Etiquetas

martes, 20 de septiembre de 2016

Capítulos 110, 111, 112 y 113

Capítulo 110

El fuego me corroe. Me siento tan poderosa como loca. Sé que no puedo controlar mi cuerpo y me adormezco. Ahora, mi otro yo es la reina de mi alma y sé que no podré volver a ser yo misma pero ojalá, cuando todo ésto acabe, halle alguna forma de revivir mi conciencia.
-Deja de pensar, querida. Ya eres mía. Ahora déjame sacarnos de este cubito de hielo.- La voz de la anciana surca mi cansada mente. Asiento y cierro los ojos .
Tal y como pasó cuando la araña evitó que bebiera el veneno, lo veo todo a través de sus ojos, como si fueran una ventana. La única diferencia es que en ese momento, yo me revolvía y luchaba por recuperar el control, limitando así el poder del arácnido. Ahora no opongo resistencia.
Las yemas de los dedos relampaguean y exhalo un largo suspiro bañado en cenizas. Una espesa nube de humo me va envolviendo poco a poco, calentando mis músculos. Los ojos, de un naranja vivo, se fijan en mis muñecas presas y veo como el metal de los grilletes comienza a fundirse muy lentamente sobre mi piel. No me quema, al contrario, resulta sumamente placentero. Al cabo de unos minutos, el acero que me apresaba no es más que un charquito en el suelo. La humareda me sigue rodeando todo mi cuerpo y toco una de las paredes. La forma de mi mano queda tatuada en el hielo y, como una avalancha, el agua congelada se va evaporando desde ese punto hasta consumirlo todo. Ahora mi celda parece una sauna asfixiante y yo me siento llena de vida.
Unas explosiones hacen temblar el suelo; ni siquiera les presto atención. “Lo único que he de hacer es asesinar al Arquero y salvar a los estúpidos aralios y a los hermanos que me han acompañado. Una tarea tediosa pero, qué menos que hacerle ese favor a Lyx antes de consumirla por completo” piensa el arácnido sin que ello haga que me resista a su posesión. Entonces, como invocado por mis deseos, la puerta se abre de manera que todo el vapor escapa dejando envuelto en un leve halo de humedad al Arquero.
-¿Cómo has podido soltarte?
-Oh querido- dice con voz melosa “la otra Lyx”-. Qué poco imaginativo, los hombres como tú no me atraen en absoluto.
-Debo acabar contigo. Órdenes de Su Alteza.
-Y yo debo matarte a ti. Órdenes de Lyx.
-¿De qué hablas?
-Una larga historia. ¿Empezamos ya o...?
El Arquero cruza la estancia como una exhalación y propina un fortísimo puñetazo en mi mandíbula, que libera un crujido.
-¡Oye! Eso me ha dolido. ¿Tu madre no te enseñó a tratar bien a las mujeres?
Antes de que diga nada más, mi adversario me patea el costado, donde antes me había herido con una de sus flechas.
-Vale, se acabó. Necesito este cuerpo intacto.- dice, con mis labios, el arácnido.
Chasqueo los dedos y una pequeña corriente eléctrica me atraviesa. Los vuelvo a chasquear y de ellos salen unas llamas que parecen tener vida propia.
El Arquero abre mucho los ojos y saca su arco, imagino que pensó que podría matarme a golpes. Me subestimó y ahora pagará por ello. Pagará por haber matado a Pete. Junto las palmas de las manos y uno las flamas. Una especie de látigo muy largo y que se mueve solo aparece. Una flecha sale disparada directa a mi corazón pero sencillamente queda calcinada al acercarse a mi cuerpo. Ni siquiera me roza. Envuelvo con el látigo el cuerpo de mi enemigo y visualizo su sangre hirviendo. Lanza un alarido de dolor que, a mis oídos, es tan placentero como la hermosa voz de Flair. Centro una mirada carente de humanidad en él y digo, en voz baja y grave.
-Adivina, adivinanza, querido... Si el 65% del cuerpo humano es agua, ¿qué le pasará si empiezo a hervir muy poco a poco ese agua?
Entorno un poco los ojos y sonrío cruel. Comienzo a elevar su temperatura corporal causándole un dolor inhumano. Supongo que ese Arquero nunca tuvo posibilidad alguna de vencerme desde el principio.

Capítulo 111

Mientras Lyx lucha contra el Arquero, el resto.

Neldrey se ha puesto la ropa del guardia al que Nash disparó. Ha dejado de llorar, porque no es momento de lamentarse, y ahora ayuda a caminar a Ishtral. Aunque apaleado y malherido, se encuentra mejor que Jake, quien está siendo transportado en la espalda de Nash. No tiene fuerzas para moverse, aunque, al menos, está consciente.
-¡Nash!- dice una vocecita conocida.
-Kitz, al fin, salgamos de aquí.
Se han reencontrado todos. Bueno, casi todos.
-Os... ¿Os conocéis?- pregunta débilmente Ishtral.
-Básicamente decidí venir a ayudaros y los bastardos me llevaron a su campamento. Dije el motivo de mi viaje y Nash quiso acompañarme.
-Pero... ¿cómo conseguisteis... atravesar esa enorme montaña en... en tan poco tiempo?-continúa el sargento.
-Soy muy rápido- contesta lacónico Kitz-. Más importante, ¿cómo estáis? ¿Qué os han hecho?
-Supongo que hemos estado mejor...- dice Neldrey-. ¿Dónde...? ¿Dónde están Lyx y Flair?
Rothian baja la cabeza y se clava las uñas por lo que es Kitz quien contesta.
-Lyx no estaba con ellos y Flair...- rehuye la mirada preocupada de la joven y suspira.
-No... No puede ser... ¿mientes verdad? ¡ROTHIAN DIME QUE MIENTE!
-Lo siento Neldrey...
Ésta se seca una lágrima y pregunta qué le pasó.
-Luchó contra el príncipe Drake y lo mató, pero resultó gravemente herido en la cabeza. Perdió mucha sangre y... Lo siento, era una herida muy grave. Murió poco después.-Kitz es el que ha hablado y Rothian se muerde los labios pensando que sí, que eso era cierto, pero que si Flair no la hubiera besado quitándole el encantamiento, quizá podría haber sobrevivido. No obstante, no es capaz de admitir eso delante de la joven. Nadie sabrá que está curada porque, de ahora en adelante, jamás se quitará la máscara; jamás.
-Buscaré a Lyx.
Ishtral se ha erguido y ya no se apoya en Neldrey para andar. Al menos, ha recuperado algunas de sus fuerzas.
-Blood, apenas puedes caminar...- responde Kitz.
-¿Has oído las explosiones? Lo más seguro es que la batalla haya comenzado. Kitz, tú y Rothian deberíais ir a por el Rey. Entre la fuerza y velocidad que posees y los poderes de la princesa no creo que tengáis muchos problemas. Jake apenas puede moverse y Neldrey sigue muy débil. Nash debería sacarlos de aquí. Solo quedo yo, que ya estoy mejor. Además, necesito encontrarla...
-Hagamos... lo que... dice... el Bobo Real.
-Jake cariño, ¿estás bien?-dice angustiada Neldrey.
-Él tiene razón. Co... Confiemos en él... -le cuesta un poco hablar pero parece que empieza a recuperarse un poco-. Blood. Salva... a Lyx. Por favor.
Ishtral asiente y se separan.

Capítulo 112

Observo cómo el Arquero se retuerce entre las llamas de mi látigo. Arde su cuerpo y su alma. Delicioso.
-¿Qué sucede, cariño? ¿Ya no tienes ganas de usar una de tus flechas?
Una risa estridente y afilada como una daga resuena en mi garganta cuando mi oponente grita a pleno pulmón dejando un pequeño reguero de saliva pegajosa en sus ropas medio calcinadas.
-Qué asco, deberías aprender a morir con más elegancia.
Crispo los dedos y una especie de ola llameante corre por la superficie del arma, rugiendo como una bestia hambrienta.
-¡LYX PARA!
La voz de Ishtral me distrae y hace que el látigo se deshaga en una nube de humo. El Arquero cae semiinconsciente al suelo, luchando por introducir algo de oxígeno viciado en sus pulmones maltrechos.
-Oh, vaya. Cariño, ¿no te han enseñado a llamar a la puerta?
-Devuélveme a Lyx.
-Mmmm que tono tan varonil, quizá me equivoqué de presa al consumir a esta niña.
-Te lo digo por última vez, vieja. Devuélvele el control a Lyx y sal de su cuerpo.
-Podría, pero he de negarme. Fue ella quien se me ofreció voluntariamente, ¿quién soy yo para ir en contra de sus deseos?
-¿Se... se sacrificó?
-Verás cielito, la palabra sacrificio es muy fea. Simplemente hicimos un trato. Yo mataba a ese Arquero, os salvaba y su cuerpo sería mío. Fácil y sencillo. ¿Me dejas acabar lo que he empezado con ése?- digo señalando con la barbilla al Arquero que tiembla y se arrastra por el suelo abrazando la zona de su cuerpo quemada por el látigo.
Con un mohín un poco infantil hago que el humo se arremoline alrededor del cuerpo del Arquero y en mis manos empieza a materializarse lentamente un puñal de llamas.
-En un momento estoy contigo, sargento, o... espera. Creo que tú y yo estamos enamorados, mejor te llamo... ¿Ishtral?
-No te atrevas a llamarme así. Solo se lo permito a Lyx.
-Te olvidas de que ahora yo soy Lyx.
Parece que ese comentario le afecta porque saca la daga con la empuñadura de oro y corre hacia mí. Rápida y sin ningún tipo de esfuerzo esquivo sus golpes. Asesto dos rodillazos consecutivos en su abdomen y, cuando se dobla de dolor, le propino un codazo en la espalda. No está peleando en serio pero no sé si es por el hecho de que no quiere dañar mi cuerpo o porque está bastante herido. “Bueno, es su problema” pienso.
-Vuelve a interferir y acabo contigo, “amor mío”.
Le doy la espalda y unas lenguas de fuego aplastan al Arquero contra la pared mientras, con la mano derecha, empuño el puñal que voy a clavarle en el corazón.
-¿Unas últimas palabras?
-Demonio.- ante ésto inclino la cabeza un poco y pestañeo varias veces.
-Vaya últimas palabras más inútiles, eso ya lo sabía. Adiós querido.- digo con un tono cantarín y alegre que contrasta con la atmósfera imperante. Alzo el brazo y algo desgarra mi hombro haciendo que gruña.
Ishtral me ha disparado. Me toco la zona herida con el dedo índice y lamo la sangre. Me giro hacia el sargento y sonrío. Chasqueo los dedos y, mientras me acerco a él, el cuerpo del Arquero comienza a arder causándole un enorme dolor.
-¡NOOO!
-Oh, pobre, pobre hombre. Si no me hubieras detenido, él hubiera muerto de una forma menos dolorosa. Eres muy cruel, cielito, ¿lo sabías?
-Reacciona Lyx. Tú no eres así. No eres una asesina.
-Bueno, en eso tienes razón. En cuanto te mate a ti dejaré de hacerlo. Lo prometo. Todo sea por nuestro amor.

Capítulo 113

Nash, Jake y Neldrey

-¡Rápido, por aquí!- dice Nash guiando a la chica por un sinfín de pasillos idénticos.
-¿Cómo consigues orientarte?
-Mi madre trabajaba en este castillo. Me crié aquí. Luego Su Alteza la asesinó y yo me exilié. Fin del cuento.
-Lo siento. Mi hermano y yo también somos bastardos... bueno, ahora solo quedo yo...
-Neldrey...-la voz de Jake empieza a sonar un poco más enérgica, pero aún está muy grave.
-Mirad, ahí está la salida. Huyamos de este infierno. Seguro que Kitz y Rothian llegan hasta el Rey y Blood salva a la aralia testaruda.- asegura Nash.
Están agotados pero no frenan su carrera hacia la salvación, hacia una incierta esperanza. Si la princesa no consigue acabar con el Rey, todas las muertes y sacrificios habrán sido en vano, y eso escuece más que cualquier herida.
Salen por la parte de atrás del Castillo. No hay ni un guardia. Lo más seguro es que todos estén dentro de Palacio para custodiar al Rey y ayudarlo a escapar de algún modo. Escapan por la muralla, derruida por la explosión en cadena de los almacenes de armas y se pierden entre el polvo, los escombros y los cuerpos.

Rothian y Kitz

-¿Sabes hacia dónde vamos?- pregunta la chica.
-No, pero lo que es seguro es que debemos subir, las estancias del Rey están en lo más alto del castillo. Rothian, no te separes de mí. Ya no tienes tus poderes y...
-Y tú me enseñaste a pelear, no solo a depender de mis poderes. Estaré bien. Ya no soy ninguna niña asustada. Además, Flair quiere... quería que viviese y no voy a decepcionarlo.
El hombrecillo asiente y siguen corriendo, subiendo decenas de escalones laberínticos que parecen extenderse hacia el centro del universo. Un ascenso sin final.
Al cabo de unos minutos que parecen horas, llegan al final de la escalera y se adentran en un oscuro pasillo.
-Debemos conseguirlo Kitz.
-Sí, Princesa, cuando acabemos, este reino podrá... ¡CUIDADO!
De las paredes, han salido unos veinte soldados de Pryon. Les tiemblan las manos en las que sostienen las lanzas; no hay nada más peligroso que unos hombres aterrorizados luchando por sobrevivir. Una de sus armas está bañada en sangre. Rothian se mira pero ella no tiene ni un rasguño. Un suspiro de dolor le hace girar la cabeza hacia Kitz. Su estómago. Le han clavado una lanza en el estómago. Por protegerla. Ha sido su escudo humano.
-¡Kitz! ¡¿Estás bien?!
-Sí... es... no es demasiado profunda pero... estoy perdiendo mucha sangre... debemos salir de aquí, princesa.
-No... no... os dejaremos acercaros a Su Alteza...- dice un guardia, aún imberbe, con voz trémula.
-¡Estúpido chaval! ¡¿vas a arriesgar tu vida por un monarca déspota que os usa como herramientas?!
Parecen dudar un poco pero otro soldado más gordo y mayor grita con voz ronca que juraron lealtad a Su Alteza y que pelearán hasta la muerte. Kitz apenas puede respirar por la enorme hemorragia, Rothian ha perdido su mayor poder y está sola ante esa avalancha de letales marionetas del Rey.

Safe Creative #1510265626161

No hay comentarios:

Publicar un comentario