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jueves, 8 de septiembre de 2016

Capítulos 102, 103, 104 y 105

Capítulo 102

Mientras Lyx negocia con la araña. Ishtral, Neldrey y Jake.

Se encuentran en una sala subterránea llena de aparatos de tortura antiguos, prohibidos y, aún así, utilizados por el Rey.
El sargento Blood fue el que opuso más resistencia por lo que fue el primero en ser golpeado y maltratado. Ahora está encadenado a una pared mohosa, semiinconsciente y sangrando por mil lugares. Las heridas abiertas no se cierran ni cesan de escocer, pues los soldados aplican sobre ellas una especie de sal que corroe la carne de alrededor. No obstante, pese al dolor inhumano, él no grita. Únicamente los mira con desprecio.
-¡No me toques!- grita Neldrey.
-Eres una traidora, has de pagar el precio.- dice uno de los oficiales.
-No te atrevas a golpearla...- la voz de Jake se alza cansada.
-¿Quién ha dicho nada de golpearla? Sería una pena estropear un rostro tan bonito. ¡desnudadla!
-¡NO! ¡Déjame asqueroso!
-¿Pero qué ven mis ojos? ¡Una puta con escrúpulos!
-Tú... te mataré si le haces algo.
-Oh, de acuerdo, entonces primero me ocuparé de ti. No te preocupes, no te mataré, quiero que veas como todos nosotros nos divertimos con tu querida amiga.
-¡Jake!
Lo encadenan a una columna de piedra y, con diabólico placer, comienza a fustigarlo con un látigo cubierto de espinas. Jake se traga los gritos de dolor. Ishtral no puede apenas respirar y Neldrey solloza mientras manos rudas y lascivas le arrancan la ropa.

Mientras Lyx negocia con la araña. Flair y Rothian.

-Drake, suelta a la Princesa. Ya no la necesitáis.
-Flair, ruega por tu propia vida. Yo no te he pedido nada.- dice Rothian, saboreando el veneno de sus palabras.
-Qué irónico. Te ordenan traer a la Princesa, te enamoras de ella y aún así la entregas a sus verdugos. Luego ni siquiera es útil, te traicionamos y tienes que ver como tu querida princesita muere odiándote. -El príncipe Drake ríe cruel.
-Eres estúpido. ¿Crees acaso que cualquiera de tus palabras nos afectan? Eres poco más que un niñato mimado y enclenque que ni siquiera sería capaz de usar su espada. Eres tan patético que me dan ganas de llorar.
Rothian, a pesar de guardarle rencor a Flair, odia cómo las palabras del príncipe lo están dañando así que comienza a insultarlo para llamar su atención.
-Vaya, el monstruo descarnado antes conocido como Princesa Rothian ha hablado. ¡Sí que soy capaz de manejar mi espada! En cambio tú, sin quitarte la máscara estás totalmente indefensa.
-Cierto. Es divertido lo valiente que eres ante una mujer que no puede defenderse. De verdad, me abruma tu poder. Ah, no, espera, son solo náuseas.
-Maldita zorra ya me he cansado de tu palabrería- dice mientras comienza a hacer pequeños arañazos con su espada en los tobillos de la chica-. Voy a ir subiendo hacia arriba y los cortes serán cada vez más profundos hasta llegar a tu cuello. ¿Querrás seguir hablando cuando te arranque la cabeza?
La joven se muerde la lengua para no gritar mientras escucha a Flair chillarle a Drake.
-¡Quieres vengarte de mí, Drake! ¡Aquí estoy! ¡Deja de torturarla!
-Te equivocas, querido amigo. Matarla a ella es acabar contigo.

Capítulo 103

Mientras tanto, en Arala

La Reina de Arala llega a su país, seguida por el dócil Shadow. En pocos minutos, todos sus consejeros se reúnen en los aposentos de Su Majestad.
-La guerra ha comenzado. Sé que el Rey de Pryon tiene presa a mi hija. He de salvarla.
-Majestad, con todos mis respetos pues soy su fiel servidor- dice un anciano cuyos bigotes verdes con canas le llegan por las pantorrillas-. No puede dejarse llevar por sus emociones. Obviamente, todos queremos salvar a la princesa Rothian, pero, ¿es una sola chica motivo suficiente para comenzar una guerra en la que morirán cientos de inocentes?
-Ya he reflexionado sobre eso. Puede que parezca un motivo personal, pero sé que antes o después esa guerra tendrá lugar pues Pryon busca un conflicto con Arala. Por ello, si estamos destinados a luchar, mejor ahora, que tengo posibilidades de salvar a mi hija y no esperar a recibir el cadáver de Rothian.
-Majestad- ahora habla una mujer de mediana edad sumamente fea con unas ojeras que parecen tatuadas-. Digamos que declaramos la guerra. ¿Cuál sería la estrategia a seguir? ¿Sabe usted algún punto débil del enemigo o su plan de ataque?
-Yo... La verdad es que no.
-Quizá cuando queramos atacar ya será demasiado tarde para la Princesa, en ese caso, ¿no es mejor pensar con calma?
-Menudos hipócritas- reprende a los anteriores consejeros un hombre de unos treinta años, atractivo, aunque con una voz demasiado aguda que no concuerda con su enorme cuerpo-. Os llamáis a vosotros mismos “fieles servidores” o “humildes súbditos” pero cuando vuestras vidas podrían verse en peligro, ya no seguís tan ciegamente a vuestra Reina. ¿Acaso no os importa la vida de la Princesa?
-Por supuesto que nos importa, pero una guerra traería muchas más muertes.-contesta el anciano del inmenso mostacho.
-Estamos aquí porque Su Majestad valora nuestra opinión y, aunque ésto vaya a sonar duro, ¿Por qué la vida de Rothian, por muy princesa que sea, vale más que la de el resto de aralios?- añade la mujer.
-No vale más.- dice la Reina lacónica.
-Pero, majestad, es su hija...
-¿Crees que no lo sé? Dioses, quizá ellos tengan razón. Si solo supiera la estrategia de Pryon podría organizar un ataque en el que las bajas se redujeran al mínimo.
-Manipulación.
La voz es la de Shadow, que gira a gatas alrededor de una de las patas de la mesa, con la mirada fija en el suelo.
-¿Qué?-quiere saber la Reina.
-Majestad, cuando Shadow estaba siguiendo sus órdenes, antes de ser siervo de la ama Rothian, tuve que hablar con algunos pryoranos. Todos tenían miedo. Y tartamudeaban unas veces. Y les temblaban las manos otras veces. Shadow les decía algo sobre el Rey y ellos corrían lejos de Shadow.
-¿Quieres decir que...?-dice la mujer de las ojeras.
-Shadow cree que si su Rey los aterra, ellos harán lo que su Rey les diga. Porque Shadow tiene miedo de ama Rothian y yo haría cualquier cosa que ella me dijera porque así ella no me castigaría, ni me haría daño. Porque Shadow bueno, Shadow fiel.
-Dioses... ese demonio quiere usar a su pueblo como escudo humano. Quiere enviarlos a una muerte segura para reservar a su ejército y así asegurarse la victoria...- deduce el anciano.
-Creo que la guerra comienza a ser un mal necesario.- dice el hombre.
-Shadow, gracias.- la voz de la Reina tiembla un poco.
-Shadow bueno, Shadow fiel.

Capítulo 104

Cuando la Reina acaba de hablar con sus consejeros

La Reina, tras haber hablado con los generales de su ejército, sale al enorme balcón que reta a la gravedad en la fachada de su hermoso Palacio.
Los ciudadanos, solemnes pues presienten que algo horrible está a punto de pasar, clavan sus ojos en la delgada pero imponente figura de su monarca.
-¡Aralios! Yo, como vuestra Reina, he de hablaros con franqueza. Una guerra va a comenzar. El enemigo, Pryon, ha secuestrado a la princesa y a otros jóvenes de nuestra preciada nación.
Un murmullo se extiende como la pólvora. Todas las bocas se abren liberando expresiones de miedo, desconcierto, venganza, ira, orgullo. Como el rugir de la marea, esas palabras van aumentando su volumen hasta que un estado similar a la locura generalizada se apodera del pequeño país formado por una sola ciudad.
-¡Aralios!
La Reina, imprimiendo en su voz un deje autoritario que asombra, acalla a su pueblo.
-Sé que tenéis miedo- continúa-. Sé que no sabéis por qué una guerra que podría acabar con muchas vidas en ambos bandos ha de librarse. Sé que la inseguridad y la confusión reinan en vosotros. Solo puedo deciros que me he visto obligada a llegar a esta situación. Asesinos de Pryon se han infiltrado en Arala y fueron los causantes del incidente durante el desfile en el cual un niño inocente perdió la vida por salvar la mía. La venganza nunca es el camino adecuado pero simplemente no puedo aguantar más ver cómo ese país intenta pisotear a mi gente. Además, como madre, mi corazón llora por el destino que le espera a mi pequeña allá abajo si no la salvo. Quizá pido demasiado y comprenderé que os neguéis, pero, desde el fondo de mi ser, os ruego que os unáis a mí. Que os alcéis contra el enemigo a mi lado para salvar a los nuestros, para defender el orgullo de Arala y para demostrar que nadie podrá vencer a un pueblo que lucha hombro con hombro. Ahora, mis queridos aralios, os suplico que no dejéis que el miedo os venza. Juntos eliminaremos cualquier amenaza. ¿¡Quién está conmigo!? ¿¡Quién va a acompañarme a luchar por nuestros hogares y familias?!
El eco de las últimas palabras de la Reina se va disipando en el aire. Una tensión eléctrica vibra en el ambiente. Todos asustados de abrir la boca miran hacia ningún punto en concreto, mareados por el discurso de su líder.
-¡Por la Reina! ¡Por nosotros! ¡Por Arala!
La voz de una niña revienta en el sol de mediodía. Todos giran sus cabezas hacia el tejado del que ha salido la voz. Allí hay una niña pequeña y sucia. De ojos enormes y cuerpo enclenque, que alza el puño hacia el cielo.
-¡Por la Reina! ¡Por nosotros! ¡Por Arala!
En todos los tejados hay niños de edades dispares con sus puños clamando venganza y orgullo. Con fuego en sus miradas y valor en sus palabras.
-¡Por la Reina! ¡Por nosotros! ¡Por Arala!
Todos los ciudadanos allí congregados elevan sus puños. Uniéndose al grito de guerra de aquellos jóvenes huérfanos. Entonces, Su Majestad une su brazo al sentimiento popular. La guerra comenzará y ellos ganarán. Nadie jamás podrá vencer a sus valientes conciudadanos.
-¡POR ARALA!
La voz de toda una nación estalla y suena invencible.

Capítulo 105

En Pryon. Ishtral, Jake y Neldrey.

El sargento se remueve débilmente e intenta luchar contra el dolor que serpentea a lo largo de su cuerpo. No es capaz de moverse, solo puede observar y escuchar, pero no ayudar. Durante unos instantes había perdido la conciencia y los guardias habían centrado su atención en los otros dos presos.
Ahora uno golpea a Jake que gruñe y escupe saliva ensangrentada. Sus gritos no son de dolor, sino insultos y maldiciones inconexas hacia sus torturadores. A veces la voz le falla y sus pulmones se quedan sin aire dándole un toque patético a su ajada figura que no deja de luchar.
En otro rincón de su cárcel, un guardia rubicundo, fortachón y con una cicatriz que le atraviesa el ojo izquierdo limitando su visión le está dando una paliza a Neldrey, que patalea y chilla. El soldado araña las ropas de la joven, dejando su cuerpo desnudo en contacto con la roca fría y húmeda. Otro hombre la agarra de los hombros inmovilizándola mientras el primero le abre las piernas. Ella grita y llora y escupe y pelea. En vano. La está violando y él ni siquiera puede moverse. Una arcada asciende por su esófago y lo hace moverse bruscamente de manera involuntaria provocándose un inmenso dolor.
-¡Sigues vivo! ¿¡Cuántas palizas tengo que darte para que mueras, asqueroso aralio?!
Y una lluvia de golpes empiezan a llegarle por todos lados. No obstante, su cuerpo ya ni los siente. Ya no le importan. Ahora su mente solo piensa en una forma de salvar a todos. A Jake. A Neldrey. A Rothian. A Lyx...
No puedo morir” se dice a sí mismo para darse ánimos y no dejar que ese ingente número de hematomas, cortes, quemaduras y latigazos se lleven su último aliento.

Rothian y Flair

Las piernas de la chica están llenas de decenas de pequeños cortes poco profundos que no serían especialmente dolorosos si Drake no metiera las yemas de sus dedos en ellos, agrandándolos. La expresión de Rothian, bajo su máscara muestra un sufrimiento que no expresa con palabras. Solo el temblor de sus piernas y el sudor demuestran su estado. La risa sardónica del Príncipe taladra sus oídos y se imagina a sí misma clavándole una espada en la garganta y oyendo como se ahoga de manera que esa maldita risita se convierta en un gorjeo agónico.
-Vaya... Me impresionas Princesa... Eres terriblemente aburrida. ¿No vas a gritar ni un poquito? Bien, entonces...
Drake hace un corte más profundo en la parte externa del muslo izquierdo de la chica y, seguidamente, asesta un terrible puñetazo en ese mismo punto, restregando su mano sudada y sucia por la reciente herida. Rothian libera un chillido irreprimible.
-¿Ves? Sabía que eras capaz de gritar.
-Drake maldita sea, déjala.
-Tranquilo Flair. En cuanto acabe con ella frente a ti te mataré. No seas tan impaciente.
Flair libera un atroz gemido lleno de frustración. Es entonces cuando recuerda el día en el que venció a Drake usando una espada de madera.
-Sabía que eras despreciable y rencoroso, pero no que eras además un sádico.
-¿Cómo dices?
-Todavía sigues furioso por cómo te vencí cuando éramos niños. Eres un estúpido perdedor.
Rápido como el rayo, la espada manchada con la sangre de la princesa está apuntando al cuello de Flair.
Creo que he dicho las palabras idóneas” piensa.
-Además de patético y perdedor, debí añadir “valiente”. Estás maltratando a una mujer y apuntando a un hombre indefenso. Supongo que estás demasiado asustado de mí. Tienes miedo de que en un duelo justo volviera a vencerte. Sigues siendo tan previsible como de pequeño.
-Flair, no sigas por ese camino. Puedo hacer que me supliques acabar contigo.
-Lo dudo. Solo eres un cobarde. No suplico ante gusanos que se cagan de miedo en los pantalones.
-¡Ya no somos niños! ¡Padre me ha tenido años entrenando mientras tú y tu hermana dejábais un rastro de mierda tras vosotros! ¡Jamás me podrás vencer de nuevo, Flair Maldow! ¡JAMÁS!
La voz del príncipe había ido subiendo de tono hasta no ser más que un chillido agudo muy poco varonil.
-Mejor rétame cuando tengas voz de hombre, niñato.
-¡TE MATARÉ BASTARDO ASQUEROSO!
Drake, hecho una fiera, alza la espada y asesta varios golpes acompañados por un grito ronco de Rothian.

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3 comentarios:

  1. Me hace gracia el ''negociando con la araña'' es en plan, te poseo, mato a tus amigos y me quedo con tu cuerpo para siempre, es mi última oferta y me estoy arriesgando.
    Por el resto genial.

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