Soy
mitad esperanza, mitad agonía.
Medio perdida, más bien a medio encontrar.
Respiro entre el exceso de oxígeno y la ausencia de inspiración.
A medias entre el insomnio y los susurros de Morfeo.
Esposada de pies y manos a un barco que se hunde intentando salir a flote, intentando no llenarse los pulmones de sal.
Vivo a medias, sin acabar nunca la sonata de Piano, sin llegar nunca al final de la novela.
Medio perdida, más bien a medio encontrar.
Respiro entre el exceso de oxígeno y la ausencia de inspiración.
A medias entre el insomnio y los susurros de Morfeo.
Esposada de pies y manos a un barco que se hunde intentando salir a flote, intentando no llenarse los pulmones de sal.
Vivo a medias, sin acabar nunca la sonata de Piano, sin llegar nunca al final de la novela.
Angustiada
por no saber el desenlace, perdida entre mosaicos de palabras que encajan
demasiado bien como para ser reales.
Beso a medias, porque nunca encuentro el punto justo entre enamorarme o fingir que juego al amor.
Bebo en una copa medio llena de vino blanco, medio llena de lágrimas.
Lloro a medias, en un camino olvidado entre la sangre derramada y las mentiras que astillan el corazón, y una cama grande como el universo,
Beso a medias, porque nunca encuentro el punto justo entre enamorarme o fingir que juego al amor.
Bebo en una copa medio llena de vino blanco, medio llena de lágrimas.
Lloro a medias, en un camino olvidado entre la sangre derramada y las mentiras que astillan el corazón, y una cama grande como el universo,
y
vacía y fría y solitaria.
Como
un iceberg surcando las aguas,
como
un barco perdido que choca,
como
un océano cruel que devora los despojos.
Y
ahora, escribo a medias, indecisa entre acabar el poema, o arder
entre sus versos.
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