ella, acariciándome el pelo, regalándome otra de las mágicas
sonrisas que lleva dedicándome desde ese día en el que casi muere,
en el que casi muero yo junto a ella.
¡Belén! ¡Felicitaciones por tan hermoso y emotivo relato! ¡Me ha encantado la estructura y tu redacción! ¡Espero que éste genial comienzo sea el despegue de una potencial escritora con la que ahora tus lectores estaremos pendientes de tus nuevos logros de tu ingenio y tu pluma! ¡Quizás tengamos la dicha que tu talento nos regale la letra de un tema musical en colaboración con tu padre! ¡Nuevamente Felicitaciones Belén! :-D
ResponderEliminarDaniel
Felicidades, y huir de cualquier hombre que haga eso, por mucho que se les quiera, nunca!!
ResponderEliminarTe doy ánimos para que continúes escribiendo y no pares nunca
ResponderEliminarJuan José March García