Adiós.
Desapareces. Te pierdes.
Hola. Vuelves. Permaneces.
Idas y venidas sin sentido.
Episodios cíclicos de amor, de odio, de indiferencia.
El reloj maltrata mis oídos viejos y el tiempo araña mi piel.
Mis ojos se apergaminan en eterna espera.
Adiós. Desapareces. Te pierdes.
Y yo sigo aquí.
Sentada en el sillón color vino... ¿o era blanco y fuiste tú quién lo manchó? Ya ni lo recuerdo. Y aún así te espero, postrada en el sillón de olvidado color.
Hola. Vuelves. Permaneces.
Y abro la puerta volviendo a mi juventud. El sol brilla en el cielo. Los pájaros cantan y mis labios florecen como capullos de rosa... ¿O eran ortigas fingiendo ser otra flor? Ya no tengo nada claro. Aún así aquí sigo, pintando las ortigas de un patético rosa.
Ahora las arenas movedizas petrifican mis agotadas piernas... pero te prometo, juro, perjuro, aseguro y afirmo que cuando llegue al fondo del abismo no tendré nada que perder.
Hola. Vuelves. Permaneces.
Idas y venidas sin sentido.
Episodios cíclicos de amor, de odio, de indiferencia.
El reloj maltrata mis oídos viejos y el tiempo araña mi piel.
Mis ojos se apergaminan en eterna espera.
Adiós. Desapareces. Te pierdes.
Y yo sigo aquí.
Sentada en el sillón color vino... ¿o era blanco y fuiste tú quién lo manchó? Ya ni lo recuerdo. Y aún así te espero, postrada en el sillón de olvidado color.
Hola. Vuelves. Permaneces.
Y abro la puerta volviendo a mi juventud. El sol brilla en el cielo. Los pájaros cantan y mis labios florecen como capullos de rosa... ¿O eran ortigas fingiendo ser otra flor? Ya no tengo nada claro. Aún así aquí sigo, pintando las ortigas de un patético rosa.
Ahora las arenas movedizas petrifican mis agotadas piernas... pero te prometo, juro, perjuro, aseguro y afirmo que cuando llegue al fondo del abismo no tendré nada que perder.
Ese
día, que temo y ansío,
ése
día será nuestro fin
y
mi principio.
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