Etiquetas

jueves, 21 de julio de 2016

Capítulos 48, 49, 50 y 51

Capítulo 48

En algún lugar del bosque

Shadow despierta entre toses.
Cuando todos se separaron para buscar a los dos que se fueron, él siguió al sargento Blood y vio como un dardo salió de la penumbra para clavarse en el cuello de éste. Se agazapó entre las altas hierbas, hundiéndose en la tierra. Vio cómo la chica morena entraba en cólera desatando el caos. Aquella muchacha trajo el infierno al mundo. Pronto, perdió la conciencia debido a la inhalación de humo. No murió por el simple hecho de estar acostado en el suelo y parcialmente cubierto por una manta vegetal.
Ahora recuerda todo con una claridad asombrosa. Se pregunta cómo es que esa chica, Lyx, ha sido capaz de prender fuego al bosque. De repente, se da cuenta de que no tiene tiempo de pararse a reflexionar. Los ha perdido y tiene el presentimiento de que la princesa Rothian no tardará mucho en reunirse con sus compañeros.

Capítulo 49

Despierto y un dolor punzante atraviesa mi nuca provocando que ponga una expresión muy poco favorecedora. Abro los ojos aún presa de una cierta sensación de mareo y frente a mí hay un semicírculo formado por habitantes de esa pequeña aldea, a simple vista no parecen ser más de doce de distintas edades aunque casi todos ellos parecen ser aún adolescentes, todos son hombres. Muevo lentamente la cabeza y soy vagamente consciente de que estoy atada a una cama idéntica a la que sostenía los cuerpos de mis amigos. El primero en darse cuenta de que he despertado es Nash.
-Vaya, aralia testaruda, eres la primera en despertar. Estaba empezando a aburrirme de esperar.
El joven hace un gesto con la mano izquierda para que sus compañeros les echen un gran cuenco de agua en la cara a mis amigos. En cuanto los oigo toser y despertar soltando maldiciones, me relajo un poco: al menos no están malheridos.
-Bueno, aralia...- comienza Nash.
-No soy de Arala. Ya te lo he dicho.- digo cortando a nuestro “anfitrión”. Por la seguridad y autoridad que desprende, o mucho me equivoco o él es el líder de esta sociedad. De hecho, al menos a simple vista, parece de los mayores, calculo que podrá tener veinticuatro o veinticinco años.
-Bueno, si no puedo llamarte aralia, dime tu nombre.
-Soy Lyx y, sinceramente, estoy un poquito cansada de que nos golpeéis y de despertar presa.
-Exacto, somos señoritas, ¿acaso no tenéis modales?- añade Neldrey con tono pomposo.
-Os tratamos a ambas con cierta caballerosidad al encerraros en las jaulas sin dañaros. Privilegio que habéis desperdiciado al escaparos. Y eso que te lo advertí, aralia... quiero decir, Lyx.
-¿Quiénes sois?- el tono lastimero de Jake muestra su agotamiento físico y psíquico.
-Jake, cariño, qué te han hecho- susurra Neldrey intentando zafarse de sus ataduras sin éxito.
-¿Quiénes somos?- Nash me mira y sonríe. Recuerdo que me dijo que todo pryorano sabe quiénes son y qué es este sitio. El no saberlo confirma el hecho de que somos aralios. Ya nada se puede hacer, al menos, aunque nos hayamos descubierto, sabremos de una vez dónde estamos.
-Son los bastardos del Rey- la voz fría y dura de Flair hace que Neldrey baje la cabeza, ella también lo sabía pero no dijo nada.
-Exacto. Somos todos bastardos del Rey.
-¿Por qué solo hay hombres?- pregunta Ishtral. Su voz suena cansada pero me reconforta oírla de nuevo. Más de lo que jamás admitiré.
-Porque, según la ley, solo pueden reinar hombres. Si queríamos sobrevivir debíamos huir de La Capital. Sus hijas podían quedarse, de todas formas, están destinadas a prostituirse y a vivir en la miseria. La Guardia Real se encarga de ello.
-Sois una amenaza para el Rey, ¿no? Si os alzárais podríais optar a gobernar y eso no puede ser, imagino- digo yo empezando a comprender la situación-. Por eso os habéis confinado aquí, en esta aldea de bastardos, de exiliados, de repudiados. No vais siquiera a intentar luchar por vuestro futuro.- mis palabras destilan amargura y, por qué no, asco ante tal pasividad y resignación.
Nash me mira fijamente, con ira contenida. Se acerca a mí y me agarra la barbilla con sus dedos.
-¿Quién te crees que eres? ¿Acaso piensas que solo somos doce? Hace dos meses éramos treinta. Dejamos aquí a seis, los más jóvenes, y el resto intentamos infiltrarnos en esa ciudad maldita y podrida hasta sus cimientos. De todos los que fuimos solo volvimos nueve gravemente heridos y por desgracia otro ha muerto recientemente, aunque eso tú ya lo sabes. No vuelvas a dar por supuesto algo, aralia. La próxima vez te prometo que te arrancaré la lengua.
-No te atrevas a tocarla- la voz de Ishtral suena amenazadora.
-Blood, ésto no es de tu incumbencia- digo intentando que Nash no enfoque su ira hacia mi amigo. He sido yo quien lo ha provocado y no voy a permitir que lo pague con los demás.
Creo que el sargento capta mis intenciones y guarda silencio. El joven aún agarra mi cara y no aparta sus pupilas de las mías. Forjo una máscara de indiferencia, dura como una roca, no quiero dejar que él sepa si tengo miedo o angustia. No quiero que note que me tiembla levemente el labio inferior. Aquel joven que parecía tan pacífico cuando habló conmigo en mi jaula ahora daba muchísimo miedo. Su transformación es casi tan horrible como la mía, aunque al menos no creo que él mate a una persona...
-Desatad a ésta y llevadla a mi cabaña.- dice mientras suelta bruscamente mi barbilla.
-¿Qué quieres de ella?- Ishtral vuelve a agitarse en sus ataduras. El resto de mis amigos también alzan la cabeza y miran al joven con odio.
-Si le haces algo...-añade Jake.
Nash, por respuesta, únicamente mira despectivamente a todos y se gira, caminando con paso seguro y gran parsimonia hacia el nivel más alto. El lugar del líder.
Intento morder a uno de los guardias que me sostienen. Pienso que de un momento a otro oiré la llamada de la araña para volverme loca, como de costumbre. Sin embargo, nada de eso sucede, creo que mi mente aún es demasiado consciente de que soy una asesina y no está dispuesta a dejarse vencer tan fácilmente otra vez.

Capítulo 50

A pesar de mis esfuerzos por deshacerme de las manos que me sostienen, no consigo liberarme y me veo arrastrada hacia la cabaña de Nash. Me empujan con fuerza tirándome al suelo y cierran la puerta. Puedo ver a varios jóvenes apostados frente a las ventanas e imagino que los que me han traído aquí se han quedado junto a la puerta. No puedo escapar.
Miro la habitación. Una enorme mesa de madera ocupa el centro de la estancia rodeada de sillas arañadas y desgastadas. Las paredes están adornadas por unos dibujos hechos con gran habilidad. Todos ellos muestran a muchachos haciendo tareas como cazar, cocinar, construir chozas o puentes para unir las plataformas. Hay también ilustraciones de festejos, se les ve a todos muy felices a pesar de su situación. Noto una punzada de dolor al relacionar esos jóvenes rostros con los fallecidos en aquella misión de la que me habló Nash y, sobre todo, siento mi corazón desgarrarse al ver el dibujo del joven al cual estrangulé en el bosque y reduje a cenizas. En la imagen estaba devorando un pedazo de carne como si nada en el mundo pudiera perturbar su tranquilidad. Me propongo no llorar pero antes de poder hacer nada, las lágrimas ya corren por mis mejillas sin posibilidad de pararlas. “Lo siento” pienso mientras rozo con los dedos húmedos el inocente rostro de ese chico, “de verdad, lo siento...”
-Sabía que no eras una asesina.- la voz de Nash me despierta, me seco las lágrimas con la manga de la blusa y me pongo en guardia preparada para pelear si fuera necesario.
-No estés tan seguro. Si quisiera te calcinaría en cuestión de segundos. Déjanos libres a mí y a mis amigos.
-No, no lo harías. ¿Te apetece algo de beber?
-Tienes que estar bromeando. ¿He matado a uno de tus hermanos y me invitas a beber algo? Tienes unos cambios de humor preocupantes.
-Eso lo dice una pirómana desquiciada, ¿no?
-Oye, cuidado con lo que dices.- alzo el dedo índice en su dirección intentando imprimir algo de autoridad en mis palabras aunque ese chico me desconcierta, no sé bien cómo actuar ante él. Es una persona extraña.
-¿Quieres hablar o no? Siéntate.- su tono no deja lugar a dudas. Obedientemente, aunque maldiciendo entre dientes, me siento y acepto un vaso de una extraña bebida de color verdoso.
-Está hecha con extracto de fitrúcea.-me aclara él.
-¿De qué?
-Una planta de estos bosques. Tiene un sabor muy dulce. Tranquila, no voy a envenenarte, eres demasiado interesante de momento.
De momento”. ¿Eso significa que si dejo de resultar entretenida se deshará de mí y de los demás?
-Entonces, para que me quede claro, sois todos hijos bastardos de Rey y no podéis salir de aquí porque os matarían, ¿no?
-Exacto.
-Pues me parece que ese Rey vuestro está obsesionado con cierta parte de su anatomía...
-¿”Vuestro”? ¿al fin admites que no es tu Rey? ¿Significa eso que eres aralia?
-Como si no lo supieras.- admito finalmente dándome cuenta de lo estúpido que es seguir con una mentira que nunca se creyó.
-Bien, parece que poco a poco voy consiguiendo algo de cooperación.
-¿Cooperación? ¿Qué quieres de mí?
-Saber qué hacen unos aralios aquí. ¿Vais acaso a atentar contra el Rey?
-No.
-Lástima, me encantaría ayudaros si fuerais a hacerlo.
-¿Cómo sé que no mientes? ¿Que no vas a ir corriendo a tu Rey para decirle todo sobre nosotros a cambio de asegurar el bienestar de tus hermanos y el tuyo propio?
-Porque tanto mis hermanos como yo preferimos morir a arrastrarnos ante ese monstruo.-Su tono de voz era arrolladoramente sincero. No iba a hablar de nosotros con el Rey.
-De acuerdo... puede que nos dirijamos a La Capital y que nuestros planes incluyan al Rey, pero no pensamos en asesinarlo.
-Bueno, eso es que aún no lo conocéis lo suficiente.
Sonrío levemente ante su respuesta. Se nota que quiere que me sienta algo más cómoda.
-Yo... lo siento mucho Nash.
-¿Por hacerme enfadar antes?
-Por matar a tu hermano.- mi voz se quiebra y se crispan mis manos. Él me mira fijamente y el ambiente se tensa momentáneamente.
-Cuando mis hermanos te trajeron inconsciente, me contaron lo que había sucedido y que te tenían encerrada en la jaula. En ese momento quise matarte. De hecho iba a hacerlo. Me coloqué junto a ti con un cuchillo. Ni siquiera tu amiga, la rubia, estaba despierta todavía.
-¿Y qué te lo impidió?- digo casi deseando que me hubiera matado de verdad.
-Que llorabas. Te abrazabas a ti misma, temblando y llorando. No parabas de repetir que lo sentías, que no querías hacerlo, que no querías matarlo. Por eso sé que no eres una asesina y fui incapaz de hacerte daño.
Hundo mi cara entre las manos deseando desaparecer. Nadie jamás me odiaría tanto como yo me odio ahora. Nash, que no me conocía de nada, había tenido compasión de mí sabiendo que había acabado con la vida de su hermano. No merezco nada de eso.
No, no lo mereces querida” la voz cascada de la anciana rebota en mi mente y ni siquiera tengo fuerzas para enfurecerme.
-Lo siento, Nash- digo de todo corazón mirándolo con los ojos empañados.
-Bueno, volviendo a vuestros planes en Pryon- dice obviando mis disculpas-. No sé qué os proponéis y no voy a ayudaros puesto que ya hemos perdido demasiadas vidas. No obstante, tampoco voy a delataros. Sois libres. Quedaos a pasar la noche aquí y partid mañana.
-Gracias Nash.
-Eso sí, Lyx. No sé quién o qué eres pero intenta controlar tus poderes y no dejes que te maten. Ese honor solo podría ser mío, niña deslenguada.
El joven me dedica una sonrisa cansina aunque no forzada. Al menos ya no somos prisioneros.

Capítulo 51

Mientras Lyx y Nash hablan

Una figura femenina sale de entre la maleza sigilosamente. Se acomoda entre las sombras y observa. Solo hay un chico, de unos diecisiete años, custodiando a los prisioneros. Hay cinco camas de madera, más bien unas tablas verticales, de las cuales una está libre.
Reconoce al momento al sargento Blood y a Jake. Se preocupa un poco puesto que no ve por ningún lado a Lyx, ¿le habrá pasado algo? Espera que no. De momento tiene que centrarse en salvar a sus amigos.

-Si ese tipo le hace algo a Lyx está muerto- dice Jake.
-Cariño, deja de preocuparte, Lyx es fuerte. Además, deberías preocuparte más por mí y menos por ella. Yo te quiero más.
-Neldrey... creo que no es momento para ésto-contesta Jake.
-Nunca es el momento.

¿Quién es esa chica rubia? No sabe qué ha pasado en su ausencia pero cuando se separó de ellos, Jake estaba enamorado de Lyx. Mira al sargento; está muy serio, con los puños apretados y la mirada fija en la cabaña más alta. “Lyx debe de estar allí” piensa.

-Dejadlo. No es momento de discutir esas trivialidades.
-Cállate, Flair. Todo ésto es tu culpa.- Jake adopta un tono acusador bastante hiriente al decir eso.
-¿Perdón?
-Sabías que esta gente vivía en este bosque y no dijiste nada.
-Porque nunca atacan a nadie. Esta vez se habrán comportado así por lo que nos ha contado su líder, que hace dos meses fueron a La Capital y solo volvieron unos pocos. Estarán en guardia, como es normal, y al vernos se asustarían. Solo quieren sobrevivir.
-¿Por qué los defiendes?
-Porque yo también sé lo que se siente al ser un hijo rechazado, perseguido y odiado por su propio padre. Ahora, Jake, haz el favor de cerrar la boca de una maldita vez.

Tampoco sabe quién es ese chico de cabellos rizados y ojos oscuros pero, sin saber muy bien por qué puesto que ni lo conoce, siente una especie de conexión con él.

Déjate de tonterías, Rothian. En cuanto vea a Lyx salir de esa cabaña, ataco al chico que custodia a mis amigos y seguimos nuestro camino hacia La Capital” piensa la chica enmascarada.

Safe Creative #1510265626161

lunes, 18 de julio de 2016

Capítulos 44, 45, 46 y 47

Capítulo 44

Llevamos unos días andando por un bosque que no parece tener fin. Mire a donde mire solo veo hierbas exageradamente altas, árboles inmensos de troncos anchos, insectos a cada cual más extraño, pequeños animales y algunas flores un tanto extravagantes. Pero ninguna salida. Es como un laberinto gigantesco que, a cada paso, te va tragando, succionando hacia un abismo o un pozo sin fondo. Me desespera no ver la luz del sol y estoy empezando a hartarme de la humedad imperante que se pega a mi piel, lamiéndola sin descanso.
Solo paramos para comer y dormir. Después de las comidas, Ishtral nos enseña a luchar. Jake, a pesar de ser más lento aprendiendo que yo, cuenta con una gran fuerza de la que carezco. Por ello, he de suplir ese punto débil siendo mucho más rápida, tanto de movimientos como a la hora de descubrir un patrón en los golpes de mi enemigo. Todo sea dicho, el sargento Blood es siempre mucho más paciente y amable cuando tiene que enseñarme a mí. No obstante, la relación profesor-alumno que han establecido Jake e Ishtral parece haber relajado la situación entre los dos hombres. Creo que el golpearse mutuamente a diario les ayuda a descargar la tensión existente entre ambos.
Pese a todo, puedo asegurar que Jake y yo hemos mejorado mucho.
Por otro lado, no he vuelto a oír la voz de la araña durante todo este tiempo. No sé si eso me relaja o me asusta.
Esa noche, mientras nos ponemos a entrenar, los hermanos van a buscar agua.
Tras una hora sin ellos, Jake nos hace notar que están tardando demasiado.
Decidimos ir a buscarlos por separado para cubrir más terreno. Ando, creo que en círculos, durante media hora sin encontrarlos. Me estoy empezando a preocupar de verdad cuando oigo una especie de grito ahogado de Ishtral. Mi pulso se acelera y salgo corriendo. Encuentro a Jake sosteniendo la cabeza del sargento.
-¿Qué le has hecho?
-Ojalá hubiera sido yo... pero por lo visto no estamos solos en este bosque.- Mi amigo me dice eso mostrándome un pequeño dardo que había arrancado del cuello de Ishtral.
-¿Él está bien?
-Solo está inconsciente, no te preoc¡Ah!- de repente Jake se lleva la mano al cuello. Tiene un dardo clavado-. Lyx... Corre.
Esas son las últimas palabras que dice Jake antes de desplomarse sobre Ishtral.
Me acerco corriendo a ellos. Solo están dormidos pero lo que más me preocupa es no tener ni idea de dónde vienen esas pequeñas armas ni quién o quiénes las están lanzando.
-Defiéndete tonta.
La voz de la araña rebota en mi cabeza apareciendo por primera vez en días.
-No puedo. No sé dónde está quien nos ataca.
-Inútil.
-Cállate.
-No fuiste capaz de salvar a Pete y ahora no puedes ayudar a tus amigos.
-¡Cállate!
Siento mi cuerpo fundirse y mi campo de visión se enturbia.
-Tu madre estará llorando de vergüenza en la tumba a la que la mandaste, estúpida niña.
-¡HE DICHO QUE TE CALLES!
Ya ni siquiera reconozco mi voz, bajo mis pies la hierba comienza a arder. Me levanto sin saber bien lo que hago y, de repente, sé donde se esconden nuestros atacantes.
Uno... dos... tres... cuento diez personas. Se mueven con sigilo entre la maleza; una persona normal hubiera sido incapaz de encontrarlos. Yo dejé de ser una persona normal cuando luché con esa araña mutante. Con una velocidad que sobrepasa incluso la de la luz, aparezco de repente tras uno de mis enemigos. Le asesto una patada en la espalda y, cuando cae al suelo gritando, me lanzo sobre él y le cojo el cuello. De mis manos se escapa una pequeña columna de humo. Le estoy quemando la piel y ni siquiera me importa. Oigo los pasos rápidos pero sigilosos de los compañeros del que yo he atrapado. Giro mi cabeza y fijo la vista en una rama en la que a simple vista no hay nadie. Me concentro y un fuego espontáneo nace en ese árbol. De él cae un hombre chillando. Repito la jugada. Las lenguas de fuego bailan al son de mi propia música. Sigo agarrando al primer joven que encontré por el cuello calcinado, murió hace unos minutos pero no me importa. Calculo que de esos diez atacantes, solo cinco no están heridos. Suelto por fin al pobre joven que sujetaba y me encaro al bosque.
-Tenéis tres segundos para salir u os juro que quemaré todo el bosque.- mi voz suena grave y ronca. Suena como la voz de una muerta, de una muerta en vida.
De repente noto una leve presión en el tobillo y me giro bruscamente con los ojos anegados en brasas.
-Lyx... para...-Ishtral se había acercado arrastrándose hacia mí. Aún estaban presentes en él los efectos de aquel veneno.
Al verlo, levanto la vista: un cadáver calcinado, cuatro chicos escondidos tras los árboles con quemaduras graves, una buena zona de bosque gritando por el dolor que el fuego le causa y, entre todo el caos que yo había provocado, una telaraña enorme y, sobre ella, la causante de mi locura.
-Muy bien querida, haces que me sienta orgullosa de ti, mi preciosa creación.
-¿Qué... qué he... hecho?- las lágrimas caen a borbotones por mis mejillas manchadas de humo y cenizas. Miro a Ishtral que había vuelto a quedarse inconsciente. Seguramente a mis amigos les cueste respirar por el humo. Me arrodillo y levanto la vista, cansada, hastiada, agotada de mí misma. El fuego, junto con mi humanidad, se esfuman dejando un rastro de destrucción absoluta. Siento una decena de dardos penetrando la piel de mi cuello. “Ojalá me maten” pienso antes de perder la conciencia.

Capítulo 45

Despierto dolorida en una jaula de madera colgada de una altísima rama. La cabeza me va a estallar, es como si una corriente eléctrica de alto voltaje fuera a reventar mi médula espinal, llevándose consigo el resto de mi sistema nervioso. Cada músculo, nervio, hueso de mi cuerpo está temblando. Una pátina de sudor y lágrimas rancias me empaña la vista. Entonces, como una bomba con temporizador, todo lo ocurrido vuelve a mi mente. Los recuerdos se agolpan castigándome, torturándome. “Soy un monstruo” eso es lo único que mi cabeza embotada puede afirmar.
-¡Lyx! ¡Te has despertado! Gracias a los dioses. Has tardado muchísimo en recuperar la conciencia, ¿qué te han hecho esos salvajes?-La voz de Neldrey penetra en la densa neblina que reinaba en mi cabeza.
Su jaula está en un árbol cercano al mío. Me giro pero solo veo nuestras cárceles de madera y lianas.
-Jake, Blood y mi hermano no están aquí. No sé dónde los han metido. Cuándo me desperté solo estábamos nosotras. Por cierto, roncas un poquito, ¿lo sabías?
-¿En serio crees que es momento para decirme que ronco?
-Es que me aburro. Le he dicho a ése que nos baje pero nada. Finge ser sordo o tonto, una de dos. ¡Sí tú! ¡Sé que me estás oyendo! ¡Feo!
-Prueba a enseñarle una de tus largas y preciosas piernas.- digo irónica. Parece que, a su extraña manera, la actitud infantil de Neldrey sirve de medicina contra mi jaqueca causada por remordimientos.
-¡Anda pues claro!- comienza a levantarse la blusa- ¡Eh guapo! ¡Mira hacia arriba verás qué sorpresa!
-¡He dicho la pierna!
-Calla que ésto es más efectivo.
Parece que nuestro guardián, cansado del griterío de Neldrey, al fin accede y alza la cabeza. No puedo evitar reírme al ver la cara del joven, completamente rojo, con los ojos increíblemente abiertos.
-Anda guapo, ¿nos bajas de aquí?- Neldrey usa un tono meloso y seductor.
-Esto... yo... no puedo señorita.
Neldrey mueve de un lado hacia otro su torso haciendo que el chaval se ponga aún más colorado si cabe. El chico huye, literalmente, sale corriendo para no ceder ante los encantos femeninos de Neldrey.
-Casi cae- dice la chica rubia bajándose la camisa y tapando de una vez su pecho.
-Le has asustado.
Neldrey me mira y me sonríe.
-Bueno, parece que vamos a estar aquí un rato así que... ¿Qué te han hecho para que tardaras tanto en despertar?
-Creo que me lanzaron unos diez u once dardos.
Neldrey se queda muy seria mirándome en silencio. Tras unos segundos eternos, sigue hablando.
-Te pusiste en plan diosa guerrera y te tuvieron que drogar bastante, ¿no?
-Maté a uno...- fue un susurro y sentí mi corazón resquebrajarse aún más en el pecho.
-Cuando tenía trece años empecé a prostituirme. El primer hombre que quiso yacer conmigo disfrutaba golpeándome. Odiaba que me tirase del pelo y me besase el cuello. Antes de... ya sabes. Salí corriendo. A ese cerdo le pareció divertido. Dejó de reírse cuando le clave un abrecartas en la espalda. Gritó y me dio un golpe brutal. Incluso se me hacía difícil respirar. Al oír los gritos, la dueña del prostíbulo vino con un revólver en las manos. Le disparó entre las cejas. “Por pegar son veinte piezas de oro más” dijo cuando aquel hombre se desangraba en el suelo. Luego ella vino, me miró y me abofeteó. “Asegúrate de que la próxima vez que quieras matar a alguien, lo hagas bien. Porque si sigue vivo te matará él a ti”. A su modo me salvó de aquella bestia disfrazada de hombre.
-Vaya Neldrey... yo... lo siento. No sabía que hubieras vivido algo así.
-Con ésto quiero decirte que se supera. Que puede que ahora hayas hecho algo por lo que quisieras morir incluso, pero no te rindas. Si no lo haces por ti al menos hazlo por quienes sí que quieren volver a verte. Hazlo por Jake, por ejemplo.- al decir eso su voz se quiebra ligeramente. Jamás había usado un tono tan serio conmigo. Puede que en el fondo no fuera tan mala.
-Neldrey...
-Aunque te advierto que somos amigas si no intentas nada con mi Jake. Ahora es mío.- recupera su tono jovial y me saca la lengua.- ¡Ah! ¡mira Lyx! ¡Otro carcelero! ¡Eh guapo mira hacia arriba que no te vas a arrepentir!
Vuelve a subirse la camisa, intentando tener éxito.
-Anda, bájate eso que tengo una idea mejor. Descansa. Yo te aviso.
Ella me mira y me dedica una sonrisa sincera. Quizás, y solo quizás, esa rubia acabe por caerme bien.

Capítulo 46

Cae la noche. Al estar en esa jaula tan alta casi puedo ver la luna. Casi. Miro hacia abajo y veo al guardia medio dormido, sentado y apoyado en el árbol en el que está mi celda. Me pongo en pie y, aunque me da pánico repetir el numerito de las chispas y los fuegos artificiales que hice en el bosque, he de hacerlo. Me acerco a un nudo hecho de lianas, me aseguro de que si rompo ese entramado de ramitas, podré escapar y liberar a Neldrey sin que la jaula se precipite al suelo. La chica rubia se ha quedado dormida, supongo que para ella también ha sido un día intenso.
Inspiro. Espiro. Inspiro. Espiro. Poso la mano sobre el nudo que había escogido y me concentro. Intento visualizar el fuego, las llamas. Pero de repente aparece el desolador recuerdo de los cuerpos hechos cenizas y el bosque carbonizado.
Me recorre un escalofrío. Vuelvo a serenarme y lo intento otra vez.
-Yo que tú no lo intentaría. Pronto se darían cuenta de vuestra huida y será peor.
Me giro sobresaltada pero no veo de dónde sale esa voz.
-Vaya, mis hermanos me habían dicho que eras capaz de descubrir dónde nos escondíamos. O se equivocaban o estás medio dormida.
-¿Quién eres?¡Sal de donde estés cobarde!
-No grites tanto, no querrás despertar a tu amiga, la rubia exhibicionista, ni al carcelero, ¿no?
-Vale, no gritaré pero al menos sal. No tengo ganas de hablarle al aire.
Siento una leve brisa a mi espalda. Me giro y me encuentro con un hombre que me sonríe cómodamente sentado en la rama de la que cuelga mi jaula. ¿Por qué sonríe? ¿Acaso no sabe lo que le hice al bosque y a sus amigos?
-Sí, sé que has matado a mi hermano.
¿Cómo sabía lo que estaba pensando?, ¿acaso puede leer mi mente?
-No puedo leer tu mente pero eres tan expresiva que hasta un niño pequeño sabría lo que piensas.
Siento los músculos de mi mandíbula tensarse pero me tranquilizo acuciada por el fugaz recuerdo de las llamas.
-¿Quién eres?
-Nash
-Bien, Nash, ¿qué quieres?
-Hablar contigo. Hola.- dice totalmente serio y en tono neutro. Hablar con él me exaspera.
-¿De qué quieres hablar, Nash?
-¿Cómo provocaste el fuego? En este bosque tan húmedo es prácticamente imposible. Mis hermanos dicen que las llamas se te escapaban de los dedos y de los ojos. ¿Es eso cierto?
-No lo sé.
-¿Qué no sabes?
-Nada. No sé nada. No sé dónde estoy ni quiénes sois. No sé dónde están mis amigos. No sé cómo fui capaz de encender ese fuego y...
-¿Y?
-Y, por no saber, ya ni siquiera sé quién soy yo.
En su mirada, que trataba de ser dura como una piedra, puede vislumbrar una débil sombra de empatía.
-¿Tus amigos y tú sois de Arala?
-¿Qué? Por supuesto que no.
-Ya... pues tu amigo, el del pelo rojo, tiene los ojos como monedas de oro y los del otro, los del rubio, parecen plata fundida. Eso no es muy común aquí, ¿sabes?
-Me da igual lo que tú creas. No somos de allí.
-Lástima. Siempre quise conocer a algún aralio. Me caen bien. Ojalá yo hubiera nacido allá arriba.
-¿Por qué lo dices?
-Si eres pryorana de verdad, ni siquiera preguntarías eso.
-Sí lo sé. Es por el régimen de terror que impone el Rey.
-No sabes nada, aralia.
-No soy aralia. Esos estúpidos tienen la cabeza en las nubes, les afecta la falta de oxígeno. Me repugnan así que, por favor, no me compares con esos seres.
-Entonces mis disculpas, pero sigo sin creerte. Todo habitante de Pryon sabe qué es este sitio y quiénes somos. Lo que pasa es que nadie quiere reconocer nuestra existencia.
Quiero preguntar por qué pero este hombre ya está convencido de nuestro origen; si pregunto solo serviría para confirmar aún más sus sospechas. Me quedo mirándolo fijamente.
-¿No vas a preguntarme por qué? Te mueres de ganas.
-No.
-Muy bien, hasta mañana, aralia testaruda.
-¿Qué? ¡No! ¿Vuelve aquí!
Es en vano. Ya ha desaparecido tan rápido como había aparecido. Menudo personaje. ¿Quién será?

Capítulo 47

-¿Eh?, ¿qué pasa, Lyx?- me pregunta Neldrey medio dormida.
-Acabo de recibir la visita de uno de los que nos tienen prisioneras.
-¿En serio? ¿Le has zurrado?
-No, quizá la próxima vez que lo vea. Ha sido una conversación totalmente inútil.
-¿Era guapo?
-¿Ya te has olvidado de tu querido Jake?
-Claro que no, pero estoy enamorada, que no ciega- dice sonriéndome con cierta picaresca-. Y hablando de él. Quiero verlo. Vamos a fugarnos, odio estas jaulas.
-Vale genio, ¿y cómo?
-Siempre guardo una cuchilla muy delgada cosida a mi ropa interior.
Mi mirada debe de decirlo toda porque Neldrey me responde:
-Atendiendo a mi profesión, he de ser precavida.
-¿Y por qué no la habías sacado hasta ahora?- sigo preguntando.
-Lo olvidé.
-Voy a matarte.
La chica comienza a rasgar lentamente un nudo de su celda ignorándome por completo. El problema es que no tiene en cuenta qué liana está cortando. Antes de que pueda advertirla lanza un grito y se queda colgando de una rama medio rota. El guardia, que ya estaba muy despierto gracias al alarido de mi amiga, está mirando hacia ella. Tiene los brazos alzados para intentar cogerla cuando, irremediablemente, caiga puesto que la liana se está rompiendo. Al cabo de unos segundos interminables, la gravedad gana la partida y Neldrey cae justo encima de nuestro carcelero, dejándolo tirado, un poco malherido e inconsciente.
-Grosero. No peso tanto como para que te desmayes. Eres un debilucho- le dice ella un poco enfadada.
-Neldrey. Dejar de armar escándalo y sácame de aquí.
-¿Cómo se piden las cosas?
-Sácame o te destrozo tu preciosa cara.
-No, así no es.
-Neldrey...- digo con voz grave y amenazadora.
-Vale, sigues sin acertar pero el tono da miedo. Voy a sacarte de ahí.
En un minuto y con una agilidad gatuna, Neldrey alcanza mi jaula y comienza a cortar las lianas. “Entre los ojos, la voz suave y la agilidad parece un gato de verdad” pienso mientras espero a que mi amiga acabe su tarea.
A diferencia de Neldrey, yo no caigo de bruces al suelo. Doy un pequeño giro en el aire y caigo de pie. Años corriendo por los tejados de Arala dan sus frutos.
Despacio y con sigilo, nos acercamos hacia donde se oyen voces.
Camufladas entre la alta maleza, podemos ver una especie de campamento formado por casas situadas a distintos niveles, en una suerte de equilibrio, entre las ramas de los árboles. Parece haber una especie de jerarquía. Las casas más “lujosas” (si puedo aplicar este adjetivo a esas casuchas) se encuentran cerca de las copas de los árboles y son muy pocas. En un nivel inferior hay más chozas pero, la inmensa mayoría, están en la superficie, a ras del suelo. Solo hay una sola casa, prácticamente en la copa de un enorme árbol, que imagino debe de ser el hogar del jefe de esta gente.
Hay delgados puentes colgantes que unen los cuatro niveles en los que se divide esa pequeña civilización. También hay plataformas en las que se encuentran, haciendo guardia, varios jóvenes, ¿Acaso solo hay hombres en este lugar? De repente siento el roce de Neldrey que, con un movimiento de su mentón me indica que mire hacia la derecha. Allí están nuestros amigos, en una especie de camas verticales de madera, atados de pies y manos. Los tres tienen la piel marcada por diversos golpes y hematomas. Parece que los habitantes de este lugar han sido mucho más considerados con nosotras que con nuestros amigos.
-Te advertí que no te escaparas, aralia testaruda.
Un golpe secó en mi nuca apaga la luz al mundo.

Safe Creative #1510265626161

jueves, 7 de julio de 2016

Capítulos 40, 41, 42 y 43

Capítulo 40

Flair nos despierta al resto. Al parecer se ha despertado el primero y ha ido a recoger algunas bayas de los alrededores. Ishtral saca algo de pan y queso de nuestro macuto mientras que los hermanos comparten los frutos que el joven ha recogido. Tras comer algo, nos ponemos en marcha de nuevo, alejándonos del pequeño claro en el que hemos pasado la noche y adentrándonos en el espeso bosque.
A diferencia del Bosque Muerto, éste está lleno de vida. Los árboles son casi tan altos como los edificios de Arala. La vegetación, húmeda y pegajosa, nos llega por el pecho. Constantemente siento las pequeñas garras de roedores o lagartijas rozándose contra mis pies y tobillos lo que es, cuanto menos, bastante incómodo. La penumbra reina en el bosque puesto que la poca luz que hay, no puede penetrar a través del intrincado entramado arbóreo. Una mariposa, más bien una polilla enorme, pasa junto a mi cara moviendo mi pelo de un solo aleteo. Una serpiente blanca como la sal, sisea a nuestro lado provocando que Neldrey dé un gritito; un pretexto perfecto para acercarse a Jake. Caminar es una ardua tarea debido al terreno inestable y arcilloso y a la vegetación, que me recuerda a miles de brazos agarrándonos de la ropa, impidiendo que continuemos.
Tropiezo con una rama y caigo perdiéndome en ese mar verde. Alzo la vista, aún en el suelo, y veo a escasos centímetros de mi cara una araña azul, con las patas peludas bañadas por el rocío. Sé que éste es un arácnido normal y que no es el de mis pesadillas pero no puedo evitar quedarme paralizada mientras ésta se acerca a mí. Lentamente, muy lentamente, siento su abdomen rozarse contra mi mejilla sudorosa y pasar de largo. El corazón me late en las sienes reviviendo momentos que ojalá no hubiera vivido. Es Ishtral quien me toma del brazo y me levanta, rompiendo esa especie de ensimismamiento en el que estaba sumida.
-¿No habrás vuelto a ver a...?- pregunta, asustado, bajando el tono.
-No, no era ella. He visto una araña normal, que ni se ha dado cuenta de mi presencia y ha pasado de largo pero... supongo que cualquier cosa me recuerda a... bueno, ya sabes.
-Sí, no te preocupes Lyx. No tienes que afrontarlo sola. Vamos.-Me toma de la mano y yo le sigo, aún un poco mareada.
Jake nos mira y también coge la mano de Neldrey en un acto tan infantil como absurdo porque no estoy en condiciones de que me importe nada de eso. Jake mira a Ishtral y éste le dedica una sonrisa burlona. “Eso no ayuda, tonto” pienso para mí al ver la reacción del sargento.

Flair, que encabeza la marcha, se para y nos manda callar a todos en tono autoritario. Ante nosotros, bajando de la rama de un árbol, hay una enorme pantera negra, sus ojos, carentes de pupila, son completamente azules como el hielo. Su musculatura es impresionante y las hierbas arañan su oscuro pelaje. Gruñe lentamente al acercarse a nosotros. Se mueve muy lentamente, majestuosamente.
-Que nadie mueva un músculo.- dice Flair en un susurro.
No hace falta que lo diga, estamos petrificados. Como respuesta a mi creciente miedo, mis ojos comienzan a teñirse de fuego y vuelvo a sentir mi cuerpo fundirse. “No, no, no, no te dejaré controlarme” pienso al oír la voz podrida del arácnido. Guiño un ojo involuntariamente cuando los pinchazos en mi sien son demasiado agudos. Creo que Ishtral se da cuenta porque me aprieta mucho la mano ayudándome a mantener la poca calma que puedo.
El felino está muy cerca de Flair, que no se mueve, es más, diría que incluso se muestra desafiante.
-Flair...- susurra su hermana.
-Espera.- responde éste.
Los demás, sin saber qué pretenden, nos mantenemos en un aterrado mutismo.
-Flair.
-Aún no.
-¡Flair!
-¡He dicho que esperes!
Ante los gritos de los hermanos la pantera salta lanzando un rugido que provoca la huida en bandada de cualquier ser vivo que allí se escondiera.
-¡FLAIR!- grita Neldrey, desesperada como nunca la he visto, ante el imponente cuerpo negro del animal alzándose sobre la delgada silueta de nuestro amigo.
-Ahora- susurra Flair sonriendo. Antes de que podamos reaccionar, él saca un arco no sé de dónde y lanza una flecha que corta el aire para clavarse justo en la garganta de la pantera.
Ésta cae agonizante y muere en unos segundos. Flair se gira con algunas gotas de sangre en la cara.
-¿Seguimos adelante?- dice con su tono calmado y conciliador de siempre.

Capítulo 41

¿Cómo había hecho eso Flair?” Me pregunto. No puedo evitar pensar en el arquero que mató a mi hermano. Hago a un lado a Ishtral y avanzo a grandes zancadas.
-Flair- digo duramente.
Éste se gira hacia mí con una expresión angelical que tenía algo de salvaje en el fondo de su mirada.
-¿Cómo has hecho eso?
-Con un arco y una flecha.
-Sabes a qué me refiero. No me tomes por tonta.
-Oh vamos, Lyx, jamás se me ocurriría pensar eso. Soy un buen arquero, ¿qué sucede? Si no recuerdo mal acabo de salvarnos la vida a todos nosotros.
-Sí... es solo que... bueno.
-Mi hermano aprendió a manejar el arco a los cinco años. Recuerda que somos bastardos del rey, en La Capital perdí la cuenta de las veces que intentaron asesinarnos. Por eso, cuando nuestra madre murió, huimos de esa ciudad. Hasta ahora.- Neldrey fue bajando el tono paulatinamente, como hundiéndose en sus recuerdos.
-Yo... Lo siento Flair. Me he dejado llevar por el rencor y te había asociado con el arquero que mató a mi hermano.
-No te preocupes. No importa- dice con su tono dulce de siempre y sonríe-. Anda, sigamos, a ver si salimos de esta especie de selva para poder acampar.
Todos nos mostramos de acuerdo con él y seguimos andando. A media tarde, por fin conseguimos llegar a una zona donde la hierba, a pesar de seguir siendo bastante alta, no lo era tanto como para no poder asentarnos allí. Es más, podría resultar hasta cómodo dormir sobre esa mullida alfombra vegetal.
Neldrey y Jake van a recoger un poco de agua. Bien es cierto que no hemos visto ningún río, pero hay unas plantas, de tonos rojizos, con hojas cóncavas, que almacenan el agua del rocío, de la perenne humedad de ese bosque. Flair e Ishtral van a cazar algunos roedores o algo para comer. Yo me encargo de preparar el fuego, aunque con lo húmeda que está la madera no sé cómo lo voy a hacer.
Sigo con algunos dolores en las sienes y aún me arden las yemas de los dedos. No quiero hacerlo, pero no puedo evitar recordar la escena de la muerte de Pete y relacionarla con la maestría de Flair con el arco. Vuelvo a enfadarme y noto que me mareo un poco. Oigo como el viento trae, como un vetusto eco, la risa de la maldita anciana. Me llevo una mano a la frente y otra la apoyo sobre la madera mientras intento controlarme. Estoy ardiendo. Aprieto las ramas con fuerza y, no sé cómo, las prendo. Me echo hacia atrás asustada y miro mis manos, tiemblan acalambradas y desprenden un leve humo.
Acabo de... encender fuego... ¿con mis manos?”. Me doy miedo a mí misma. Kitz dijo que él poseía gran fuerza y velocidad. Ya antes me había movido tan rápida como un pestañeo, cuando le lancé el puñal a Flair... No obstante, él nunca me dijo nada de provocar un incendio solo chasqueando los dedos.
¿Qué más me iba a pasar? Oí a la vieja araña estallar en carcajadas.

-Vaya, Lyx. Has podido encender el fuego con tanta humedad. ¿Cómo lo has hecho?- me pregunta Neldrey inocentemente mientras Jake deposita en el suelo todas nuestras cantimploras llenas de nuevo de agua.
-Supongo... que he sido muy insistente.- digo fingiendo una sonrisa.
-¿Estás bien?- quiere saber Jake, que me mira fijamente.
-Sí, perfectamente.
Al poco, llegan Flair e Ishtral con un par de aves cuyo nombre no sé pronunciar pero cuyo sabor es, según los hermanos, magnífico. Quiero hablar con Ishtral pero decido esperar un poco. Si me vuelve a pasar, ya se lo diré. De repente, como un rayo, se cruza por mi mente la imagen de Rothian. La echo de menos, ¿cómo estará?
El sargento Blood me saca de mis ensoñaciones.
-Lyx, ¿qué te parece que tu primera clase sea después de comer?- dice mientras Flair prepara las aves.
-Me parece perfecto.
-¿Clases?- dice Jake.
Le explico a mi amigo que Ishtral va a enseñarme a luchar. Obviamente omito el por qué de esa decisión.
-Yo también quiero.
-¿Tú también?-le pregunta Ishtral a Jake-. De acuerdo, pero si te haces pupa no me vengas lloriqueando.
-¿Qué has dicho, Bobo real?
-Genial, ahora tienen la excusa perfecta para matarse a golpes.- digo distraída. Neldrey se ríe como una niña pequeña mientras Flair nos avisa para comer. Ésa es la primera cena en la que estamos todos un poco más relajados. Claro que el hecho de que Flair nos toque algo y cante con su hermosa voz también ayuda.

Capítulo 42

Tras la cena y el delicioso concierto privado de Flair, Ishtral se dispone a comenzar su clase. Jake y yo nos levantamos y nos colocamos frente al sargento. Los hermanos se limitan a mirar, deseosos de que comience el espectáculo.
-He pensado que, mejor que enseñaros a manejar la espada o cualquier otro tipo de arma, lo mejor para vosotros es que aprendáis a defenderos en una batalla cuerpo a cuerpo.
-Ya, como si no supiéramos pelear. Bobo real, te recuerdo que Lyx y yo hemos vivido en la calle toda nuestra vida y te aseguro que más de una paliza nos hemos llevado. Creo que sé pelear cuerpo a cuerpo.- dice despectivamente Jake.
-Jake... creo que no deberías...
-¿Ah si?- me corta Ishtral, con una sonrisa pícara en sus labios-. Demuéstrame lo que sabes, oh gran luchador callejero.
Veo que mi amigo cierra los puños y se pone tenso. Ishtral se pone en posición de defensa. Jake se abalanza sobre él como un oso, basándose en su fuerza bruta. Sin embargo, Ishtral lo esquiva con un ligero paso hacia la derecha, como si estuviera bailando. Se ríe y añade un sarcástico: “Casi pero no”.
Ésto hace enfadar aún más a mi amigo que lanza un puñetazo que el sargento redirige con la palma de su mano haciendo que Jake se tropiece y caiga de rodillas.
-Cuidado, te vas a hacer daño.-Ishtral es consciente de su superioridad en combate y no duda en aprovecharse de ello para ridiculizar a Jake frente a los demás.
Empiezo a sentir algo de pena por mi amigo aunque sé que él se lo ha buscado con ese tono condescendiente y esa chulería innecesaria. Quizá una pequeña cura de humildad le valga para hacer de él un buen alumno.
Jake gruñe en el suelo y se levanta furioso, exhala un largo suspiro intentando controlar la ira y vergüenza que está sintiendo. Vuelve a intentarlo. Inclina el tronco superior hacia adelante y descarga un fortísimo puñetazo a... el aire, porque Ishtral, con un suave giro, lo ha esquivado y asesta un codazo en la espalda de mi amigo, que se ve otra vez relegado a admirar el suelo.
-Te abalanzas como una bestia parda sin calcular las distancias, sin pensar en los posibles movimientos de tu rival. Es tan fácil leer tus pensamientos que hasta aburre.
-Cierra la boca, ¿solo sabes hablar?- dice Jake con furia, desde el suelo, masticando las palabras.
-Hombre, también sé pelear pero, por lo visto, precisamente eso no es lo que estamos haciendo.
Ishtral se veía totalmente relajado y seguro de la victoria. Jake le mira con un odio que creo que nunca he visto en él y luego me mira a mí. Lee la compasión en mis ojos, un desesperado: “ríndete. No puedes ganar. No te avergüences más”. Eso lo hace enfadar aún más y lanza un puñado de tierra a la cara del sargento, que no se lo esperaba y queda momentáneamente cegado, comenzando a toser. Jake lo agarra de la cintura y lo empuja contra un árbol. Ishtral queda por un segundo indefenso y mi amigo le asesta un puñetazo en el estómago provocando que se doble sobre sí mismo. Por último, le golpea los omóplatos con los puños tirándolo al suelo. Ante la sorpresa de todos, el sargento se empieza a reír.
-¿De qué te ríes?
-De lo fácil que es hacer que pierdas los papeles y utilices trucos tan asquerosos como éste.
-Te he dicho que peleaba en las calles, allí no se seguía ningún tipo de regla. El que utilizaba el truco más sucio, ganaba.
-Ya veo. Trucos sucios- dice ésto tumbado en el suelo tranquilamente-. Mira, no pensaba decírtelo pero me has enfadado; la otra noche, mientras te dedicabas a manosear a Neldrey, Lyx y yo... bueno, ya sabes. Ata cabos.
Todos me miran atónitos salvo el sargento que simplemente me mira divertido y me guiña un ojo. Me ruborizo y bajo la mirada por el gesto de Ishtral pero todos lo entienden como la confirmación de lo dicho por el sargento Blood.
-No... no te creo.
-¿Ah no?, pues mira- dice mientras se empieza a desabrochar la blusa-. Aún tengo algunos arañazos en la espalda y un chupetón en...
-¡BLOOD!- le grito. Se está pasando con esa “comedia”.
-Te voy a matar.- Jake levanta el puño con una rabia para nada contenida.
Ishtral sonríe. Se impulsa con las manos y le asesta una patada en la mejilla a Jake haciendo que éste caiga, derrotado, al suelo. El sargento ha ganado.
-¿Y bien?, ¿Te siguen gustando los trucos sucios?
Flair y Neldrey comienzan a reírse. Jake maldice por lo bajo en el suelo y yo miro a Ishtral entre molesta y divertida.
-Perdón por utilizarte, Lyx. Aunque hubiera sido bastante entretenido que hubiera sido verdad, ¿no?
-Idiota.
-Bueno, Jake, ¿me vas a dejar que te enseñe? Eres un bruto, pero podemos usar eso a tu favor. Tienes mucha fuerza, incluso puede que más que yo. Pero eres tan sumamente torpe y lento que derrotarte es demasiado fácil.
-Olvídame.- dice entre dientes mientras se levanta y se sacude el polvo.
-No, cariño tienes que aprender. Tienes que protegerme.-Neldrey dice la última frase con un tono seductor que derretiría al hombre más frío y haciendo un mohín infantil que, a la vez, resulta increíblemente sexy. Jake la mira y suspira.
-Supongo que podría hacer un esfuerzo.
-¡Bien! ¡Eres el mejor, cielo!- Neldrey da un pequeño saltito para añadir énfasis a sus palabras. Me asquea esa chica. Flair se aleja de nosotros.
-Flair, ¿a dónde vas?- pregunta Neldrey.
-Bueno, todo lo que he comido y bebido urge por salir de mi cuerpo, ya me entiendes hermanita.
-Oh, ¿te ayudo?
-¡Pero qué dices, Neldrey!- le espeta Jake.
-Era una broma, sois unos aburridos.- dice haciendo pucheritos mientras Flair se pierde entre las hierbas altas.

Capítulo 43

Escondido entre la altísima maleza.

Shadow mira al grupo desde las sombras. Completamente seguro de que nadie se dará cuenta de su presencia. Es demasiado bueno.
Estúpido sargento Blood, se cree el mejor por saber cómo patearle el culo a un pobre diablo. Aunque el otro tampoco tiene muchas luces. Ha sido muy arrogante por su parte encararse así con él, y delante de todos. No sé cuál de los dos es peor”. Piensa el espía aralio. No ha perdido detalle de su marcha durante los últimos días. Ahora solo hay una cosa que le preocupa: ¿Dónde está la princesa Rothian? En cuanto la encuentre, acabará con los demás y llevara a la futura reina de Arala ante la actual monarca, su madre.

Alejado del resto del grupo, sin que nadie pueda verlo ni oírlo.

Flair saca de su enorme capa llena de bolsillos secretos una especie de artilugio formado por un micrófono pequeño situado bajo una pantalla de color verdoso. Todo ello unido por una serie de botones de los cuales Flair solo sabía el funcionamiento de dos: recibir órdenes y enviar información. El joven se acerca el micrófono a los labios y comienza a hablar.

Reporte número tres. Habla Flair Maldow, espía de Su Majestad, perteneciente al cuerpo especial Z.

Me dispongo a proseguir con mi misión de acompañar a los infiltrados aralios hasta La Capital. Poco a poco me estoy ganando su confianza, es cuestión de tiempo que me digan sus planes.
A continuación expondré el avance de nuestro viaje y el perfil de mis acompañantes:
Lyx: es una joven valiente con una lengua demasiado osada. Tiene una velocidad sobrehumana. Puede que sienta algo por Blood, lo que causa celos a Jake. Éste podría ser un gran punto débil si jugamos bien nuestras cartas. Mi hermana ya está en ello. No obstante no está todo dicho sobre Lyx, tengo la sensación de que oculta muchos secretos.
Blood: Parece el más capaz de todos, tiene conocimientos sobre estrategia y sabe luchar, debe de pertenecer al cuerpo militar aralio. Quizá sea el más problemático a la hora de eliminarlos.
Jake: no supone ningún problema. Es solo un pobre chico que se ha visto envuelto en una misión suicida para intentar ganarse el afecto de Lyx. Torpe y bruto. Nada que temer. Seguramente será el primero en caer.

Salimos hace unos días de Dasian y Blood ha decidido enseñar a pelear a Lyx y a Jake. Como ya he dicho, no creo que el chico cause muchos problemas, en cambio ella... Quiero investigarla un poco más, algo me dice que podría ser capaz de mucho más de lo que demuestra.

Aquí finaliza el informe número tres. A la espera de nuevas órdenes.”

Cuando Flair se dispone a guardar el aparato otra vez en ese abismo de bolsillos que es su capa, éste vibra ligeramente. En la pantallita aparecía escrita una orden:
Buen trabajo. Continúe con la misión”
Flair asiente para sí mismo y emprende la marcha para volver junto al resto.

En una posada de Dasian
-Perdone, estoy buscando a unos amigos con los que he de reunirme cuanto antes, ¿ha habido algún huésped que le llamara la atención últimamente?
-Ahora que lo dices... hace unos días se hospedaron aquí un grupo de jóvenes, un poco ruidosos. Solo se pasaban por la posada para dormir y para algunas comidas pero los recuerdo. Eran dos hombres, uno de ellos siempre iba envuelto en una enorme capa, y también había una mujer bastante guapa con ellos.
-Supongo que ya no están en este pueblo, ¿no?
-Lo siento niña, se marcharon hace pocos días.
-Vale, muchas gracias- la chica extiende un par de monedas de oro al posadero-. Por la información.
-¿No quieres saber hacia dónde se fueron?
-No se preocupe, eso ya lo sé. Solo quería saber si seguían aquí y, en caso de que se hubieran marchado, si hacía mucho tiempo de ello. Usted ya me ha respondido. Adiós y gracias de nuevo.
-Adiós jovencita.

El posadero se queda un buen rato mirando la puerta por donde ha salido esa joven tan extraña. Envuelta toda ella en una capa verde oscura, con una voz muy suave pero a la vez firme y potente. Con cascadas de cabellos castaños y rizados bañándole los hombros y, sobre todo, lo que más llama la atención al hombre es la máscara. La chica lleva una máscara dorada, surcada por unos puntitos azulados a la altura de los pómulos y la nariz, que no deja ver ni un milímetro de su rostro. Cada día llega gente más rara a su local y él ya está demasiado mayor como para preocuparse por las extrañas modas de los jóvenes. Con este pensamiento, el anciano posadero se mete en el reservado y se pone a leer un libro de páginas amarillentas.

Safe Creative #1510265626161

lunes, 4 de julio de 2016

Capítulos 36, 37, 38 y 39

Capítulo 36

-¿Qué nos hemos perdido?
-Oh pues mira hermanita, les estaba comentando lo que hablamos anoche tú y yo.
-Ah, ¿lo de que se nota que son aralios?- ante ésto Jake escupe la cerveza que estaba a punto de tragar. Ya era hora de que se sobresaltara un poquito, lleva un día demasiado tranquilo.
-Sí, pero baja la voz.- susurra Flair.
Jake gira la cabeza hacia mí con los ojos desorbitados. No comprendía como esos dos se habían dado cuenta tan rápido de nuestro origen. Lo miro fijamente intentando tranquilizarlo. Es lo que tiene habernos criado juntos, una sola mirada de uno basta para saber qué quiere el otro.
-A ver, solo quiero que sepáis que no vamos a delataros y, aunque me encantaría saber por qué habéis decidido bajar al infierno, sé que no confiáis en nosotros tanto como para decirlo. Al menos por el momento. Por eso, tranquilizaos y comamos. ¿Hay algo que queráis saber acerca de Pryon?
Cómo matar a tu Rey y al arquero” pienso. Aunque claro está, me muerdo la lengua y me lleno la boca de estofado. Está asqueroso. Como todo en este maldito país.
-De momento, con lo que nos has contado es suficiente- dice Ishtral.
-Pero no os preocupéis por nada, mi hermano y yo cuidaremos de vosotros en el camino puesto que vamos al mismo sitio. No dejaremos que nadie más os reconozca.- afirma Neldrey con su usual tono despreocupado.
Miro con reproche a Jake que me aparta la mirada. ¿Cómo ha podido revelarle a esa chica hacia dónde vamos?
-Agradecemos vuestra ayuda, pero, ¿por qué arriesgarse a viajar con unos aralios?
-Porque odiamos al Rey tanto o más que vosotros.- me asombra la frialdad impresa en la voz de Neldrey.
-¿A qué te refieres?- pregunta Jake dulcemente.
-A que la vida del grandioso monarca gira en torno a cierto miembro que le cuelga entre las piernas. Se ha acostado con la mayoría de las mujeres de La Capital y si éstas se resisten, más divertido le parece. Nuestra madre fue una de ésas que se resistieron. Ahora no somos más que bastardos de un hombre al que odiamos. Además, cuando el Rey se percata de la gran “familia” que tiene, hace una “purga”, que es como él llama al asesinato de decenas de niños. Nosotros sobrevivimos gracias a nuestra madre aunque ésta lo pagó con su vida- la confesión de Neldrey nos deja sin palabras y Flair baja la mirada, totalmente inexpresiva.
El posadero trae los dos platos de comida que hacían falta y comemos en silencio. Sin mirarnos apenas unos a otros. Flair es el que primero acaba y se levanta. Alza el lado derecho de su capa y saca un pequeño instrumento parecido a una guitarra en miniatura.
-¿Qué haces?- pregunto.
-No me gusta el silencio. Lo mejor para acabar con él es la música.
De repente, se sube sobre una mesa vacía llamando la atención de todo el mundo. Y comienza a rasgar las cuerdas de ese extraño instrumento. Cuando entona la primera nota de esa canción, todo mi cuerpo se relaja. Su voz, rasgada y grave, profunda y embriagadora, llena la sala. Jamás había oído a nadie cantar así. Por un momento pienso que podría enamorarme de Flair si nunca dejase de cantar.

En ese momento, junto a la ventana

Shadow, envuelto en una enorme capa más oscura que la noche, los observa sentado en la mesa más alejada a la del sargento Blood, junto a la ventana, empañándola con su aliento. Baja la cabeza hacia su plato cuando Ishtral alza la vista. Ya los tiene. El único problema es que no está la princesa, que es su principal objetivo. “No importa, pronto aparecerá, no va a estar alejada de sus amigos por mucho tiempo” piensa para sí mismo. Ahora, lo que debe hacer es seguirlos a donde vayan como si fuera su sombra.

Capítulo 37

A la mañana siguiente, recogemos nuestras cosas mientras Jake paga al anciano que nunca cesa de toser. Así, a primera hora de la mañana, Flair, Neldrey, Jake, Ishtral y yo nos encaminamos hacia La Capital. De lo que ninguno de nosotros es consciente es que una sexta sombra sigue nuestros pasos muy de cerca.
Ishtral y Flair miran el mapa que nos dio Kitz, el camino más rápido para llegar a nuestro destino, y el que dijimos a Rothian que seguiríamos, es a través de un espeso e inmenso bosque, tras él, hay una montaña y al otro lado se encuentra la ciudad. Me estremezco al pensar en el Bosque Muerto y espero que ésta otra masa forestal no sea tan peligrosa como la que hemos dejado atrás.
La marcha la encabezan Flair y Neldrey. De momento no se ve ningún bosque, supongo que para ello debemos caminar algo más. Al principio, cada uno va hablando de cualquier trivialidad que se nos ocurre para amenizar el viaje. Entonces, Flair se gira con algo en la mano, ese objeto libera un leve destello.
-¡Lyx aparta!- Ishtral me empuja y caigo junto a un árbol sin saber qué acababa de pasar. Miro el lugar en el que estaba antes de caer y veo una pequeña daga clavada en la tierra. Jake viene a ver cómo estoy y el sargento se coloca delante de nosotros con su arma preparada.
-¡Buenos reflejos Blood!- apunta alegremente Neldrey.
-¿Qué pretendías hacer?- dice con odio Ishtral, ignorando a la joven rubia.
-Solo quería ver cuál de vosotros es el más hábil en una pelea. Por si nos vemos envueltos en alguna. Tranquilo, no iba a hacerle daño a Lyx, lancé el puñal desviado. Únicamente tiré hacia ella porque supuse que alguno de vosotros intentaría salvarla.
-Supones demasiado- añade Jake.
-Y siempre bien. - dice sonriendo.
Jake me ayuda a levantarme. No digo nada porque mis ojos brillan anaranjados. Me late el cuello tan fuerte que creo que las venas me van a estallar.
-Bueno, al menos, con este pequeño experimento me he dado cuenta que el más ágil y capaz es Blood. Me gustaría ahora...
No oigo nada de lo que dicen, mis oídos están llenos por las carcajadas alocadas de la araña que nunca me deja. Es como si mis músculos y huesos fueran a derretirse. Dejo de ser consciente de lo que hago. Me libero de los brazos de Jake y, en un pestañeo, me sitúo delante de Ishtral, daga en mano, y la lanzo hacia Flair. Un hilo de sangre mana de su cuello. Todos están atónitos, yo la primera, ante mi inexplicable velocidad y puntería. Si un destello de conciencia no hubiera asomado a mi mente en el último segundo, Flair tendría el cuchillo clavado en la garganta.
-Vaya hermanito, casi te ensarta. Nunca debes enfadar a Lyx, ¿sabes?- ni siquiera en este momento Neldrey se pone nerviosa.
Flair roza con el índice su cuello herido y lame la sangre.
-Vale, Blood es el hábil en combate, imagino que Jake cuenta con su agilidad y fuerza bruta y Lyx... Tú tienes unas cualidades muy interesantes- dice el chico mientras presiona su herida y me mira fijamente a los ojos.
Poco a poco, normalizo mis latidos, el naranja de mi mirar se va apagando y las heridas negras se hacen más pequeñas. Me alejo de ellos dejando a Jake petrificado. Ishtral me mira de hito en hito. “Maté a mi hermana” las palabras que Kitz me dijo taladran mi mente, seguramente lo hizo en un acceso de ira como el que yo acababa de vivir. ¿Y si les hago algo a ellos? No me lo perdonaría. Ya cargo con el peso de la muerte de mi madre a mis espaldas, no quiero más cadáveres. El problema es que sé perfectamente (aunque ojalá no fuera así) que una parte de mí ha disfrutado sabiéndome tan poderosa. Creo que es ese placer que he sentido lo que me hace aún más peligrosa.

Cuando creo que ya me he alejado lo suficiente de ellos, unas lágrimas furtivas comienzan a escaparse de mis ojos. Tengo miedo de mí misma.
-Mi dulce niña, ¿estás asustada?
Levanto la cabeza con los ojos muy abiertos y veo una enorme telaraña y a su dueña balanceándose sobre ella.
-Tú... ¿Qué me has hecho?
-Qué impertinente que es esta juventud. Ni siquiera me has preguntado cómo estoy.
-No estás aquí. No existes.- intento convencerme a mí misma y cierro los ojos en un acto pueril creyendo que, al abrirlos,todo habrá sido un sueño.
-Si no existo... ¿ésto te dolería tanto?- susurra tras de mí la vieja araña y clava una de sus patas en las heridas de mi clavícula y cuello. Un grito ensordecedor huye de mi garganta, destrozándola. No reconozco mi propia voz. Caigo derrotada al suelo, temblando y bañada en sudor frío. Mi peor pesadilla desaparece dejando tras ella solo el eco de su risa espectral.
Lo último que veo antes de desmayarme son los ojos de oro de Ishtral alzando mi estertóreo cuerpo.

Capítulo 38

Me despierto en un claro, ¿cuándo habíamos entrado en el bosque? Me duele todo el cuerpo y la cabeza me da vueltas. Me levanto y vacío mi cuerpo a base de arcadas incontrolables. Neldrey viene corriendo hacia mí.
-No me toques.
La aparto y, tras limpiarme la comisura de la boca con la manga, me siento frente a ella. Neldrey esboza una sonrisa arrebatadora y toma asiento cerca de mí.
-Vaya vaya, eres toda una caja de sorpresas, ¿eh?
-Olvídame.
-Es casi imposible, por poco le abres a mi hermano un agujero nuevo. Eso no es muy amable de tu parte, ¿sabes?
-En mi defensa diré que él me atacó antes.
-No iba a matarte.
-Yo tampoco quería matarlo.
-Mientes.
-¿Por qué crees eso?
-Porque sonreías mientras lanzabas la daga. Porque en los ojos prendidos en llamas se te veía disfrutar. Parecías una loca, Lyx. En ese momento no eras tú.
-Tú no sabes quién soy para decir eso.
-Sé que, excepto esos momentos dignos de una psicópata, no eres una asesina. Jake siempre me habla de lo buena que eres con él y con vuestros huérfanos.
La sola mención de esos niños hace que se me estruje el corazón, o lo que queda de él. Lo poco que aún no se ha comido la bestia que crece en mí.
-¿Qué te propones con Jake?- pregunto cambiando de tema.
-¿Te importa?
-Sí, es mi mejor amigo.
-¿Solo eso? Porque para él no eres únicamente una amiga.
Me mantengo en silencio, ella se reclina en la hierba y, mirando al cielo estrellado, sigue hablando.
-Tu amigo me gusta. Tranquila, no voy a volver a intentar matarle como el día que os conocí.
-Por tu propio bien, más te vale.- ella me mira, divertida, ante mi tono amenazador.
Poco después de eso llegan Flair y Jake con madera. Ishtral trae en las manos un par de liebres que ha cazado. Por lo visto, no vamos a cenar mal.
-¿Qué tal estás?- me pregunta Jake dulcemente mientras acaricia mi mejilla. Su solo roce hace que me calme.
-Mucho mejor, gracias.
-Menudo susto nos has dado, cuando Blood te trajo en brazos no parabas de temblar y tenías los ojos casi en blanco, sumida en un ataque de pánico. Es como si hubieras visto una aparición.- dice Flair y me fijo en que tiene el cuello vendado. No obstante, no voy a disculparme. Su estúpida prueba para ver cuáles eran nuestras habilidades en batalla había causado todo lo demás.
Busco la mirada de Ishtral, que me rehuye. Se mantiene en un mutismo premeditado mientras prepara la cena. Quiere que sepa que algo no va bien y que va a exigirme respuestas. En el Bosque Muerto pude disuadirle de dejar a un lado mis heridas. No sé si seré capaz de volver a hacerlo.
Neldrey se sienta muy cerca de Jake, aunque éste, de momento, sigue teniendo más interés es mí. Creo que es la primera vez que me alegro de que mi amigo esté enamorado de mí. Neldrey no es la adecuada para él.
Cenamos tranquilos, el ambiente es pacífico y sosegado. Irónicamente esa paz me resulta perturbadora. El sargento es el que menos habla durante la cena y no deja que nuestras miradas se crucen ni una sola vez. Al acabar de comer, Neldrey le pide a su hermano que entone una canción. Éste no se hace de rogar. Lo único que me hace olvidar el dolor de perder a mi hermano y a mí misma en una cruzada casi suicida es la voz angelical de Flair. Es simplemente maravilloso.
Cuando acaba, dice que se va a dormir, que está agotado.
-Lyx, quiero hablar contigo a solas.- Me sorprende oír la voz de Ishtral dirigiéndose a mí. No lo había hecho durante horas.
-De acuerdo.- digo dócilmente.
Jake hace el amago de ir tras nosotros mientras nos ve alejarnos en silencio pero el cuerpo de Neldrey se lo impide.
-Ah no, tú eres mío. Si te vas tras ella me pondré celosa. Vamos a hablar también tú y yo... A solas.- las dos últimas palabras son un simple susurro en la noche mientras su vestido se desliza hasta sus pies dejando a la vista de Jake su cuerpo joven y perfecto.
Ishtral, frente a mí, se para en seco, se gira y aprisiona mi muñeca derecha bajándome la blusa hasta ver las heridas.
-Lo sabía, no se han curado. Es más, diría que han crecido. ¿Vaya arañazo más especial te hiciste al caerte del tejado no?
Sabía que me iba a interrogar sobre eso.
-Ishtral, ya hablamos de eso. No es nada.
-¿Ah no? Pues la Lyx que conocí era ágil y veloz, pero no más rápida que un simple pestañeo. La Lyx que conocí no lanzaba puñales como si de dardos se tratasen... ni caía al suelo presa de un ataque de pánico. ¿Qué te está ocurriendo?- la preocupación se nota en su voz. Tengo ganas de llorar y él lo nota. Suspira y me atrae hacia sí dándome un abrazo.
-Solo quiero saber cómo ayudarte Lyx. No te encierres en ti misma ni finjas ser más fuerte de lo que eres.
Eso me molesta. Odio que crean conocerme tan bien como para juzgarme. Me deshago bruscamente de sus brazos y lo miro con gesto amenazador.
-Mira, “sargento Blood”. Seré todo lo fuerte que necesite ser y ni tú ni nadie tiene derecho a juzgarme. No tengo por qué contarte qué me sucede ni qué me hace comportarme así. Además, precisamente tú, no eres el más indicado para hablar de encerrarse en uno mismo. ¿Tengo que recordarte que ni siquiera eres capaz de dejar que otros, aparte de mí, te llamen “Ishtral”?
-Lyx, baja el cuchillo.
¿Qué? ¿cuándo había cogido el cuchillo? ¿por qué estaba apuntándole con él?
Alzo los ojos llorosos y tras él, veo a una anciana demasiado familiar ya. “Es cuestión de tiempo que lo mates, mi pequeña Lyx”. Eso es lo que la vieja susurra en mi mente. Caigo de rodillas, sin energía y verdaderamente asustada.
¿De verdad sería capaz de matar a Ishtral? Éste se acerca lentamente a mí.
-¡No!, ¡No te acerques! No quiero hacerte daño... por favor.- hace años que no suplico.
-No vas a hacerme daño.
Esa es la única respuesta de Ishtral antes de dejarme llorar como una niña pequeña en su hombro. Cuando me calmo, vuelve a preguntarme qué me está sucediendo. Se lo cuento todo. Así, al menos me aseguro de que si vuelvo a ceder ante la locura, él sabrá qué me pasa y se pondrá a sí mismo y al resto a salvo.
-Entonces, haremos lo que dijo Kitz. Vas a aprender a controlar tus nuevos “poderes”. Quizás así no pierdas el control tan fácilmente.
-¿Cómo?
-Te enseñaré a luchar.
-¿Seguro? Va a ser como darle una antorcha a un pirómano.
Él se rió y simplemente dijo: “confío en ti”.


Capítulo 39

Cuando Ishtral y yo volvemos al claro del bosque en el que estamos acampando por esta noche veo a Neldrey sentada, semidesnuda, sobre el regazo de Jake. No me digas que están... Ishtral se ríe sin apartar la mirada. Sí, es exactamente lo que parece. Jake, sudando, abre un momento los ojos y ve al sargento observando con una expresión un tanto cómica y a mí, azorada, girada para no ver el espectáculo.
-¡Lyx!- Mi amigo se levanta, tirando a Neldrey al suelo.
-Anda, tápate.- Dice Ishtral tendiéndole una chaqueta que estaba en el suelo.
-Jake, no eres malo pero así no se acaba. Tú habrás llegado pero yo no. Eres un egoísta.- Neldrey, como siempre, ajena a cualquier preocupación.
Flair, que estaba durmiendo, se despierta y se acerca; solo se le ocurre silbar y decir: “vaya hermanita, qué eficaz eres”. Parece una reunión de locos. Me alejo de ellos, el ambiente está demasiado cargado. Jake, aún a medio vestir, viene corriendo detrás de mí.
-¡Lyx! ¡Espera! Quiero hablar contigo.
-¿De qué? ¿de tu repentino amor por esa...? ¿cómo decirlo? Ah sí, prostituta Jake, es una prostituta. No creas que te quiere precisamente por tu gran corazón.
-Es gracioso- dice más seriamente.
-¿El qué?
-Siempre me dices que me rinda contigo, que no me quieres y, sin embargo, estás celosa.
-¿Todavía no te ha subido la sangre al cerebro?
-Estoy perfectamente lúcido Lyx. Y si no estás celosa, ¿por qué te molesta con quién me acuesto?
-Porque eres mi mejor amigo y esa chica no es de fiar. No confío en sus motivaciones. Dice que te quiere y te conoció hace dos días, no me hagas reír.
Nadie se enamora tan rápido.
-Bueno, tú te quedaste “prendada” de ese bobo real diez minutos después de conocerlo.
-¿Y ahora por qué metes al sargento Blood? Él no tiene nada que ver en ésto. Estamos hablando de ti y de esa chica.
-Se llama Neldrey. ¿Y sabes, Lyx? Rápido o no, ella ha llegado a sentir algo por mí y lo tiene claro. No como tú. Ya estoy harto de correr tras de ti y nunca alcanzarte. Ella ha sido la que ha hecho que abra los ojos. Ahora es tu turno de aclararte.
-¡Jake, cariño!- de la nada sale Neldrey y se abraza a mi amigo.
-¿Qué haces tú aquí?
-No quiero dejarte solo con ella. Es un poquito inestable. No te lo tomes a mal Lyx, solo me preocupo por mi Jake.
Levanto la cabeza y aunque sonrío con mi boca, mis ojos maldicen a esa chica.
-No te preocupes. Ya te dejo a solas con “tu Jake”.- enfatizo especialmente las dos últimas palabras y, mientras me alejo y vuelvo hacia donde están los demás, oigo a Jake discutir en voz baja con Neldrey. Parece que a mi amigo no le ha sentado muy bien que nos interrumpiera.

Cuando regreso me siento al lado de Ishtral. “¿estás bien?” me pregunta. “Ojalá lo supiera” pienso. No estoy celosa de Neldrey, sé que no siento nada romántico por Jake por mucho que éste se empeñe en que tengo dudas. Es solo que esa chica es muy extraña, no sé describirlo, es como si, en el fondo, supiera que si todas nuestras vidas dependiesen de ella, Neldrey simplemente se iría, sonriendo y saltando como siempre, en la dirección opuesta, dejándonos morir.

Flair se ha quedado dormido como si nada le preocupase. Yo, por mi parte, estoy agotada. Poco a poco, al calor del fuego, me voy quedando dormida apoyada en el hombro de Ishtral mientras la pareja vuelve y se acomoda junto a la fogata. Quedan apenas un par de horas para que salga el sol y tengamos que continuar nuestro camino.

Safe Creative #1510265626161